Las Fábulas Originales de Concepción Arenal El género de la fábula
cuandosepasdemiApuntes3 de Abril de 2017
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LAS FÁBULAS
- El género de la fábula
La fábula es una composición literaria breve, generalmente en prosa o en verso, en la que los personajes principales son animales o cosas inanimadas que presentan características humanas. La fábula tiene una intención didáctica de carácter ético y universal[ ]que siempre aparece en la parte final de esta misma, proporciona una enseñanza o aprendizaje, que puede ser útil o moral y es conocida generalmente como moraleja.
Como género literario posee un carácter mixto narrativo y didáctico, puesto que, generalmente, en las fábulas existe un narrador que relata los hechos acontecidos en tercera persona, así como en un orden cronológico. Además, relata lo que les sucede a los personajes principales en un tiempo y lugar indeterminados. En cuanto a su estructura, las fábulas, en su mayoría, comienzan con la presentación de una situación inicial en la cual se plantea una problemática moral que puede tener solución o no. Finalmente, ésta termina con una enseñanza o moraleja que puede ser útil para el lector.
Los personajes suelen ser animales u objetos inanimados dotados con características humanas (vicios, defectos y cualidades); tales por ejemplo la codicia, avaricia y envidia. Estos suelen estar envueltos en situaciones problemáticas que deberán resolver. Generalmente los temas que se abordan en las fábulas son vicios humanos como la arrogancia, la mentira; ya que detrás de ellas se pueden criticar los comportamientos y actitudes que se van desarrollando dentro de la historia.
La fábula es un género muy antiguo que se remonta a la Antigüedad clásica donde sobresalieron, entre otros, dos autores: el griego Esopo, que escribió entre los siglos VI-V a.C. y el macedonio Fedro, que desarrolló su labor en la Roma del siglo I d.C. Fueron muchos los autores posteriores que los imitaron y que los tomaron como fuente de inspiración de sus escritos, sobre todo en el Renacimiento y, posteriormente, en el Neoclasicismo. El libro del Buen Amor, por ejemplo, después de la Edad Media ese género queda en el olvido. Esto es así, porque cuando comienza el Renacimiento los humanistas miran hacia la tradición como rechazo y consideran la Edad Media como un período de barbarie, oscuro, de incultura y esos humanistas se consideran herederos de la etapa grecolatina.
La antigüedad de la fábula en España se remonta a los siglos XII y XIII, aunque será en el Siglo XVIII, en la época de la Ilustración y del Neoclasicismo, cuando va a florecer este género de la mano de dos escritores, Tomás de Iriarte (1750-1791) y Félix María de Samaniego (1745-1801), muy influenciados ambos por el poeta francés Jean de la Fontaine (1621-1695), que destacó un siglo antes que los españoles en el género de la fábula.
Evidentemente este género se caracteriza por su afán didáctico, dirigido con frecuencia a niños, jóvenes y adolescentes, de ahí el empleo de un lenguaje sencillo (coloquial, se intercalan dichos populares, refranes). Las ilustraciones deben ser útiles y, a la vez, entretenidas. De esta manera se hace presente el tópico literario del prodesse et delectare observado por Horacio en el siglo I a.C. en su Arte poética. Se podría traducir como “enseñar deleitando”; y se conocía como el carácter bivalente que debía tener la obra literaria que estuviera destinada a entretener y, a la vez, enseñar. Este tópico es similar al del “Dulce et utile”.
Por otra parte, rescatan el género de la fábula basándose en los maestros grecolatinos. Se cree en la imitatio basándose en modelos anteriores, pero desconocen por completo la riquísima tradición medieval como El libro del Buen Amor que no se edita hasta finales del siglo XVIII. Samaniego e Iriarte reconocen que se basan en los griegos (Esopo y Fedro).
A partir del siglo XIX, el género de la fábula va a tener mucha vigencia por su innovación, van a ser fábulas originales. Autores como Ramón de Campoamor o en el romanticismo Juan Eugenio Hartzenbursch. Estas fábulas van a utilizarse como lecturas de textos en las escuelas. Es original porque no se basan en modelos anteriores, sus planteamientos son totalmente innovadores.
- La autora: Concepción Arenal
Escritora y activista social española (El Ferrol, 1820 - Vigo, 1893). Sorteando las dificultades que en su época se oponían al acceso de las mujeres a la universidad, estudió en Madrid Derecho, Sociología, Historia, Filosofía e idiomas (teniendo incluso que acudir a clase disfrazada de hombre).
Concepción Arenal fue una mujer con un carácter muy fuerte, como todas las mujeres que defendieron los derechos femeninos. Ella estudió derecho en 1841, en la universidad central de Madrid, recurriendo a una alternativa bastante poco convencional: cursó la carrera vestida de hombre. Además, llegó a ser conocida en toda Europa no tanto como autora de ficción, sino por los innovadores trabajos que publicó sobre las reformas penitenciarias: sobre la situación en las cárceles y en otros establecimientos como asilo, hospitales psiquiátricos, hospicios (donde se recluían a las personas marginales, niños nacidos de manera ilegítima, ancianos, enfermos mentales).
En cuanto a las cárceles, ella sostiene una postura muy innovadora: el delincuente es una víctima de la sociedad, ha llegado a cometer el delito movido por sus circunstancias de miseria y problemas económicos. Por este motivo, muchas personas se ven avocadas al robo y, nuestra autora va a defender que esos delincuentes no son malos. Por tanto, sostiene que la cárcel no tiene que ser un lugar para castigar, sino para reinsertar socialmente al malhechor. Asimismo, fue pionera en la defensa de las mujeres, y va a rebatir esos argumentos absurdos de que la mujer no podía desarrollar una actividad intelectual igual que los hombres.
Concepción Arenal, hija de un militar liberal partidario de Rafael del Riego que se enfrentó al absolutismo de Fernando VII e hizo un pronunciamiento contra el rey el 1 de enero de 1820 en las cabezas de San Juan. Como consecuencia, Riego consiguió el seguimiento de un gran número de militares que doblegaron al rey con el consiguiente juramento de la constitución de 1812; y se instaura en España el trienio liberal. En esa época Riego es considerado un auténtico héroe, se creó un himno que se pondría como oficial de España. Fernando VII no creía en la constitución y consiguió que la santa alianza le envíe los Cien Mil hijos de San Luis que consiguen hacer prisionero a Riego y fue condenado a muerte. Estos ajusticiamientos eran en lugares públicos de las plazas donde la gente, curiosamente, asistía a verlos. El padre de Concepción Arenal fue condenada a la cárcel por apoyar a Riego y, por tanto, Concepción tuvo una educación muy progresista.
La importancia del periodismo en el siglo XIX, ella va a colaborar en presa.
Fue conocido en toda Europa, pionera en la defensa de los derechos de la mujer. Ella le daba mucha importancia a la educación. Las constantes en la vida y obra de Concepción Arenal fueron: en primer lugar, encontramos la importancia que ella le daba a la justicia social: las cuestiones penitenciarias. Ella tuvo un lema que decía “odia al delito, compadece al delincuente”. Eso tuvo tanto éxito que en muchísimas cárceles se encontraba inscrito en la pared ese lema. Concepción va a defender en sus trabajos que, en efecto, el delincuente es una víctima de la sociedad y que las instituciones no tienen que castigar, sino inserta en la sociedad. Para ello, propone dos vías: la educación y el trabajo, conseguir que esas personas puedan desempeñar un trabajo y no tengan que recurrir a la delincuencia. Esta situación de personas que se ven avocadas al delito, había sido tratada ya por autores del siglo XIX como Víctor Hugo en su obra Los miserables (1862), donde nos presenta al joven Jean Valjean que comete un delito para alimentar a sus sobrinos hambrientos y roba pan. En prisión intenta escapar y por cada nuevo intento de fuga se le añaden años de condena. La novela plantea la redención y la reinserción social.
Algunas obras de Concepción Arenal:
-Cartas a los delincuentes.
-Sobre reforma de los establecimientos penitenciarios.
Aparte de estas obras, Concepción Arenal va a ejercer a lo largo de su vida va a ser miembro de una comisión que reforma el código penal y, también fue nombrada visitadora de las prisiones de mujeres como una especie de inspectora de esas prisiones. Además, aunque se centra en este tema de las prisiones, también se centra en otras instituciones sociales como hospicios, asilos y va a denunciar la mala situación y la miseria que se encontraban en esos lugares.
Concepción Arena se va a centrar en la educación y va a creer en la importancia de la educación y en su misión regeneradora. Y, en ese aspecto se va a centrar en sectores que quedaban al margen de la educación y destacaban textos como la instrucción al pueblo o la instrucción del obrero. Aquí es donde vemos esa preocupación que ella tiene. Y, por supuesto, obviamente, Concepción se va a preocupar por la necesidad de extender la educación, se conciencia de las carencias que tenía la mujer en el siglo XIX. Ella es consciente de cómo la mujer recibe una educación muy deficiente y destacan publicaciones suyas como La educación de la mujer, El trabajo de las mujeres. Ella defiende la capacidad de las mujeres para ejercer cualquier profesión: otro libro sería La mujer del porvenir, donde se dedica a rebatir todas esas teorías dominantes acerca del menor volumen del cerebro de la mujer y su incapacidad intelectual. Así, por ejemplo, ella argumentaba que, si la inteligencia estuviese ligada al tamaño del cerebro, en ese caso, implicaría que el elefante sería más inteligente que el ser humano y como, es eso no es así, el tamaño no implica mayor inteligencia. Era un error hacer creer a la mujer que su única misión era la maternidad.
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