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Maquiavelo aplicado a los negocios


Enviado por   •  15 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  3.621 Palabras (15 Páginas)  •  2.073 Visitas

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MAQUIAVELO APLICADO A LOS NEGOCIOS

Carlos Alberto Ríos

1.- INTRODUCCIÓN

Todo tema que involucre el análisis del pensamiento de Nicolás Maquiavelo debe iniciar con, al menos, un resumen de la biografía de este célebre pensador italiano.

Maquiavelo nació en el seno de una familia noble, pero empobrecida, en 1469 y murió en 1527. Su vida se desarrolló en Florencia. Escritor, estadístico, político y filósofo, a los 29 años fue nombrado secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que le llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I y César Borgia, entre otros.

Su ejercicio del poder influyó en su pensamiento político, centrándolo en torno a las funciones del Estado y la sicología del gobernante, pero también lo llevó a sufrir las consecuencias de todo giro político: terminó acusado de traición, encarcelado y casi torturado.

Al recobrar la libertad, se redujo a los límites de su casa en Florencia donde emprendió la escritura de su máxima obra “Il Príncipe”, que solo sería publicada después de su muerte.

En suma, la obra de Nicolás Maquiavelo se adentra por igual en los terrenos de la política y la literatura.

En cuanto a su pensamiento filosófico, “Il Príncipe” lo resume en los 26 capítulos que lo constituyen como un verdadero manual para convertirse en un príncipe y mantenerse en el poder.

Maquiavelo supo determinar cuáles son las estrategias de poder y cómo aplicarlas. Entre ellas podemos mencionar: manipulación, moverse en la dirección que soplen los vientos, saber engañar, organizar y dirigir una guerra, combinar las habilidades y la fortuna, ser un zorro (astuto) y león (valentía) al mismo tiempo, matar si hace falta, lo que se resume en la conocida frase “el fin justifica los medios”.

Por todos estos conceptos, Maquiavelo es identificado como el fundador de la filosofía política moderna y como símbolo de crueldad, cinismo y claramente como el ejemplo de lo que constituye un dictador, pues para aquellos con valores sociales y morales nos parece malvado permitir la crueldad sobre otros para obtener algo, y, porque ese algo logrado ya no es bueno pues ha sido contaminado por los medios que se usaron para su consecución.

Sin embargo, gran parte de lo que estimaba Maquiavelo sobre las características que debe tener un buen gobernante es coherente y de sentido común, si consideramos que la naturaleza humana es incorrecta y la política, antes y hoy, no es idílica y mucho menos el mejor ejemplo de moralidad.

En resumen, para Maquiavelo no hay límites intraspasables y todo vale para conseguir el fin buscado y eso es lo que nosotros, o al menos, la mayoría de las personas no aceptamos.

Ahora bien, en un mundo globalizado, donde el comercio es la actividad más importante del ser humano e influyente en otros ámbitos de nuestra sociedad, es importante averiguar cómo se deben aplicar los principios maquiavélicos del “fin justifica los medios” para lograr el éxito en una empresa y amasar una fortuna.

2.- CONTENIDO

2.1.- Capítulo 1:

Acerca de Maquiavelo, el maquiavelismo y el arte de ganar dinero como supremo bien

A la masificada multitud de empleados del mundo, se nos ha enseñado que el poder, la codicia y el dinero “son malas, perniciosas y diabólicas” y se han constituido en los límites para lograr lo que todos aspiramos alcanzar el éxito y, sobre todo, hacer dinero.

En este contexto, el autor, Carlos Alberto Ríos, experto en la aplicación de los principios maquiavélicos a los negocios, subraya que dicho pensamiento es de mediocres y que para dejar de serlo, solo queda un camino desterrarlo, al igual que al miedo y abrir un lugar en nuestro pensamiento para el ejercicio del poder, ya que éste es el camino para lograr nuestras ambiciones.

Pero, el arma para cumplir el cometido es cumplir con una importante e imprescindible condición: “ser malo”, pero quién quiere ser malo y, más aún, indecente, astuto y miserable, duro y poderoso, manipulador y codicioso, frío y calculador, ruin y desalmado.

Al principio ser maquiavélico representa un reto, pero como todo en la vida, dominarlo es cuestión de práctica y hábito. Además, hay que tomar en cuenta también que como consecuencias de este quehacer se ganarán amigos y enemigos. Amigos aquellos a los que se ayudará a hacer dinero y enemigos, aquellos a los que se “triturará” con las nuevas artes para ganar dinero.

Ser maquiavélico significa ser malo, pero la mayoría confunde malo con descortés y falto de delicadeza. Ser malo implica actuar con ferocidad en la toma de decisiones sin pensar en las consecuencias negativas que caerán sobre nuestros competidores.

Para Ríos, el autor, solo cuando se logra el cometido (ganar dinero) habrá suficiente tiempo y oportunidad para ser bueno, generoso. Pero, también, solo pocos tienen “el coraje y el corazón templado para asumirse como príncipes en el mundo de los negocios”

El capitalismo actual necesita de emprendedores intrépidos y superhombres que amen el dinero y, que, además, sean inmorales, egoístas, rencorosos, mentirosos, simuladores, orgullosos e individualistas. Todo lo que se nos prohíbe ser en la vida.

2.2.- CAPÍTULO 2:

Acerca de algunas reglas de oro maquiavélicas sin las cuales nunca conocerá el éxito.

En el ejercicio del maquiavelismo, la regla principal es cultivar la perseverancia y la voluntad para poder cumplir con las tres reglas de oro, a saber: ser misterioso e impredecible, ser desconfiado y saber cuál es nuestro talón de Aquiles.

Ser desconfiado:

Cuando se habla de desconfianza, se lo hace en términos de equilibrio y mesura porque en dicho niveles se consigue resultados óptimos en los negocios, mientras que cuando hay un exceso de suspicacia se da paso a la paranoia y allí se encuentran enemigos donde no los hay. La paranoia no debe ser trasladada a la vida privada porque las consecuencias son incontrolables.

De qué o quiénes hay que desconfiar, Ríos dice que de todo y, especialmente, de

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