Resumen El Diablo De Los números - Hans Magnus Enzensberger
maltovi8 de Noviembre de 2014
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Una obra dirigida a todo público y de diferentes edades, en especial para aquellos que su relación
con las matemáticas no es su predilección. En esta obra el personaje principal es un niño llamado
Robert el cual odia las matemáticas, situación compartida por niños de la misma edad, aunado a
esto su profesor realiza las clases de manera poco entendible, pero este hecho cambiara a raíz de
que una noche tiene un sueño particular, donde conoce a un diablillo. El cual le ejemplifica datos
interesantes de los números, la manera amena y hasta divertida de trabajar con ellos cuando el
método de aprendizaje es el adecuado e idóneo.
Esta obra literaria se conforma y su desarrollo es en 12 capítulos, cada uno de ellos menciona y
detalla una noche, donde Robert conoce nuevas cosas a cada noche, en relación al interesante
mundo de los números.
A continuación se detallaran cada una de las noches.
Primera noche
Robert era un niño común de su edad, el cual vivía situaciones que lo desmotivan en sus sueños.
Sentirse el tonto protagonista de sus sueños, verse deslizando por un tobogán interminable, ser
tragado por un gigantesco pez y muy desagradable, pero si eso no fuese suficiente, experimentaba
una terrible desilusión, ya que cuando algo deseaba o anhelaba mucho, por ejemplo una bici de
carreras de al menos 28 velocidades; la podía ver tan real, el tono de pintura, el detalle de saber la
combinación del candado y la posición exacta donde se encontraba y lo que había junto a ella, que
al despertar a mitad de la noche e ir al sótano para encontrase esa maravillosa bicicleta, terminaba
desilusionado ya que en su lugar había un ratón muerto, haciéndolo sentir estafado.
Al experimentar de manera recurrente estos sueños, Robert aprendió la manera de hacer frente a
tales maldades, aunque ya sabía cómo no experimentar de nuevo tales sensaciones, no dejaba de
ser molesto. Hasta que un día se le presento el diablo de los números.
Robert se sentía alegrado de no tener de nuevo alguno de los recurrentes sueños y que le hacían
sentir enfadado, en esta ocasión el lugar era una pradera que se caracterizaba por lo alto de la
hierba, más de lo común, ya que le llegaba al hombro y en ocasiones hasta la cabeza, Al observar
el lugar, descubrió delante de él, a un señor pequeñito, quizá como un saltamontes, el cual se
mecía en una hoja, y lo observaba con sus brillantes ojos.
Establecieron un dialogo, “¿Quién eres tú? –Pregunto Robert, el hombre le grito, de manera muy
alto, a pesar de su dimensión: ¡Soy el diablo de los números!, el niño no estaba de humor como
para aguantar los comentarios de tan pequeño individuo, respondiendo que no existía tal
personaje, el diablillo menciono, que de no ser cierto, porque estaría hablando con él, y la segunda
razón de Robert, es que odiaba todo lo relacionado con las matemáticas”
Se vieron ya en una plática más amena, donde Robert le explicaba ciertos detalles de su profesor,
y el cual lo catalogaba como principiante y e insaciable apetito. Ante comentarios del diablillo,
Robert le contestaba que seguramente su finalidad era cambiar su idea. Debido a lo que
platicaban y a la poca disponibilidad de Robert, el diablo pego un salto y se hizo grande, por lo cual
Robert se vio sorprendido y se disculpo, todo esto le empezó a resultar inquietante.
Robert le cuestiono al diablillo, si hablar de matemáticas era sencillo como abordar otros temas
comunes, para que se necesitaría un diablo, a lo cual le contesto con una frase muy elocuente,
“Lo diabólico de los números es lo sencillos que son”, y le dio el primer consejo, que para empezar
solo necesitaría una cosa: “el uno. Con el puedes hacerlo todo”
Le explico algo tan sencillo pero que expresarlo en números, requería muchos dígitos, pero que
razonándolo todo depende de cómo abordarlo para hacerlo más fácil, lo cual hizo reflexionar a
Robert, teniendo que admitir que el diablo tenía razón. Un ejemplo con un chicle y el cómo
repartirlo, usando solo números uno para expresarlo, hizo objetar a Robert diciendo que serian
interminables secuencias de unos, por lo cual sería más práctico el uso de los demás números.
Le mostro como al hacer multiplicaciones con cifras de uno podía obtener los demás números, y
que dichas cifras se podrían leer de izquierda a derecha y viceversa. Ante cierta situación que se
planteo, Robert hizo exasperar al diablo provocando que este se inflara como globo y por
consiguiente explotar, Robert despertó, se había caído de la cama, a pesar de estar mareado, no
pudo evitar sonreír ante la situación que hizo pasarle al diablo de los números.
Segunda noche
El inicio de su sueño era similar a los anteriores, cuando experimentaba la situación de bajar, en
esta ocasión era por un especie de tubo agarrándose fuerte y empezó a deslizarse, con las manos
al rojo vivo, cuando llego y cayo de golpe en el musgo, alcanzo a escuchar una risita, era el diablo
de los números que estaba sentado en un hongo, más pequeño que la primera vez que lo conoció.
Al lugar que había llegado era un mundo de gigantes unos, y los demás números eran pequeños,
pero al verse aprisionado e intentar hacerse espacio, el diablo extendió su mano y con un breve
soplido, dejo libre el aire, solo estaban los unos como arboles muy altos. Robert objetaba que
porque experimentaba todo eso, que relación había entre ese mundo de fantasía y las
matemáticas, a lo cual de manera amable le respondió el diablo de los números: “No soy yo quien
se acuesta a dormir y sueña”. Volvía a objetar que todo ese mundo de unos gigantes, mosquitos
numéricos no se le hubiera ocurrido ni en sueños, declarando de manera firme: “¡Fuiste tú!”
Puede ser- dijo el diablo, poniéndose de pie en la seta en la que se encontraba, exclamando ¡Falta
algo! El cero
Era cierto, ya que entre los mosquitos y polillas no había ningún cero. Pregunto Robert el porqué,
el diablo contesto que el cero fue el ultimo numero que se les había ocurrido a los humanos,
además que no había que sorprenderse, ya que el cero era el numero más refinado de todos.
El diablo a través de ejemplos le menciono la importancia del cero, a pesar de no expresar nada,
pero haciendo uso de un ejemplo práctico como es el caso de los romanos y su numeración, ya
que ellos no tenían el cero, porque creían no necesitarlo, al ejemplificar un número no tan
pequeño se hacía más complicado con el sistema que manejaban.
Le explico el porqué del cero, cuestionándole porque se escribía de tal manera la suma de 9+1 =
10, no era por el simple hecho de escribirlo, todo tenía origen en los saltos, poniendo de ejemplo
su fecha de nacimiento 1986, era resultado de la siguiente expresión: 6+80+900+1000. Debido a
este acontecimiento Robert exclamo, que no era tan difícil, era posible hacerlo sin el diablo de los
números. A lo que recibió de respuesta que no fuera arrogante, ya que hasta ahora solo se había
enfrentado a números corriente, que eso era semejante a coser y cantar, pero que esperara que
se sacara de la manga los números quebrados, los números imaginados, y los irrazonables, al
tiempo que empezaba a aumentar su sonrisa y dejando ver un fila interminable de dientes y
entonces el anciano empezó a agitar su característico bastón, por lo cual Robert grito ¡Socorro!
Entonces despertó, aun aturdido le pregunto a su mama: ¿Sabes cuándo naci? Al mismo tiempo le
respondía con aquel ejemplo de saltos, por lo cual la madre no sabía que incoherencias decía, por
lo cual le dio una bebida para que recobrara fuerzas, al tiempo que él se tomo su bebida y pensó
“no se puede contar todo a una madre”
Tercera noche
A Robert no le importaba que el diablo de los números le asediara de vez en cuando. Al contrario
era mejor que experimentar esos sueños bizarros y recurrentes que experimentaba antes de su
primer encuentro. Po lo cual tenía interés de mostrar su capacidad y que el diablillo era solo una
fantasía, que al despertar desaparecía, intentando dormir y al no conseguirlo se daba de vueltas
en la cama, cuando exclamo el diablo “¿Por qué das tantas vueltas? Robert se dio cuenta que su
cama estaba en una cueva. Exclamando el diablo que era momento de ponerse de pie y que era
hora de dividir, a lo que respondió Robert que si no podría haber esperado a que se durmiera, ya
que no soportaba las divisiones, ya que al realizar la suma, resta y multiplicación , las cuentas le
resultaban; pero en las divisiones en ocasiones quedaba un resto lo cual le causaba pesadez, el
diablo le cuestiono ¿Cuándo sucedía eso?, ya que eso era punto de partida, porque a algunos
números se les notaba el ser divisibles sin que quede resto. Lo cual sin duda ya lo sabía Robert ya
que algunos compartían características o haciendo la operación inversa podría saberse el
resultado, y para conocer eso no era necesario un diablo de los números; acto seguido el anciano
de un tirón lo saco de la cama, se había enfadado ya que
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