Los poderes inductivos de la mente aparecen todos los días en nuestras actividades cotidianas

Explicación del tema

Los poderes inductivos de la mente aparecen todos los días en nuestras actividades cotidianas.  Si vamos dos veces al mismo restaurante y las dos veces no nos hemos sentido satisfechos, basados en dos experiencias concretas hacemos un gran salto de la mente, la generalización, y entonces decimos que ese restaurante es de baja calidad. Adquirida tal convicción,  seguramente no volveremos a solicitar sus servicios, a menos que las condiciones cambien (una nueva administración, ofertas de comida a precios muy bajos), y estemos dispuestos a entrar al proceso inductivo para corroborar nuestro juicio anterior y posiblemente cambiarlo. 

[pic 1]De igual manera, observamos a un candidato presidencial, analizamos sus discursos, juzgamos su desempeño ante entrevistadores difíciles, lo evaluamos en debates públicos, tenemos una intuición de su personalidad a través de los reportajes que se hacen de su vida privada, y todos esos casos particulares se agrupan en la mente, para finalmente llegar a la conclusión de si se va a votar por tal candidato o no.

Los procesos inductivos recogen manifestaciones particulares: la calidad con la que se preparó un platillo de pollo en el restaurante, la amabilidad del mesero, lo que dijo el candidato acerca de sus planes para el transporte público y la educación, etc. Con esta información particular, la mente se prepara para hacer un juicio general que está sujeto a muchas dudas sobre su veracidad. ¿Es el restaurante en realidad un mal restaurante solo porque su platillo de pollo no fue adecuadamente preparado? Tal vez otros platillos del menú son deliciosos, tal vez el mesero tuvo simplemente un mal día, tal vez estamos tomando una mala decisión al decidir no regresar a tal lugar a comer.

Igual sucede con el hipotético candidato. Lo que hemos visto de él posiblemente sean muestreos inadecuados de su valor político, lo cual aunado a la propaganda de la oposición que trata de sesgar nuestros procesos inductivos con escenas y frases adversas que dañen su imagen, nos lleva a tomar una mala decisión a la hora de votar.

A pesar de tales dilemas, no podemos dejar de pensar inductivamente, ya que los seres humanos han sido tan exitosos en la lucha por la sobrevivencia en el planeta, podemos asegurar que los procesos inductivos trabajan la mayor parte del tiempo correctamente y nos conducen a la verdad. 

Ejemplo

Las matemáticas son por supuesto el ejemplo más transparente y más perfecto para explicar estos procesos inductivos. Si se nos pide predecir el siguiente término de una serie de números -como: 1, 2, 3, ¿?-, no habrá en lo absoluto problema para hacerlo. Cualquiera que haya pasado por el sistema escolar y haya aprendido a contar podrá dar la respuesta. 

Más complicado es predecir cuántos apretones de manos pueden darse en una reunión de 20 personas si todos se saludan con todos. Sabemos que si la reunión es de dos personas solo puede haber un apretón de manos, si hay tres personas habrá tres apretones de manos, si hay cuatro habrá 6. Así tenemos la serie:

¿Qué número le corresponde al vigésimo término?  Para averiguarlo, veamos las actividades del tema. 

Explicación del tema

[pic 2]El pensamiento deductivo es opuesto y también complemento del pensamiento inductivo. Un pensamiento general, una idea global, nos lleva a concluir cosas particulares. Si ya hemos aprendido un concepto, como silla, entonces podemos concluir que cualquier objeto que se nombre como silla tendrá cuatro patas (aunque obviamente hay sorpresas al respecto, pues algunas sillas solo tienen una base que sostiene un asiento sin patas).

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