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Resumen ¿Quién se ha llevado mi queso?


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2020  •  Resúmenes  •  2.186 Palabras (9 Páginas)  •  382 Visitas

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Instituto tecnológico de Tepic

Carrera: Ingeniería civil

Tema: Resumen ¿Quién se ha llevado mi queso?

Materia: Taller de Ética

Alumno: Lozano Jiménez Emmanuel

Docente: Sandoval Castañeda Arturo

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Quién se ha llevado mi queso?

Autor: Spencer Johnson, M.D.

Cómo afrontar los cambios  constantes  en nuestras vidas, como  movernos cuando nuestro queso se mueve y no aferrarnos a que todo volverá a la normalidad .  El libro empieza, en su primer capítulo,  con una reunión en la que un grupo de amigos decide reencontrarse luego de varios años, empiezan a contarse sobre lo que ha sido de su vida, como le ha ido en los negocios, que ha pasado durante el tiempo que no se vieron, hasta que uno de ellos cuenta el miedo   que   le   daban   los   cambios   especialmente   cuando   hubo   uno   en   su empresa, pero manifestó que eso se le desapareció gracias a un cuento que le contaron en ese momento, de allí que todos los demás se vieron interesadosen el cuento y pidieron que se los contase, a lo que el accedió, y es allí donde se centra el relato del libro, la fascinante historia de los ratones y las personitas, unos corriendo por encontrar el queso y otros aferrándose a que este aparecería.    

En un país lejano vivían cuatro personajes, Fisgón, Escurridizo, Hem y Haw, todos ellos tenían una característica en común, corrían diario, con sus zapatos deportivas, a través de un laberinto para encontrar el queso con el que se alimentaban  y  eran   felices,   todos   ellos   pasaban   el  día   buscando   su   queso favorito, el laberinto tenía depósitos que contenían queso pero también lugares oscuros y sitios  sin salida que no llevaban a nada y en los que  era fácil perderse. Todos los días salían tanto los ratones como los liliputienses en busca de queso, se ponían sus zapatos y se adentraban en busca de el preciado queso, buscando en distintas partes y viendo si los depósitos que encontraban estaban llenos, una vez ya encontrado un depósito de queso, el cual era el depósito Q, las dos personitas se dispusieron a instalarse allí, a conformarse, a no observar los cambios y a solo comer sin darse cuenta de lo que pasaba mientras que los ratones igualmente comieron y disfrutaron del preciado queso pero a diferencia de los liliputienses, ellos analizaron y vieron todo el depósito, el queso que había y que no debían de quedarse solamente ahí sino, ir buscando buscando otros lugares y rutas para cuando se terminara, tenerlo previsto y no tomarlos por sorpesa.  

Los cuatro personajes somos nosotros, cabe recalcar que cada uno de ellos tenía características particulares, así como muchos de nosotros, el laberinto en el que se mueven son las distintas facetas que vivimos a lo largo de nuestra vida, las situaciones que enfrentamos en este caminar, son los cambios que sufrimos en toda nuestra trayectoria y ese queso del que se habla es el éxito, la felicidad, la satisfacción, el dinero, el amor, etc., en fin todas las cosas positivas que nos podamos imaginar, esas cosas que muchas veces nos resultan difíciles   alcanzar porque el miedo y la inseguridad nos envuelven, pero debemos saber que tenemos que adaptarnos a constantes cambios de nuestra vida y por ende seguir nuestra queso o éxito  hasta donde sea necesario. Muchas veces cuando estamos en una situación confortables pensamos que esta perdurara y será así siempre, por ello hacemos las cosas con tanta seguridad que no nos   preocupamos por nada porque pensamos que será eterno y nos adaptamos a la costumbre de que esto no va a cambiar y por ello bajamos la guardia y no nos damos cuenta de los cambios que podrían estarocurriendo en el contexto, actuamos como Hem y Haw que al encontrar el depósito Q , nos instalamos con toda la seguridad de que nada cambiará, e incluso hacemos de esta situación nuestra eterna realidad, hacemos de esta nuestro hogar y no pensamos en la más mínima amenaza de perder nuestro queso.

Pasado un tiempo, el depósito Q un día estaba vacía, no había queso, al llegar Hem y Haw se sorprendieron, Hem se enojó al ver que no había absolutamente nada, haciéndose la  famosa pregunta de, ¿Quién se ha llevado mi queso?, Haw por su parte se desconectó de la realidad, no quería saber nada de lo ocurrido. Por lo contrario Fisfón y Escurridizo no se sorprendieron y supieron lo que tenían que hacer, buscar otro depósito, a lo que se pusieron en marcha, Haw consideró esta posibilidad pero Hem, su amigo, lo desalentaba diciéndole que las cosas volverían a la normalidad, que esperaran, le infundía miedo y se negaba a aceptar que las cosas cambiaron sin darse cuenta. En distintas   facetas   de   nuestras   vidas   nuestra   situación   cambia   y   en   algunos casos las personas no ven que las situaciones van cambiando con el tiempo, muchas veces estamos tan confiados en que nada cambiará que no lo notamos y al momento de que nuestro   queso se mueve actuamos como Hem, nos quejamos de la situación y no queremos movernos en busca de nuestro queso, sin embargo siempre hay que actuar como lo hicieron Fisfón y Escurridizo, correr y buscar una alternativa de solución y moverse al compás de nuestro queso.

Cuando la situación empeora y nuestro queso se mueve es necesario que nosotros   nos   movamos   en   busca   de   él,   corramos   tras   encontrar   un   nuevo queso, corramos tras nuestro  éxito y felicidad, muchas veces el miedo nos atrapa y este hace que vacilemos al momento de correr tras él, se nos apodera de nuestra mente un Hem, que nos hace creer que todo volverá  a la normalidad, que todo estará bien dentro de un tiempo, queremos culpar a otros de lo que pasa y buscamos sacar provecho de  ello y cuando esto sucede, cuando el temor nos atrapa caemos en un estado de aferración que nos negamos a ver la realidad  y  a   aceptar que las cosas han venido cambiando gradualmente y estábamos tan aferrados a la vida que llevábamos que no queremos movernos para encontrar  nuestro queso, no queremos afrontar la situación, simplemente queremos quedarnos de brazos cruzados esperando que las cosas se arreglen por su   propio medio, y es allí cuando nos volvemos inmóviles y más vulnerables al miedo.

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