Reseña de "Bajo la rueda"

Reseña de “Bajo la rueda”, de Herman Hesse

               Cuando se es adolescente indiscutiblemente alguna vez una duda se ha apoderado de nuestros pensamientos, que después de mucho meditarla siempre nos arroja la misma pregunta: ¿Cuál es el camino correcto a seguir para un hombre, para mí? La razón y las normas sociales nos dictan seguir los consejos de los mayores porque ellos tienen mayor experiencia. Sin embargo nuestro instinto a ratos nos susurra y nos anima a crear nuestro propio camino, a experimentar y si es necesario a contrariar a nuestros superiores. En bajo la rueda, Hans Giebenranth  elige ignorar a su instinto y está por comprobar si las enseñanzas de los adultos son siempre acertadas.

José Giebenranth es un comerciante viudo de clase media, sumiso ante las normas sociales y ante Dios, tan respetable como cualquier otro ciudadano en su comunidad. Nada insólito se vislumbra en la vida de este hombre, excepto ser el progenitor de un joven prodigio: Hans, poseedor de una mente tan lúcida que todos en su entorno reconocían su potencial.

El camino trazado de Hans era el único posible para alguien dotado de estas cualidades en su comunidad, es decir, continuar sus estudios en el seminario del  Colegio Teológico. El examen de admisión del Colegio supuso un cambio en la vida diaria de Hans al alejarse de sus hobbies y de las relaciones con sus condiscípulos. Después de sus estudios en la escuela, repasaba sus conocimientos de latín, griego y aritmética con el rector de la escuela y el profesor de matemáticas. A pesar de ser un magnifico estudiante, Hans era un muchacho retraído que disfrutaba pasar tiempo a solas, con una educación bastante rígida por parte de su padre. No existía nada más en su mundo que los estudios.

La zozobra invadió a Hans después de realizar el examen, imaginando un escenario de decepción por parte de sus profesores y de su padre. Sin embargo recupera su confianza al enterarse, por parte del rector, del buen el papel que desempeñó en el concurso, logrando obtener el segundo lugar.

Entrar al seminario significaba para Hans un desarrollo intelectual y espiritual superior al de cualquiera en su entorno y, sobre todo, el alejamiento a la posibilidad de terminar practicando alguno de esos oficios que él tanto despreciaba. Hans trató de tomar ventaja de sus compañeros incluso desde antes de comenzar las clases en el seminario al advertir el nivel de los otros concursantes durante el examen.

Las cosas en el seminario marchaban bien para Hans, estaba logrando sus objetivos. Ocupaba los mejores lugares, era querido por sus profesores y mantenía una buena relación con sus compañeros. Sin embargo el camino de Hans se tornaría confuso y caótico al estar en la compañía de Herman Heilner, encontrando  en él obstáculos a los que nunca se había enfrentado.

Heilner, (un genio innato poseedor de múltiples habilidades, elocuente, buen músico y poeta), era un muchacho apasionado y alejado de sus compañeros. Poseía peculiar desagrado por las normas y la autoridad. A pesar de estas cualidades tenía un rendimiento académico regular, a diferencia de Hans. Su personalidad era realmente contrastante con la de Hans en todos los aspectos. Por la forma en que Herman Hesse describe Heilner  (aumentando la similitud en los nombres y las iniciales), da la impresión de que éste es un personaje autobiográfico. Recordando un poco la biografía de Hesse nos damos cuenta que así es.  

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