Resumen cabeza de vaca
Carolina Suárez TorresResumen23 de Diciembre de 2015
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Pánfilo Narváez parte desde el puerto San Lúcar el 14 de mayo de 1527, con el objetivo de conquistar las provincias desde el río de las Palmas hasta el cabo de la Florida. Lleva consigo 5 navíos, con cerca de 600 hombres.
En la isla de Santo Domingo, se provee de caballos. Luego, parten a Cuba, donde Vasco Porcalle ofrece unos bastimentos que tiene en la Trinidad. El gobernador parte en busca de los bastimentos, mas llegado a mitad de camino, decide quedarse ahí y manda a Pantoja y a Cabeza de Vaca a buscarlos. Cuando llegan al puerto de la Trinidad, Pantoja va con Vasco a buscar los bastimentos, y Cabeza de Vaca se queda en la mar. El tiempo lluvioso impide a la gente salir del navío.
Llega un navío de la villa ofreciendo y rogando a Cabeza de Vaca que vaya a la villa a buscar bastimentos. Él al principio se niega, pero luego accede, pues la gente de su navío le insta que vaya para irse luego de aquél lugar. La tormenta crece, y cuando vuelven con los bastimentos al puerto, no encuentran los navíos. Por esta tormenta, se pierden 60 personas y 20 caballos.
Se quedan allí hasta que llega el gobernador en noviembre. Frente a las peticiones de las personas por quedarse allí en invierno, pues tenían mucho miedo de las tormentas, el gobernador da el cargo de los navíos a Cabeza de Vaca para que vaya a invernar con la gente al puerto de Xagua.
El gobernador llega con un nuevo piloto, y adquiere nuevos navíos, personas y caballos. Luego de pasar numerosas tormentas, peligros e inconvenientes, llegan a tierra a mediados de abril. Llegados a la Florida, el gobernador toma posesión de la tierra en nombre de Vuestra Majestad.
Cierto día, el gobernador decide entrar a explorar la tierra. Lleva consigo a 40 hombres, el comisario, el veedor y Cabeza de Vaca. Luego de un tiempo, se dan cuenta de que están perdidos. Andando por la costa, le preguntan a 4 indios si saben dónde había maíz (esto lo hicieron mostrándoles el maíz). Ellos los llevan a su pueblo, donde el maíz aún no estaba listo para ser cosechado.
Hallan en el pueblo algo de oro y gracias a los indios se enteran de Apalache. Para llegar allí, toman un guía y parten. De camino, hallan un pueblo donde cosechan maíz. Vuelven donde el contador y los pilotos y les cuentan lo visto.
En mayo, el gobernador manifiesta sus ganas por entrar por la tierra adentro, mientras los navíos avanzan hasta llegar al puerto. Cabeza de Vaca no está de acuerdo, pues no quería dejar los navíos si no es en un lugar seguro. El resto (menos el escribano) apoyan la idea del gobernador. Se le pide a Cabeza de Vaca que se vaya con los navíos y se haga cargo de ellos, a lo que él se niega, por querer aventurarse en tierra junto con el gobernador. Finalmente, se le entrega el mando de los navíos a un alcalde llamado Carvallo.
Al internarse en la tierra, no ven a ningún indio, pero después de cruzar un río, se encuentran con cientos de ellos. Cabeza de Vaca ruega al gobernador que vayan a buscar el puerto, pues el mar no queda lejos, a lo que el gobernador se niega, y ofrece a Cabeza de Vaca la oportunidad de ir con 40 hombres a buscar el puerto. Él y sus hombres no pueden cruzar el río y vuelven donde el gobernador, quien manda otro día a un tal Valenzuela para que pase el río y llegue al mar para ver si hay puerto. Valenzuela solo descubre bahía, pero no puerto. Todos parten hacia allá.
Les salió al encuentro un indio que iba sobre otro, quien traía a mucha gente. Se enteran de que son enemigos de los Apalache, y que quieren combatir contra ellos. Los españoles se van con ellos.
Al despertar a la mañana siguiente, ven que los indios han huido. Atrapan unos cuantos indios, quienes les sirven de guías, llevándolos por caminos muy difíciles. Finalmente, llegan a Apalache, y recordando lo que les habían dicho de ella, sintieron que todos sus esfuerzos valían la pena.
En Apalache solo hay mujeres y niños. Llegan los hombres tirando flechazos, pero luego huyen.
Apalache es una tierra llena de árboles y animales. Los exploradores se quedan allí. Llegan los indios Apalaches quienes vienen en son de paz y les piden a sus mujeres y niños. Luego, vuelven a atacar, pero huyen de nuevo. Los exploradores deciden ir a un pueblo llamado Aute.
Cuando llegan a su destino, se encuentran con que no hay indios, y las casas están quemadas, pero la comida está intacta y lista para ser cogida. Después de unas cuantas salidas de exploración, notan que la costa quedaba muy lejos de allí. Volvieron para comunicarle lo descubierto al gobernador, y lo hallan muy enfermo.
Deciden partir de Aute hacia el lugar que Cabeza de Vaca vio cuando salió a explorar, sin embargo, mucha gente había enfermado.
Deciden embarcarse, y para esto, preparan navíos con lo que tienen a disposición (a pesar de que ninguno sabía hacer nada). Finalmente lo logran y se embarcan en sus improvisadas naves.
En su viaje, pasan mucha sed, tanto así que deciden tomar agua salada. Algunos mueren por esto. Afortunadamente, llegan a ellos varios indios pacíficamente, con quienes intercambian comida. Estando en la choza de un cacique, llegan muchos indios atacando, y hieren al gobernador. Luego de poner al gobernador a salvo, se enfrentan a los indios, pero éstos van bien armados.
Pasado esto, se embarca de nuevo, pero la falta de agua le hace pedir agua a unos indios. Éstos les proponen convidarles agua. Dos cristianos van con los indios, y los indios dejan a dos de los suyos como rehenes. Al volver, les entregan vasos vacíos, y no les devuelven a los cristianos. Luego, huyen.
A la mañana siguiente, vuelven los indios buscando a los que habían dejado de rehenes. El gobernador se niega, pidiendo que les devuelvan a los cristianos primero. Ante la negativa y la condición, los indios los atacan con piedras.
Navegando apenas, y luego de una discusión con el gobernador, sobre si recobrar una barca o ir directo a tierra, Cabeza de Vaca y su gente logran llegar a tierra en el mes de noviembre.
Lope de Oviedo es enviado a ver la tierra a la que habían llegado. Ve que están en una isla, la que parecía ser habitada por cristianos. Lo mandan a investigar más de cerca. Oviedo encuentra tiendas de indios vacías. Después de un rato, llegan los indios, con quienes hacen amistad. Los indios les prometen volver para llevarles de comer.
Al día siguiente, vuelven los indios y los alimentan, y siguen haciéndolo así. Los españoles, al verse repuestos y con provisiones, deciden embarcarse de nuevo. Se quitan la ropa para poner sus navíos al agua, pero algunos de ellos perecen y su anhelo de embarcarse fracasa. Los indios lloran por ellos, y les dicen que podrían llevarlos a sus pueblos, pero los sacrificarían a los ídolos. Cabeza de Vaca, al ver que si no va con ellos, sus probabilidades de morir son más altas, les ruega que los lleven con ellos, a lo que los indios acceden.
Cabeza de Vaca ve a un indio que porta un rescate que no era de los que él o sus hombres le habían dado, por lo que le pregunta de dónde lo consiguió. El indio le dice por señas que se lo habían dado otros hombres como ellos y que se encontraban más atrás. Envía dos cristianos y dos indios para que les mostrara aquella gente y descubre que se trata de los capitanes Andrés Dorantes y Alonso del Castillo que habían naufragado cerca. Entre todos se proponen reparar el barco para salir de ahí, pero uno de los constructores muere y la barca no se pudo terminar. Viendo que no podían hacer otra cosa deciden invernar allí y envían cuatro cristianos a Pánuco a pedir ayuda.
Luego de que partieran los cristianos el tiempo empeoró y era imposible encontrar refugio o comida, por lo que algunos comenzaron a comerse entre ellos. El resto murió de enfermedades al estómago o de hambre, quedando solo 15 de los 80 hombres (indios y cristianos) que habían antes.
Le pusieron por nombre a esa isla “Mal Hado” y vivieron con los nativos del lugar hasta finales de abril, luego se fueron con ellos a la costa del mar.
Mientras vivieron con los indios, estos quisieron que los cristianos hicieran algo útil, así que les dieron la labor de ser físicos (curanderos). Cabeza de Vaca y sus hombres se reían de esto, pues los indios soplaban a los enfermos para curarlos, pero cuando les quitaron la comida se vieron en la obligación de actuar como físicos. Con soplos y rezos intentaron curar a los indios enfermos y estos dijeron luego haberse sanado, agradeciéndoles a los cristianos con comida y regalos. Cabeza de Vaca relata luego las costumbres y los ritos funerarios de los indios de la isla.
Dorantes y Castillo comenzaron a reunir a todos los cristianos dispersos por la isla y en total resultaron ser catorce. Se enteran de que Cabeza de Vaca se encuentra muy enfermo en el otro extremo de la isla y le pagan a algunos indios para que los lleven a él. Los acompañantes de Núñez, Hierónimo de Alaniz y Lope de Oviedo se van a reunir con los otros cristianos y se marchan con ellos. Cabeza de Vaca no pudo ir con ellos porque su enfermedad se lo impedía.
Un año tuvo que quedarse con los indios de ese lugar mientras se mejoraba, hasta que decidió escapar e irse donde los indios de Charruco, porque los otros lo trataban muy mal y lo obligaban a hacer muchos trabajos que le lastimaban los dedos hasta hacerlos sangrar.
Se va con los otros indios y está seis años con ellos trabajando como mercader, oficio que le produjo grandes beneficios y le permitió mantenerse vivo. Lo que lo obligaba a quedarse era su deseo de llevarse a Lope de Oviedo, que había decidido quedarse con Núñez y que lo retrasaba para marcharse. Finalmente dejan juntos ese lugar y reciben noticias de que hay tres cristianos (de los catorce que quedaban) que se encuentran más adelante. Los malos tratos de los indios que los guiaban hicieron que Oviedo se volviera con unas indias, dejando a Cabeza de Vaca solo con los indios Quevenes.
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