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Macbeth: Victoria de la ambición


Enviado por   •  16 de Junio de 2020  •  Ensayos  •  1.121 Palabras (5 Páginas)  •  186 Visitas

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Macbeth: Victoria de la Ambición

Universidad de Cuenca

Andrés Cajamarca

La tragedia Macbeth, escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare es una obra que pone en escena la esencia humana a través del conflicto interno que caracteriza al hombre, tal como lo advirtió Harold Bloom en Shakespeare La invención de lo humano. Las características humanas elegidas por el autor para la elaboración de la trama son la ambición y la conciencia, mismas que entran en conflicto entre personajes y la mente de estos. En este caso en particular, la ambición se ubica por encima de la virtud de la conciencia, dando lugar a asesinatos de personajes inocentes a fin de conseguir y mantener el poder. Al observar el desarrollo de la obra dramática, podemos apreciar el proceso necesario para lograr que el personaje principal sucumba ante el deseo de ascender al trono. En este sentido, Macbeth es la representación de la conversión del hombre virtuoso en uno malvado, guiado por sus propios pensamientos, pero principalmente al recibir influjo de su entorno. Para abordar el tema, realizaremos una operativización de ambición y conciencia; y luego recorreremos las instancias que evidencian la conversión de Macbeth.

Ahora bien, nos encontramos ante dos cualidades humanas opuestas. La ambición la trataremos desde el punto de vista de De Espinosa (1980) quien la concibe como "un deseo inmoderado de gloria. [..] La ambición es un deseo que [...] mantiene y fortifica a todos los afectos; y, siendo así, dicho afecto difícilmente puede ser vencido"(p.112). De esta manera, el aporte del reconocido filósofo engloba de manera adecuada el comportamiento de los personajes protagonistas. Por otro lado, la conciencia la vamos a abordar desde la óptica kantiana. En Critica de la razón práctica, Kant (2003) habla de la conciencia moral como un "deber-ser que expresa la obligación objetiva de la acción”. De esta manera, la conciencia viene a ser un regulador de conducta en virtud del bien y el mal, visón bastante apropiada considerando la religiosidad de la Edad Medieval, época en la que se desarrolla Macbeth.

Macbeth, el virtuoso

Inicialmente, Macbeth es presentado como un personaje honorable, digno de honores pues ha servido con ahínco a los intereses del reino, al punto de que el capitán del rey diga:

Pero de nada sirve, pues el bravo Macbeth (bien merece ese nombre) despreciando al destino y blandiendo su espada, aún con el humo de la acción sangrienta, tal favorito del valor, se abre camino hasta ver al esclavo frente a frente y sin mediar saludo o despedida desde ombligo a quijada lo desgarra y pone su cabeza en las almenas.

 (Shakespeare, trad. en 2001, p.61)

Sin embargo, tras el cumplimiento de las profecías de las brujas, se despierta el deseo de gloria y poder en Macbeth: “Señor de Glamis, y de Cawdor. Lo más grande está aún por llegar… Gracias por vuestra diligencia…” (p.83). En este momento Macbeth ubica la idea de ser rey como una posibilidad real. No obstante, ante la réplica de su compañero Banquo, el flamante Señor de Cawdor apela a su conciencia y dice para sí: “Mi pensamiento, donde el crimen es sólo fantasía, agita de tal modo mi condición de hombre que ahoga en conjeturas toda forma de acción, y nada existe más real que la nada” (p.85). De esta manera se evidencia la presencia de escrúpulos en la personalidad de Macbeth, consolidando así la imagen de hombre virtuoso, guiado por normas morales.  

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