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Prestigio da riqueza

cwk70038Apuntes26 de Abril de 2022

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Este pequeño libro es gratis.

Para mí, lo básico es la moral cristiana.

La grandeza o decadencia depende de la conducta del ser humano.

Poner mi grano de arena en hacerlos mejores es el motivo de publicarlo, y estaré muy agradecido al lector por la máxima divulgación, colaborando conmigo a hacer el bien, sin esperar compensación.

                                                                                EL AUTOR                

ÍNDICE

PRESTIGIO DA RIQUEZA        4

SENTIDO COMÚN        5

EL SECRETO DE LA PROSPERIDAD        8

ROMA Y CARTAGO        8

ORIGEN DE LA PROSPERIDAD NORTEAMERICANA        13

EL SECRETO DE LA FELICIDAD        15

EL SISTEMA        18

HISTORIAS CORTAS        20

Conducta irreprochable.        22

Obediencia        23

Atracadores de caravanas        24

Matrimonio        24

Aduanas        25

Educación        25

Generosidad        25

RELIGIÓN        26

PRESTIGIO DA RIQUEZA

Nada en la vida produce más riqueza que el comercio; crea, además, la prosperidad en las naciones. El comprar y vender es imprescindible. Es natural que cada ser humano tenga libertad de vender y cobrar el fruto de su trabajo. Cuando los gobiernos prohíben el comercio, hunden el país.

Para triunfar en el comercio hace falta tener buena conducta, tener palabra, ser hombre de bien a toda prueba. Quien engaña a otro se engaña a sí mismo.

La mala fama circula como la pólvora, y el embustero y ladrón queda desprestigiado para siempre.

Para tener prestigio, que produce riqueza, hace falta tener espíritu de sacrificio, tener fe, sembrar; pues quien no siembra no puede cosechar.

Con honestidad a toda prueba ganarse la confianza de los poderosos y de todos en general.

Tener voluntad, carácter, vida sencilla; en una palabra, sembrar decencia. Luchar por mejorar, y si se ganan diez gastar cinco. Decir siempre la verdad es la llave del éxito. Servir siempre la mejor mercancía. El precio se olvida y el prestigio queda.

No fiar de nadie, pues la gente para su desgracia, aunque quiera pagar, no puede. La vanidad es la mayor debilidad de las gentes, y el comerciante que fía pierde el cliente y el dinero.

El prestigio da riqueza; en la industria igual al empezar cuesta subir la cuesta, pero luego es coser y cantar como dice el refrán.

Hace años un buen cerrajero recibió en Nueva York la visita de un gran señor. “Deseo que fabrique un martillo, no importa lo que cuesta, con los mejores materiales y la mejor mano de obra. Es para un regalo.”

El cerrajero entregó el martillo; el capataz quedó maravillado del martillo. Nunca había visto cosa igual. Sus compañeros maravillados.

El cerrajero tuvo un pedido de diez martillos iguales; luego siguió aumentando la demanda, siempre lo mejor.

Una casa europea pidió precio a Hong-Kong, en Oriente, por un producto; la casa china ofreció cederlo a 23 y la casa inglesa a 25. Había que abrir crédito irrevocable. La casa inglesa hizo la venta, aun cuando la diferencia era cerca de 40000 pesetas. El prestigio da riqueza. La confianza, la seguridad, son importantes en el comercio y en todo.

En la Bolsa de Londres hay un letrero que dice: My Word is my bond; esto quiere decir: “Mi palabra es mi obligación”.

Ese sistema produce a los ingleses miles de millones de euros en seguros, banca, comercio, navegación, etc. Sin duda, que prestigio da riqueza.

SENTIDO COMÚN

Hay una ley sagrada que dice: “No hagas a otro lo que no quieras para ti.” Ir contra esa ley es una desgracia.

Quien piensa engañar a otro se engaña a sí mismo.

Se atrapan más rápido a un embustero que a un cojo.

El comunismo es la filosofía de la miseria.

Los comunistas usan el odio y la mentira, buscan a los amargados y a los envidiosos, y con falsas promesas crean una fuerza de descontentos, y cuando las gentes ven el engaño y quieren dar la vuelta, no hay lugar. Demasiado tarde. Han caído en una trampa.

El comunismo convierte a los países en presidios, de dónde no se puede salir. Se sabe cómo se entra en el infierno, pero no cómo se sale. Por desgracia, muchas gentes nacen para comer hierba y otros para verla comer, Amos y esclavos.

El hombre nace libre y vive esclavo de su miope egoísmo y de su propia ignorancia.

Nadie aprende en cabeza ajena y cada uno es víctima de sus propios errores.

El odio y la venganza son negativos: hieren a quien los emplea, y el amor y el perdón son positivos: producen la tranquilidad y el bienestar.

Los comunistas, para pescar incautos, usan a menudo el nombre de la patria, pero jamás usan la libertad. Tienen miedo a la libertad. Por eso ponen murallas.

Quien niega la libertad, niega de Dios, qué es la libertad misma; por eso les acompaña una maldición, pues donde ellas mandan todo empieza a perecer. Es una tontería pelear contra la libertad; es como ponerle tablas al mar. La luz vence siempre a las tinieblas.

Dice un viejo refrán que lo del común es de ningún.

Nadie quiere trabajar para que otro se lucre. Las gentes trabajan cuando ganan, y cuando no ganan no trabajan. Así desde que el mundo existe.

Sin estímulo no hay producción, y cuando no se produce desaparecen los alimentos y los vestidos. Cuando no hay harina, todo es mohína.

La máquina es la que multiplica el rendimiento del trabajo y permite pagar salarios elevados, pero sin dinero no pueden adquirirse máquinas, y el dinero no acude donde hay inseguridad y peligro de incautación. El dinero es como el ratón, al menos ruido se esconde.

Los países comunistas necesitan mucha policía, muchas armas, mucha burocracia para sujetar a los esclavos bajo el terror.

Crea muchas escuelas a base de historias falsas, historias a mañanas a base de odio para crear fanáticos, y vienen a ser monumentos de aborregamiento y castración, y pobre del que replique.

Lo más sagrado del ser humano es la libertad individual, y nadie sabe lo que vale la libertad hasta que la pierde.

El comunismo es una nueva inquisición.

VIVIE LIBRE O MORIR fue el grito de aquellos franceses que trajeron los derechos del hombre.

DADME LA LIBERTAD O DADME LA MUERTE Fueron las palabras gloriosas del Inmortal Patrick Henry. Cuando se acaba la libertad, se acaba la vida.

Sólo Dios es omnipotente, y el dinero es su lugarteniente. Con dinero en todas partes eres bien recibido; sin dinero, hasta lo más sagrado te falla.

Esto lo saben muy bien los comunistas, que maldicen el oro y la plata como cosa burguesa; sin embargo, ellos lo aprecian para ellos cómo dejando los esclavos vale sin valor para así tenerlos sujetos y condenados a sufrir por la patria o morirse.

EL SECRETO DE LA PROSPERIDAD

En un país asiático un sultán cobraba un impuesto por cada palmera. Las gentes, para no pagar, las cortaban por la noche. Miles de burócratas perseguían, y era pobreza general.

Suprimió el impuesto a cada palmera y lo puso a los sitios donde podrían sembrarse las palmeras, y las gentes, al tener que pagar lo mismo, sí tenían como si no tenían palmeras, se dedicaron a sembrarlas.

Como el sitio mide siempre igual, Se redujeron los miles de burócratas, hubo enorme demanda de trabajadores, los jornaleros subieron mucho y el país el pueblo de palmeras; por tanto, riqueza general.

Sí quisiera darse en los gobiernos todos los tributos a los edificios y a los negocios y lo pusieron a los sitios donde se hacen casas, pagando igual si están vacíos como si están ocupados, si tienen casas nuevas como si tienen viejas, nadie querría tener solares vacíos ni casas viejas, la demanda de trabajadores sería enorme, los jornales subirían, los burócratas casi se acabarían, pues la tierra mide siempre igual, y lo que es la pobreza general se convertiría en riqueza general, y la abundancia de pisos acabaría con el problema de la vivienda y todo sería prosperidad.

ROMA Y CARTAGO

Unos diez siglos antes de la Era Cristiana, unos comerciantes fenicios se acercaron a las playas españolas con sus productos.

Los naturales del país, al ver las naves extranjeras, escapaban a las montañas, pero los fenicios, ya conocedores de sus costumbres, descargaban sus productos en las playas y volvían a sus barcos, dejando un intérprete al cuidado.

-No queremos vuestras mujeres, no queremos vuestros bienes, ni poseer vuestras tierras. Venimos a comercial; a cambiar nuestros productos por los vuestros.

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