TEMA 2.- CONCEPTO Y FUNCIÓN DE LOS PROBLEMAS EN LA ESCUELA

La dificultad de un problema para un niño revela numerosos aspectos y estamos muy lejos de haber identificado todos los componentes en juego en la resolución y las relaciones que existen entre esos componentes. Sin embargo, hemos logrado poner en evidencia en forma pragmática algunos puntos neurálgicos y proponer, en consecuencia, actividades que han resultado muy fructíferas para los niños. Antes de evocar estos dos puntos, es necesario reafirmar que un objetivo fundamental de la escuela primaria es enseñar a los niños a resolver los problemas.

La solución de problemas es un obstáculo grave para los alumnos de primaria; evidentemente la resolución de problemas está estrechamente relacionada con la creatividad, que algunos definen precisamente como la habilidad para generar nuevas ideas. Los problemas son generalmente textos escritos y se sabe que las dificultades varían, según el orden elegido para presentar los datos, la sintaxis, los términos empleados. La resolución de problemas no es un asunto puramente intelectual. A veces no existe ni siquiera el deseo de comprender el problema y por lo tanto el mismo no es comprendido.

Por último considerar dos puntos importantes que se marcan en la lectura:

Un primer punto se refiere a la percepción que tienen los alumnos del problema.

Un segundo punto se refiere a la convicción que tienen los niños de haber encontrado una buena solución y de sus posibilidades de justificarla. Se conoce bien cómo una pregunta del tipo ¿Estás seguro? Es suficiente para hacer que los niños duden de lo que acaban de hacer o decir. Es por esto necesario enseñarles a los niños a justificar, a probar lo que dicen, y eso, es un lenguaje preciso.

En realidad, se puede hacer la hipótesis que estos dos puntos tienen un mismo origen; la naturaleza del contrato que se establece entre el maestro y los alumnos. Este contrato, que está determinado ampliamente por las expectativas, a menudo implícitas del maestro, modela los comportamientos de los niños, influye sus respuestas: el niño se constituye una imagen de la resolución del problema según la cual debe, antes de todo, producir la respuesta que el maestro espera.

Se puede citar algunos elementos constitutivos de esta imagen: hay que encontrar rápidamente la operación para usar, no se debe dejar que el maestro piense que se ha dado o hay que dar necesariamente una respuesta, sino, se sospecha que no trabajó, sólo el maestro podrá decidir sobre la exactitud de la solución.

Es muy difícil pero no imposible cambiar la perspectiva que tienen los alumnos de la resolución de problemas y en general de las matemáticas, para poder lógralo es necesario que el maestro conozca a la perfección los contenidos para así poder realizar una estrategia dinámica para la enseñanza del

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