Por que Escribo
Enviado por anghyrodca • 5 de Mayo de 2014 • 3.411 Palabras (14 Páginas) • 234 Visitas
George Orwell - Por que escribo
Desde muy corta edad, quizá desde los cinco o seis años, supe que cuando
fuese mayor sería escritor. Entre los diecisiete y los veinticuatro años
traté de abandonar ese propósito, pero lo hacía dándome cuenta de que con
ello traicionaba mi verdadera naturaleza y que tarde o temprano habría de
ponerme a escribir libros.
Era yo el segundo de tres hermanos, pero me separaban de cada uno de los
dos cinco años y apenas vi a mi padre hasta que tuve ocho. Por ésta y
otras razones me hallaba solitario, y pronto fui adquiriendo desagradables
hábitos que me hicieron impopular en mis años escolares. Tenía la
costumbre de chiquillo solitario de inventar historias y sostener
conversaciones con personas imaginarias, y creo que desde el principio se
mezclaron mis ambiciones literarias con la sensación de estar aislado y de
ser menospreciado. Sabía que las palabras se me daban bien, así como que
podía enfrentarme con hechos desagradables creándome una especie de mundo
privado en el que podía obtener ventajas a cambio de mi fracaso en la vida
cotidiana. Sin embargo, el volumen de escritos serios, es decir,
realizados con intención seria, que produje en toda mi niñez y en mis años
adolescentes no llegó a una docena de páginas. Escribí mi primer poema a
la edad de cuatro o cinco años (se lo dicté a mi madre). Tan sólo recuerdo
de esa "creación" que trataba de un tigre y que el tigre tenía "dientes
como de carne", frase bastante buena, aunque imagino que el poema sería un
plagio de "Tigre, tigre", de Blake. A mis once años, cuando estalló la
guerra de 1914-1918, escribí un poema patriótico que publicó el periódico
local, lo mismo que otro, de dos años después, sobre la muerte de
Kitchener. De vez en cuando, cuando ya era un poco mayor, escribí malos e
inacabados "poemas de la naturaleza" en estilo georgiano. También, unas
dos veces, intenté escribir una novela corta que fue un impresionante
fracaso. Ésa fue toda la obra con aspiraciones que pasé al papel durante
todos aquellos años.
Sin embargo, en ese tiempo me lancé de algún modo a las actividades
literarias. Por lo pronto, con material de encargo que produje con
facilidad, rapidez y sin que me gustara mucho. Aparte de los ejercicios
escolares, escribí vers d'occasion, poemas semicómicos que me salían en lo
que me parece ahora una asombrosa velocidad -a los catorce escribí toda
una obra teatral rimada, una imitación de Aristófanes, en una semana
aproximadamente- y ayudé en la redacción de revistas escolares, tanto en
los manuscritos como en la impresión. Esas revistas eran de lo más
lamentablemente burlesco que pueda imaginarse, y me molestaba menos en
ellas de lo que ahora haría en el más barato periodismo. Pero junto a todo
esto, durante quince años o más, llevé a cabo un ejercicio literario: ir
imaginando una "historia" continua de mí mismo, una especie de diario que
sólo existía en la mente. Creo que ésta es una costumbre en los niños v
adolescentes. Siendo todavía muy pequeño, me figuraba que era, por
ejemplo, Robin Hood, y me representaba a mi mismo como héroe de
emocionantes aventuras, pero pronto dejó mi "narración" de ser
groseramente narcisista y se hizo cada vez más la descripción de lo que yo
estaba haciendo y de las cosas que veía. Durante algunos minutos fluían
por mi cabeza cosas como estas: "Empujo la puerta y entró en la
habitación. Un rayo amarillo de luz solar, filtrándose por las cortinas de
muselina, caía sobre la mesa, donde una caja de fósforos, medio abierta,
estaba junto al tintero. Con la mano derecha en el bolsillo, avanzó hacia
la ventana. Abajo, en la calle, un gato con piel de concha perseguía una
hoja seca", etc., etc. Este hábito continuó hasta que tuve unos
veinticinco años, cuando ya entré en mis años no literarios. Aunque tenía
que buscar, y buscaba las palabras adecuadas, daba la impresión de estar
haciendo contra mi voluntad ese esfuerzo descriptivo bajo una especie de
coacción que me llegaba del exterior. Supongo que la "narración"
reflejaría los estilos de los varios escritores que admiré en diferentes
edades, pero recuerdo que siempre tuve la misma meticulosa calidad
descriptiva.
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