TRES - GREGORIO MARTINEZ-RESUMEN

Resúmenes

TRES

Gregorio Martínez

Inicialmente, Conyungo fue propiedad de Félix Denegri el cual era un blanco grandazo, cara mosqueada y vivía en la desmesura, en una casa de hacienda que más parecía un castillo. Conyungo, en ese entonces, era solo monte en donde apenas había cinco casas de carrizo con barro. En ese entonces el autor vivía la época de los sembríos de caña, que más tarde cambiaría a algodón con Francchia y Grondona, y trabajaban por un socorro que se daba en efectivo y lo demás era comida que se llevaba al lugar de trabajo. Félix Denegri fallece de una angina por comer mucho mango que le mandaron desde Ica. Y deja a sus seis hijos, todos estaban chiflados. Denegri había fundado una estirpe de locos e incluso años después los hijos de sus hijos padecerían el mismo mal. El hijo más loco era Don Alberto el cual tenía un deseo insaciable de hembra por lo que animal o mujer le daba igual. Violó a muchas mujeres y no hubo para él castigo ni escarmiento. Al final, después de que Denegri murió sus hijos tuvieron que echarse a vagar por el mundo solo con el recuerdo de sus grandezas. El autor parte en el año 14 de Conyungo. Después de que Denegri muere, Fracchia y Grondona compran Conyungo no para sembrío sino para criadero de burros que era un buen negocio en ese entonces. Había rumores de que Fracchia y Grondono habían comprado Conyungo para hacerse con el Puerto Caballa y comerciar libremente con contrabando de Europa. Más tarde Grondona decide pedir su parte y deja solo a Fracchia, quien al morir años más tarde deja viuda a su esposa Anita Roncagliolo quien pone la hacienda a completa disposición de su sobrino José Enrique Borda. José Enrique Borda no vivía en Conyungo ni en ningún lado en realidad; siempre estaba viajando a Lima a Conyungo, a Estados Unidos en donde estudiaban sus hijos o a Majoro donde se encontraba nuestro autor trabajando de guardaespaldas. En ese entonces José Enrique Borda fue proclamado candidato a diputado en el partido Ureta pero fue vencido por su contrincante, los apristas, cuyo representante era el médico y cura Morseki, el cual era considerado casi un segundo Dios por sus habilidades como médico. A esto el autor se encuentra decidido a dejar a su patrón y viajar a algún sitio para encontrar una mujer, pero justo antes de partir es llamado por José Enrique Borda a Conyungo. En el año 46 vuelve a Conyungo y ve que todo había cambiado, había capilla, panteón, ranchería de casas de adobe, la casahacienda que en conjunto parecía un pueblo perdido y sólido levantado insensatamente en medio del arenal, sin un árbol, sin una vegetación de adorno. El autor se encuentra decepcionado y desorientado porque no quedaba nada de lo que dejó treinta y dos años atrás y decide aislarse y quedarse solo. José Enrique Borda tenía al juez Torres

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