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Microensayo Tanguy: Historia de un niño de hoy

rechulonrobertoEnsayo3 de Mayo de 2022

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MICROENSAYO DE LA

NOVELA: TANGUY: HISTORIA DE UN NIÑO DE HOY

Asignatura: Historia del Mundo Actual Profesor: Eduardo Higueras Castañeda Alumno: Roberto Vivar Vera

ÍNDICE

1. Resumen de la obra

2. Contenido histórico de la obra.

3. Ampliación del contenido histórico de la obra.

4. Bibliografía.

1. Resumen de la obra

Tanguy: historia de un niño de hoy comienza en Madrid en 1939, el año en el que el Bando Nacional ganó la Guerra Civil Española venciendo al Frente Popular. A este último bando pertenecía la madre de Tanguy, una mujer de buena familia, casada con un francés, el padre de Tanguy. El padre la abandonó cuando ella decidió luchar por los derechos de los demás y dejar de lado sus privilegios. Como tantos otros miles de republicanos tuvieron que huir hacia Valencia para allí partir a Francia, donde la policía trasladaba a los refugiados de guerra a campos de concentración. Nuestros protagonistas sortearon este problema gracias al padre de Tanguy, que los llevó a una casa del campo, pero dado que este se avergonzaba de ellos tuvieron que partir hacia otra ciudad. En este nuevo hogar fueron denunciados por su mismo padre, dicha denuncia terminó con su libertad y los condenó al sufrimiento de los campos de concentración. Como la mayoría de las personas que estaban recluidas en campos de concentración, la madre de Tanguy cayó enferma y fue trasladada al hospital, acompañada por su hijo. Allí al no tener familia y no poder quedarse con su madre, Tanguy ingresó en un monasterio de frailes, donde su abuela le pagaba la pensión, iba a clase e incluso hizo amigos. En el hospital su madre conoció a una enfermera republicana, la cual como era costumbre entre republicanos exiliados en esa época la ayudó y le brindó la oportunidad de tener una habitación para ella sola. Pasados unos meses la policía se enteró que ya estaba bien y disponían a llevarla de vuelta a un campo de concentración, pero esta vez de verdad. Tanguy tuvo que dejar atrás el monasterio y emprendió viaje a Marsella, separado de su madre a la cual la buscaban acompañada de un niño. Allí se reunieron y buscaron la manera de viajar a América. Había que tener en cuenta que en esos años el fascismo estaba en todo su auge y las potencias democráticas como Francia y Gran Bretaña aún no habían intervenido, por lo que el fascismo campaba a sus anchas por Europa. En Marsella consiguieron pasaportes como franceses y la madre de Tanguy emprendió viaje a casa, a Madrid, donde pasaría desapercibida como francesa, ya que al ser una exiliada republicana la dictadura franquista la mataría si la descubriesen. Allí se reuniría con Tanguy para tratar de darle a su hijo una vida normal. Los pasaportes y la posibilidad de viajar clandestinamente les fue brindada gracias a un hombre catalán, que en la época de represión franquista ayudaba a la gente a cruzar la frontera en ambos sentidos de forma ilegal. La madre de Tanguy llegó a salvo a Madrid, y cuando le tocaba a él los Gendarme le atraparon. Como otras miles de personas fue subido a

un tren, ninguno de los prisioneros de ese tren sabía a dónde se dirigían, más tarde los vagones fueron separados, los niños estaban en un vagón aparte. Desde ese vagón vieron París, por lo que se alejaban de España y se iban acercando a Alemania. En ese vagón los niños morían y los supervivientes se desesperaban, en una de las paradas para comer, se corrió el rumor de que estaban llegando a Alemania. Trás otro día de viaje llegaron a un campo de concentración, allí tenían que pasar revista, raparse y desnudarse. Tanguy vio como él estaba siendo separado de los judíos, Tanguy era dirigido a unos ciudad dentro del propio campo distinta a la que iban las personas judías, Tanguy estaba en el barracón con lo puesto y una foto de su madre. Allí conoció Gunther, un alemán que estaba en su mismo barracón, el cual consiguió que el niño fuese destinado a cavar trincheras en vez de a la fábrica. El mismo barracón, las mismas trincheras y todos los días sopa y pan fueron la rutina de los allí presentes durante mucho tiempo.Gunther se convirtió en la persona que le hacía seguir en pie, en el único que se preocupaba por él. Un día comenzaron a llegar camiones llenos de rusos, los cuales debido al exceso de gente en los barracones y el odio hacía ellos que existía allí eran obligados a pasar las noches a la intemperie, noches de las que no solían sobrevivir muchos. Debido a la cantidad de muertos diarios los alemanes crearon un horno para quemar los cuerpos. Pasaron los meses y llegaron al extremo de que a los jefes de barracón les pasaban unas listas con nombres, esas personas eran recluidas y no se volvía a saber nada de ellos, un día en dicha lista se encontraba el nombre de Gunther, esto hundió a Tanguy. La vida sin Gunther siguió y se comenzaban a escuchar noticias de que Estados Unidos estaba en Italia, que Alemania se debilitaba y que pronto acabaría esa pesadilla. En esa época les daban menos comida y en la mente de Tanguy solo cabía un pensamiento: no morir. Llegó el día en que los rusos lo rescataron, el convoy que lo llevaba a Francia fue bombardeado y Tanguy perdió parte de la vista. Una vez en Francia a un delegado de la Cruz Roja se le asignó la misión de repatriar a Tanguy. Era 1945, Tanguy llevaba fuera de España desde 1939 y fue repatriado a San Sebastián, en la pensión de una señora llamada Luciana, la cual fue muy amable con el niño, allí disfrutó de la ciudad durante unos días. Luciana le dijo que su abuela vivía en Barcelona, así que Tanguy viajó allí, ansiaba estar con su familia, buscar a su madre y dejar de huir por fin. En Barcelona fue a la dirección que le habían dado, cuando llegó recibió otro golpe más, su abuela había muerto y no se sabía nada de su madre desde 1942, cuando pasó por allí para decir que se iba a Gran Bretaña. Tanguy se volvía a encontrar solo. En Barcelona unos conocidos de su familia lo llevaron a un reformatorio, el cual era católico.

Allí llegó al ‘Asilo Dumos: Centro Reformatorio’, donde fue interrogado sobre su procedencia, su familia y si él era comunista. Desde el primer momento se sintió atacado. Le llevaron a cortarse el pelo donde conoció a P, quien dijo que sería su amigo. Su vida allí era trabajar y formar cuando el silbato lo dictase. Los Hermanos escogían a unos kapos, los cuales siempre eran los más fuertes, estos eran los únicos que no se tenían que rapar siempre. Allí los alumnos dormían hacinados, dos en cada colchón, pero de poco le servía a Tanguy, que se pasaba las noches rememorando el pasado. Tanguy pensaba que lo de los campos de concentración era más sencillo de asimilar, era la guerra, pero en el lugar donde estaba ahora los Hermanos les hacían pasar hambre, les pegaban y les hacían trabajar sin ningún motivo. Un día en las duchas Tanguy ‘desafió’ al Hermano Rojo, el cual se ensañó con el joven, Tanguy le lanzó una retahíla de insultos los cuales solo sirvieron para que el Hermano entrara en cólera y le pegase más. Esto hizo que Tanguy pasase cinco días en la enfermería. El niño había sido destinado al puesto de trabajo más tedioso, las pulidoras, pero el pasar tanto tiempo trabajando le hacía ver menos tiempo a los hermanos, esto incluso le reconfortaba. El trabajo silencioso y el odio que le tenía a los hermanos hizo que a Mateo, el jefe de las pulidoras, le cayese bien. Un día un joven sufrió un accidente trabajando que le hizo perder el brazo, el Hermano Rojo y los demás ‘directivos’ trataron de encubrir la negligencia. Tanguy sorprendió a todos cuando delante del médico dijo que era falso, que Fuentes había recibido una tremenda paliza de los hermanos unos días antes, que llevaba dos días sin comer y que estaba siendo ‘castigado’. Algunos compañeros y Mateo le dieron la razón a Tanguy.

Esto hizo pensar al joven que las reprimendas serían notorias, pero al contrario, todo el mundo hizo como si nada hubiese pasado. En los recreos los niños tenían juegos obligatorios y uno de ellos era una especie de ‘balón prisionero’ pero con un balón duro y contundente, los kapos solían aprovechar el juego para ensañarse con algunos, pero Tanguy era ágil y lograba esquivar los pelotazos. En el Centro estaban encerrados privados de cualquier contacto con chicas, los kapos elegían a aislados para satisfacerse y los hermanos elegían a jóvenes. Alguna vez había sucedido una desgracia, pero los hermanos se encargaban de taparlo.

El día de fiesta del Centro el Obispo les hizo una visita. Ese día comieron carne por primera vez desde que estaban allí. A Fermín, un joven allí recluido, todo aquel ‘paripé’ le resultó asqueroso. Pensaba que el Obispo sabía cómo eran tratados los niños a diario. Entonces Fermín propuso escaparse saltando el muro, a lo que Tanguy contestó con una negativa.

Fermín le contó a Tanguy como había sido su vida y a la inversa. En mitad de esa conversación informaron de que Tanguy tenía una visita, aquella visita fue del médico al que Tanguy le contó la verdad. Dicho acto no sirvió dado que la investigación había sido parada(no hay que olvidarse que era la época católica del franquismo). El médico le dijo a Tanguy que en Madrid había centros en los que podría estudiar, y le entregó una carta de recomendación por si algún día conseguía salir de aquel centro en Barcelona.

Aquella conversación le invitó a replantearse el plan de Fermín, y así se lo hizo saber a este. Idearon un plan el cual trataba de que Tanguy fingiese sufrir un ataque epiléptico aquella misma noche, puesto que el Obispo

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