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Segunda Vez

karlariera30 de Marzo de 2015

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EL DESTINO DE LOS DESAPARECIDOS Y LO KAFKIANO: LA NARRACION

DE CORTAZAR, "SEGUNDA VEZ" Y SU REPERCUSION EN LECTORES

ALEMANES

Gabriela Hofmann La Torre — Hinrich Hudde

En tres narraciones del volumen Alguien que anda por ahí,1

publicado en 1977, el

cuentista Cortázar trata de unir lo fantástico con su compromiso político. En el cuento

que da título al volumen — Chopin aparece como fantasma y estrangula a un enemigo

militante de la Cuba postrevolucionaria — esta síntesis no llega a convencer. En cambio

se cumple satisfactoriamente en "Apocalipsis de Solentiname": la sangrienta represión

de las innovaciones sociales en Nicaragua es descrita primero en forma de reportaje,

pasando después a una descripción con elementos fantásticos. Finalmente, "Segunda

vez" se concentra enteramente en la exposición paradigmática de la represión.

"Segunda vez" se distingue de las demás narraciones mencionadas, sobre todo porque

en ella no se establece explícitamente relación con el contexto político.

De esta manera fue posible que la narración se publicara en una revista argentina

— en abril de 1976, un mes después del golpe militar.2

Aún así, Cortázar indica que la

publicación del volumen Alguien que anda por ahí fue prohibida en Argentina — no sólo

por causa de "Apocalipsis de Solentiname", sino también por "Segunda vez"3

Es

evidente que la censura reconoce el explosivo sentido político de ésta útlima:

describiendo como hace de manera encubierta, el destino de los desaparecidos.4

Por supuesto, también hay lectores y críticos que no tienen ojos tan escrutadores

como la censura: no se dan cuenta del significado político y leen "Segunda vez"

simplemente como otra narración fantástica de Cortázar. En cambio hay otros que

resaltan el aspecto crítico-realista y el compromiso directo, rechazando así la aplicación

al término "fantástico".5 El propio Cortázar comparte este punto de vista (aunque el autor,

or supuesto, no puede reclamar el monopolio de las interpretaciones): "Segunda

vez" es un cuento que no se puede calificar de fantástico.6

En un seminario sobre Cortázar en Erlangen (en 1984), la mayoría de los

estudiantes compartió esta opinión.7

Poniendo en duda esta interpretación "antifantástica"

de la narración, una romanista planteó la siguiente cuestión: ¿llega el lector

alemán a darse cuenta de la relación entre el cuento de Cortázar y la problemática de

los desaparecidos? Este comentario escéptico dio motivo a una pequeña encuesta. Las

interpretaciones contrapuestas de "Segunda vez" nos llevaron a tratar de analizar

empíricamente la repercusión de esta narración relacionada con Latinoamérica en

lectores alemanes: el análisis de la recepción fue el resultado de problemas de

interpretación.

Por otra parte, cuando fue escrito el cuento, la relación con Argentina no estaba

clara todavía. El autor indica haber escrito "Segunda vez" hacia 1974.8

En ese tiempo, el

problema de los desaparecidos sólo empezaba a esbozarse; de manera que podría

atribuirse a Cortázar un "don profótico", previendo un futuro proceso en su país de

origen. De cualquier manera, nos parece probable que se refiriese a Latinoamérica en

general: Cortázar participa en el segundo Tribunal Russell (en enero de 1975), que trata

de la represión — y también de la desaparición de personas — en países como Chile o el

Brasil. Esta actividad podría haber motivado su producción literaria. Más tarde, el

proceso político en Argentina llamó la atención de muchos lectores — por supuesto

también la del autor, que declara más tarde: "Segunda vez" es un cuento que

concentra en seis páginas parte del horror de la represión argentina.9

Para interpretar esta narración, es útil recurrir a la literatura policíaca: Cortázar

varía un tema primordial de este género literario, el misterio del espacio cerrado.

Cortázar tradujo un texto clásico sobre este tema: el "Doble asesinato en la calle

Morgue" ("The murders in the Rue Morgue") de Edgar Allan Poe. Quien percibe esta

relación, esperará que también en "Segunda vez" ocurra un asesinato (o más bien dos).

En las narraciones y novelas policíacas, los crímenes en un espacio (aparentemente)

cerrado son aclarados. El elemento de lo inexplicable, Mystery,1 0 es vencido

finalmente por el brillante raciocinio del detective. Con él triunfan la justicia y el orden; el

criminal es capturado.

No así en "Segunda vez": el caso queda por aclarar, la serie de asesinatos

continúa. No hay detective que se ocupe de la indagación. Ni siquiera aparece un

cadáver, por lo cual tampoco existe la certeza definitiva de que realmente haya ocurrido

un asesinato. Ni la futura víctima ni el lector comprenden el caso — sólo los autores del

delito están al corriente. Los criminales son representantes del "orden" estatal, que se

basa en la violencia y la abitrariedad: oficinas cuyo trabajo semioculto y brutal se ejecuta

de manera cotidiana y cómoda (en alemán diríamos "gemütlich"): asesinato como rutina

oficial. La misteriosa desaparición de una persona en un espacio cerrado lo

consideramos nosotros en principio como un tema de la literatura fantástica. Sin

embargo, renunciando a una solución histórica en que se encuentran él y su país: en

1976/77 no se sabe lo que sucede realmente con los desaparecidos. Sólo los ejecutores

y los responsables en el aparato estatal y militar lo saben — y siguen haciendo salir

por otro lado a las víctimas desprevenidas.

Cuando "Segunda vez" es publicado, en Argentina están desapareciendo muchas

personas. No obstante, Cortázar elige destinos individuales, ejemplares: así puede

conseguir mayor participación emocional del lector. Para este fin sirve la perspectiva de

la víctima, sirve la descripción de dos jóvenes simpáticos, llenos de ilusiones y

expectativas con respecto al futuro: por lo visto ciudadanos pacíficos, elegidos

arbitrariamente o por equivocación. Los citados no tienen ninguna conciencia de culpa.

Por esa razón no reaccionan adecuadamente: como Carlos, también María Elena caerá

en la trampa; no tratará seriamente de aclarar la desaparición de Carlos; no hará nada,

ni para su propia salvación, ni contra la oficina en general. El lector sentirá compasión

por las víctimas; lo que se podría hacer contra los criminales, tiene que pensarlo él

mismo. Cortázar muestra una situación de violencia, y no una propuesta para

enfrentarse a ella. Describe víctimas y no personas en oposición al régimen o miembros

de la resistencia. Esta manera de exponer el problema de los desaparecidos manifiesta

claramente la comprometida toma de partido de Cortázar. Ahora bien, ¿está el lector

alemán en condiciones de reconocer la relación con los desaparecidos sin que se le den

más informaciones?

El breve cuestionario reproducido al final de este artículo fue distribuido, junto con

el texto de la traducción alemana de "Segunda vez", en el semestre de invierno de

1985/86 en Erlangen y Nürnberg. Treinta personas estuvieron dispuestas a leer el texto

y responder al cuestionario. Nuestra pequeña encuesta es obra de "aficionados".11 No

pretendemos haber trabajado con perfección metódica; por supuesto, los encuestados

no constituyen un perfil representativo — aunque por lo menos fueron hallados nuevos

lectores de Cortázar. Todos ellos son alemanes. Predominan las personas con menos

de treinta años (más de dos tercios del grupo). Doce encuestados son estudiantes. Sin

embargo, hemos evitado encuestar a romanistas, ya que quisimos abandonar el círculo

de lectores especializados. Las profesiones de los dieciocho no-estudiantes son

bastante variadas.12

De los treinta encuestados, nadie conocía el texto de antemano (pregunta n° 1). La

reacción a la lectura (pregunta n° 2) fue mayoritariamente positiva, aunque no

entusiasmada (a más de dos tercios la narración les agradó bastante). A ocho

encuestados el texto les gustó poco, y ciertos comentarios revelan distancia o

perplejidad.

De importancia central para nosotros fueron las preguntas n° 3 a n° 8. Con

respecto a la impresión del texto sobre los lectores (pregunta n° 3) predomina

interesante, con suspenso (la mitad de los encuestados), seguido de

inquietante (once personas), eligiendo casi cada cuarto encuestado la combinación

de ambas características.

Las respuestas a la pregunta central n° 4 presentan un resultado

sorprendentemente claro: veintiuno de los encuestados, o sea algo más de dos tercios,

se deciden por la categoría "realista". En cambio sólo dos se deciden por el término

"fantástico"13 — del lado no-romanista se efectúa aquí una clara confirmación

...

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