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Todas las cualidades de fondo y el estilo de la poesía homérica


Enviado por   •  2 de Mayo de 2013  •  Resúmenes  •  3.999 Palabras (16 Páginas)  •  405 Visitas

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os en negrita y entre paréntesis son míos. No pertenecen al autor del estudio crítico HONTANAR, de cuyo libro APUNTES DE LITERATURA - HOMERO, (Mosca Hnos, Montevideo, 3era edición, 1962) tomo este análisis.

El canto I de la Ilíada lleva tradicionalmente como título Peste. Cólera. Es fundamental porque contiene el germen todo el desarrollo del poema. Al mismo tiempo que el proemio de una obra extensa, constituye este canto una unidad en sí misma, de gran valor artístico.

[…]

Todas las cualidades de fondo y de estilo de la poesía homérica pueden apreciarse en este canto: concisión, vigor, nitidez, maestría de composición, oportuna motivación de sentimientos y actitudes de los personajes, belleza, elocuencia y adecuación de los discursos, los cuales por una parte, ocupan aproximadamente las dos terceras partes del canto.

En cuanto a la estructura del canto, además de la invocación y de la exposición sintética del tema, que constituye una especie de preludio, es posible distinguir dos partes de extensión casi igual:

a) Causas de la cólera (versos 1 al 311) Súplica de Crises a Agamenón y oración a Apolo. La peste. El ágora: vaticinio de Calcas. Disputa entre Agamenón y Aquiles. Aparición de Atenea. Intervención de Néstor. Disolución del ágora.

b) Consecuencias inmediatas de la cólera: (versos 312 a 611). Partida de Odiseo conduciendo a Criseida. Rapto de Briseida. Oración y súplica de Aquiles a Tetis. Llegada de Odiseo a Crisa y restitución de Criseida. Oración y sacrificios a Apolo. Súplica de Tetis a Zeus. Disputa entre Zeus y Hera. Intervención de Hefestos. Festín de los dioses.

Algunos críticos literarios dedicados a la literatura griega como Croiset, hacen notar que existe una repetición de motivos, un curioso paralelismo entre algunos pasajes de la primera y la segunda parte del canto. Por ejemplo, la súplica de Crises corresponde al la de Aquiles; la disputa entre Aquiles y Agamenón a la contienda entre Zeus y Hera; la actitud conciliadora de Néstor, en el ágora de los héroes, corresponde a la mediación de Hefestos en el ágora de los dioses.

[...]

La acción del canto I trascurre durante el término de veintiún días, casi la mitad de lo que dura el desarrollo del poema.[1]

INVOCACIÓN Y BREVE INTRODUCCIÓN

El poeta invoca a la musa, llamándola diosa, para que cante la cólera del Pelida Aquiles.[2]

El poeta enuncia el tema de toda la epopeya: la cólera y sus consecuencias funestas para los aqueos, en cumplimiento del designio de Zeus.

SÚPLICA DE CRISES. LA PESTE.

El anciano sacerdote reclama la restitución de su hija Criseida, ofreciendo un inmenso rescate: lleva en la mano las ínfulas[3], signo de su condición sacerdotal y expresa que la restitución de su hija será grata a Apolo, “el que hiere de lejos” (o “el flechador Apolo” según la versión). Este epíteto implica una velada amenaza porque las flechas de dios causan la peste o la muerte.

El poeta plantea la situación con la máxima concisión y brevedad; no se extiende en detalles sobre el cautiverio de Criseida[4]. La súplica no va acompañada de expresiones de intenso dolor, porque sería inútil tratar de conmover al enemigo; trata de despertar el interés de los aqueos por el espléndido rescate y les da a entender que la injuria al sacerdote puede malquistarlos con el dios.

Crises dirige su súplica en general a los aqueos y especialmente a los dos Atridas[5]. Contrariando la opinión de los aqueos, que deseaban se aceptara el rescate, Agamenón rechaza violentamente la súplica, con injurias y amenazas, ordenando al anciano que parta sin demora y no vuelva pues “quizás no te valgan el cetro y las ínfulas del dios.”

El anciano se retira silenciosamente “por la orilla del estruendoso mar.”Aunque en la poesía homérica no existe propiamente sentimiento de la naturaleza, la referencia al estruendo del mar sirve para realzar el dolor del anciano sacerdote, quien suplica protección a Apolo, recordándole sus piadosos sacrificios: “¡Paguen los dánaos mis lágrimas con tus flechas!”

Solidarizado con su sacerdote, Apolo, el dios de la luz, desciende del Olimpo, semejante a la noche, esto es, dominado por la cólera. El movimiento impulsivo y violento del dios iracundo se traduce en sensaciones auditivas: las flechas resuenan en el carcaj o aljaba que lleva sobre su espalda; pronto se oye el chasquido terrible del arco de plata que dispara las flechas, símbolo de la peste. [6]

EL ÁGORA

Aquiles convoca al ágora o asamblea del ejército, para averiguar las causas dela peste, proponiendo que se consulte a un adivino para saber si el dios está irritado porque se dejó de cumplir algún voto o hecatombe.[1]

Calcas, el mejor de los augures, antes de revelar la causa de la peste exige a Aquiles seguridades o garantías, bajo juramento, pues teme irritar a un rey poderoso. (Ese “rey poderoso” es un ejemplo de perífrasis, ya que todos podemos darnos cuenta de que es Agamenón de quien habla. La acotación es mía)

Aquiles promete protegerlo “aunque hablares de Agamenón, que se jacta de ser en mucho el más poderoso de los aqueos.” Esta bravata de Aquiles significa un desafío a la autoridad del jefe supremo, lo que justificará luego la cólera del Atrida, más aún que la exigencia de devolver a Criseida.

El impulso violento de Agamenón se expresa diciendo que tenía “las negras entrañas llenas de cólera y los ojos semejantes al relumbrante fuego.”[2]

Con torva mirada, increpa a Calcas llamándole “adivino de males”[3]

Al verse obligado a desprenderse de Criseida, para valorar esa pérdida y poder exigir una recompensa, expresa Agamenón que la prefería a su legítima esposa, “porque no le es inferior en el talle, ni en el natural, ni en inteligencia, ni en destreza.” Estas palabras expresan el concepto de areté de la mujer.

No debe interpretarse como una sincera expresión de sentimientos esa preferencia de su amante frente a su propia esposa, sino como la expresión de su amor propio ofendido, al mismo tiempo que un ardid para reclamar una recompensa ante los aqueos. (En lo personal, pienso que la figura de Klitemnestra se ve humillada igual, sean o no sinceras las palabras de Agamenón.)

Replica Aquiles que no es justa la reclamación del Atrida, porque el botín ha sido totalmente repartido (RES IUDICATA: cosa adjudicada,

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