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Resar Te Hace Bien

juan_diego_reyes24 de Marzo de 2014

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Lectura de Estudio Sobre el Capítulo 5

“Que es el Modo de Ser”

Construcción Textual

Mónica Flórez Crissien

Martes QD4

Integrantes

Maryoris Bárcenas Padilla

Juan Carlos Fontalvo Herrera

Yessica Coronel Molinares

Orlando Pastrana

Universidad de la Costa

CUC

2014/1 

Tabla de Contenido

1. Enumeración de Párrafos Cap. 5

2. Resumen Cap. 5

3. Idea Central de Cada Párrafo

4. Estructura del texto “Ideas Claves” 

CAPITULO VII. RELIGIÓN CARÁCTER Y SOCIEDAD

TERCERA PARTE

EL HOMBRE NUEVO Y LA SOCIEDAD NUEVA

Vll. RELIGlÓN, CARÁCTER Y SOCIEDAD

1.Este capítulo plantea la tesis de que el cambio social interactúa con un cambio del

carácter social; que los impulsos "religiosos" aportan la energía necesaria para mover

a hombres y mujeres a realizar un radical cambio social, y que, por ello, sólo puede

crearse una nueva sociedad si ocurre un cambio profundo en el corazón humano, si

un nuevo objeto de devoción toma el lugar del actual. (Este capítulo se basa en gran

parte en mi obra anterior, en esencial en El miedo a la libertad (1941) y en

Psicoanálisis y religión (1950). En ambas obras cito la mayoría de los libros más

importantes de la rica bibliografía que hay sobre este tema).

LOS FUNDAMENTOS DEL CARÁCTER SOCIAL

2. El punto inicial de estas reflexiones es la afirmación de que la estructura de carácter

del individuo medio y la estructura socioeconómica de la sociedad de la cual forma

parte son interdependientes. A la combinación de la esfera psíquica del individuo y

la estructura socioeconómica la denomino yo carácter social. (Mucho antes, en 1932,

me valí del término "estructura libidinoso de la sociedad" para expresar este

fenómeno.) La estructura socioeconómica de la sociedad modela el carácter social de

sus miembros, para que deseen hacer lo que deben hacer. Simultáneamente, el

carácter social influye en la estructura socioeconómica de la sociedad, actuando

como pegamento para dar más estabilidad a la estructura social o, en circunstancias

especiales, como dinamita que tiende a romper la estructura social.

El carácter social frente a la estructura social

3.La relación entre el carácter social y la estructura social no es estática, ya que en

esta relación ambos elementos son procesos interminables. Un cambio de un factor

significa un cambio de ambos. Muchos políticos revolucionarios creen que primero se

debe cambiar radicalmente la estructura política y económica, y después, como

segundo paso casi necesario, el espíritu humano también cambiará: que una vez

establecida la nueva sociedad, casi automáticamente producirá el ser humano nuevo.

No advierten que la nueva élite, motivada por el mismo carácter que la antigua,

tenderá a recrear las condiciones de la sociedad antigua en las nuevas instituciones

sociopolíticas que ha creado la revolución; la victoria de ésta será su derrota como

revolución, aunque no como fase histórica que allane el camino para el desarrollo

socioeconómico que antes no había logrado su pleno desarrollo. Las revoluciones

rusa y francesa son buenos ejemplos. Es interesante advertir que Lenin, quien no

creía que la calidad del carácter fuera importante para el funcionamiento

revolucionario de la persona, cambió radicalmente de opinión en el último año de su

vida, cuando advirtió penetrantemente los defectos del carácter de Stalin, y pidió en

su testamento que, por estos defectos, Stalin no fuera su sucesor.

3.Por otra parte, hay quienes afirman que primero debe cambiar la naturaleza de los

seres humanos (su conciencia, sus valores y su carácter), y que sólo entonces podrá

crearse una sociedad verdaderamente humana. La historia de la especie humana

demuestra que están equivocados. El cambio puramente psíquico ha permanecido

siempre en la esfera privada y se ha limitado a pequeños oasis, o ha sido

completamente ineficaz cuando la prédica de los valores espirituales se combinó con

la práctica de los valores opuestos.

EL CARÁCTER SOCIAL Y LAS NECESIDADES "RELIGIOSAS"

4.El carácter social tiene otra función importante: además de servir a las necesidades

de cierto tipo de carácter social y satisfacer las necesidades de la conducta del

hombre, condicionadas por su carácter.El carácter social debe satisfacer las

necesidades religiosas inherentes a cualquier ser humano. Para aclarar esto, diré

que el término "religión", como lo uso aquí, no se refiere a un sistema que

necesariamente se relaciona con el concepto de Dios o de los ídolos, ni aun con un

sistema percibido como religión, sino a cualquier sistema de pensamiento y acción

compartido por un grupo, que ofrece al individuo un marco de orientación y un

objeto de devoción. Desde luego, en el sentido más amplio de la palabra, ninguna

cultura del pasado o del presente, y parece que del futuro, puede considerarse como

carente de religión.

5.Esta definición de "religión" no nos dice nada sobre su contenido específico. El

hombre puede rendir culto a animales, árboles. ídolos de oro o de piedra, un Dios

invisible. un santo o un jefe diabólico, sus antepasados, su nación, su clase o su

partido, el dinero ó el éxito.Su religión puede conducir al desarrollo de la

destructividad o del amor, de la dominación o de la solidaridad; puede fomentar su

capacidad de pensar o paralizarla. El hombre puede estar consciente de su sistema

como religioso, distinto de los sistemas seculares, o puede creer que no tiene

religión, e interpretar su devoción a ciertas metas supuestamente seculares, como el

poder, el dinero o el éxito, sólo como un interés en lo práctico y lo conveniente. El

dilema no es ¿religión o no religión? sino ¿qué tipo de religión? ¿Es algo que fomenta

el desarrollo humano, los poderes humanos específicos, o que los paraliza?

Una religión específica, con tal de que sea eficaz para estimular la conducta, no es

una suma total de doctrinas y creencias; está enraizada en una estructura específica

del carácter del individuo y, siempre que sea la religión de un grupo, en el carácter

social. Por ello, nuestra actitud religiosa puede considerarse un aspecto de nuestra

estructura de carácter, porque somos aquello a lo que ,nos consagramos, y a lo que

nos consagramos es lo que motiva nuestra conducta. Sin embargo, a menudo los

individuos no son conscientes de los objetos reales de su devoción personal, y

confunden sus creencias "oficiales" con su religión verdadera, aunque secreta. Por

ejemplo, si un hombre adora el poder y al mismo tiempo profesa una religión de

amor, la religión del poder es su religión secreta, mientras que su pretendida religión

"oficial", por ejemplo, el cristianismo, sólo es una ideología.

6. La necesidad religiosa está enraizada en las condiciones básicas de la existencia de la

especie humana. Somos una especie, como la especie del chimpancé o del caballo o

de la golondrina. Cada especie puede ser definida, y lo es, por sus características

anatómicas y fisiológicas específicas. Hay un acuerdo general sobre la especie

humana en su aspecto biológico. Yo he sugerido que la especie humana (o sea, la

naturaleza humana) también puede definirse Psíquicamente.En la evolución

biológica del reino animal, la especie humana surgió cuando se encontraron dos

tendencias de la evolución animal. Una tendencia es la determinación decreciente de

la conducta por los instintos ("instinto" no se usa aquí en el sentido antiguo de

instinto que excluye el aprendizaje, sino en el sentido de impulso orgánico). Aun

tomando en cuenta las muchas opiniones controversibles sobre la naturaleza de los

instintos, generalmente se acepta que cuanto más un animal asciende por las etapas

de la evolución, menos se determina su conducta por los instintos programados

filogenéticamente.

7.El proceso de la decreciente determinación de la conducta por los instintos puede

trazarse como un continuo, en cuyo extremo cero encontraremos las formas

inferiores de la evolución animal, que tienen el grado más alto de determinación

instintiva; ésta disminuye a través de la evolución animal y llega a cierto nivel en los

mamíferos; disminuye más en el desarrollo que va hasta los primates, y aun aquí

encontramos un gran abismo entre los pequeños monos y los grandes simios (como

lo mostraron R. M. Yerkes y A. V. Yerkes en su investigación clásica, 1929). En la

especie del Homo, la determinación por los instintos ha alcanzado el mínimo.

8.La otra tendencia que se encuentra en la evolución animal es el crecimiento del

cerebro, en

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