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Llamas oscuras


Enviado por   •  24 de Mayo de 2016  •  Síntesis  •  1.349 Palabras (6 Páginas)  •  280 Visitas

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Llamas Oscuras

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Capítulo 1

La vida puede ser un poco aburrida y predecible cuando nos dejamos sumergir en la tortuosa rutina. Levantarse de mal humor por el agudo y taladrante sonido del reloj despertador, estirarte en la cama hacer pereza unos minutos que terminan siendo horas. Te levantas acelerada a ponerte lo primero que encuentras porque ya no tienes tiempo a ducharte. Te lavas la cara, cepillas tus dientes mientras miras tu rostro cansado en el espejo pensando que ni el maquillaje podrá tapar las oscuras ojeras de haber pasado toda la madrugada despierta con el edredón por encima de tu cabeza y la blanca luz del celular en tu cara contestando los mensajes de tus amigos y ese chico de cabello castaño, ojos color café oscuro, tez blanca y una sonrisa que te quita el aliento y te hace suspirar cada vez que centra su atención en ti. 

Sales de tu ensoñación y te das cuenta de que has perdido otros cinco valiosos minutos paralizada frente al espejo sonriendo como idiota y la pasta dental corriendo por tu mentón de forma poco atractiva, lo cual solo te quedan unos minutos para cepillar dolorosamente tu cabello y atarlo en una coleta poner un poco de base y un gloss[1]  al tiempo que oyes el grito agudo de la voz de tu madre llamándote a desayunar desde la cocina y poniéndote a correr por las escaleras con la mochila llena de tareas a medio hacer colgando de un solo hombro. Haces un par de bocados rápidos a los dulces hot cakes con miel de maple mientras extiendes la mano en dirección a tu padre que deposita en ella el dinero para el almuerzo y sales casi huyendo de los reproches de tu madre por no haber terminado el desayuno y coger el autobús escolar. 

La vida puede ser aburrida, llegué a pensar. Hasta que un día me aventuré a ver más allá. A lo que creí que solo en películas existía. Que eran puros cuentos. Pero como decía mi abuela: No sé que existan. Pero que las hay, las hay.

Al llegar al colegio me dirijo al jardín derecho donde solíamos reunirnos con mis amigos en unas mesas  de picnic en las que podías almorzar pero nadie las usaba para eso, solo como punto de reunión. Y allí me esperaban  Sophie Mercer, una chica delgada de largo cabello negro y unos ojos un poco saltones que causaban envidia de un color azul. Thomas solía decir que era la versión castaña de Amanda Seyfried. Sophie se puso de pie y me dijo de la forma más dulce para no ofenderme

-Te ves terrible ¿qué habrás hecho anoche? - me codeó dirigiéndome una mirada de complicidad y me entregó un espejito de mano. Saqué de mi mochila el corrector, era obvio que el maquillaje no había tapado mis oscuras ojeras.

-Solo me perdí frente al teléfono y las horas pasaron volando- dije al tiempo que tomaba el rímel color negro que me ofrecía y me dispuse a ponerlo cuando llegó Thomas y comenzó a reírse de las muecas que hacía con la boca al peinarme las pestañas con el cepillo cargado de maquillaje.

- Aún no puedo entender por qué las mujeres ponen cara de lelas cuando hacen eso. Ni siquiera entiendo por qué lo hacen si con que tengan un buen trasero como el de Katy ya está -soltó y me dio una fuerte nalgada.

-Auu que torpe eres! -tapé el rímel y paso mi mano donde me había golpeado para que se fuera la sensación de picor.

- Lo hacemos porque no todas tenemos la genética de Katrina, hay mujeres que tenemos el trasero huesudo - dijo Sophie enojada y empujó a Thomas.

-Nena tu no necesitas estas cosas tienes dos ojos que con solo parpadear haces que se me pare el corazón - aclaró con tono lascivo y la abrazó con tanta fuerza que creí que no respiraba.

- Thomas a ti se te para el corazón -remarqué la palabra riendo- con solo ver a dos perros haciéndolo en el jardín. -hice un gesto de superioridad alzando la mano y reímos con Soph.

Unos minutos después vi lo que más ansiaba encontrar: Jeremy, el chico que me podía hacer quedar toda la noche en vela respondiendo sus mensajes de whats app, que se acercaba a su grupo de amigos. Me quedé embobada mirando lo perfecto que se veía. ¿Cómo una persona que se pasó hasta las cuatro de la madrugada con la misma luz blanca del celular que derrite la retina como si fuera hielo bajo el sol llegaba tan perfecto y sin un indicio de cansancio? Eso era injusto. 

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