Virtudes Basicas

INTRODUCCIÓN

Las virtudes son los hábitos de cada de persona, que le hace obrar bien o de forma correcta en su vida cotidiana.

Las virtudes en las personas son las acciones que incluso se van forjando o acentuando en las personas con el paso del tiempo. Existen tres principales que hacen que se le pueda llamar virtuosa a una persona. Las tres características básicas son:

Humildad, Constancia y Prudencia

DESARROLLO

Pese a que la palabra humildad se ha tergiversado mucho (incluyendo las otras dos virtudes básicas) hay un significado que se puede asegurar te lleva a la humildad, y este es aceptar que sin valores, no se llegara a ningún lugar. Aceptar que gracias a que existen los valores tenemos las razones éticas que nos indican cómo actuar correctamente y el porqué de esto. Aceptar que bajo estas normas y la comprensión de que gracias a estos hay una precisa razón de ser, es lo que hace que el ser humano sea humilde realmente. Vivir valores es nuestra razón de ser.

La constancia es de las virtudes que, además de ser la más obvia y que su significado difícilmente se puede cambiar, es la que pone en evidencia si lo que hacemos, es realmente por humildad y no por apariencia. Ya que esta no nos permitirá mentir. La constancia está basada en la medida en la que nosotros realizamos estas buenas acciones o en la medida en la que obramos correctamente para con los demás y con nosotros mismos.

Esta es la virtud que nos hace poner en hechos todos los valores que nos permiten convivir correctamente. Ya que como bien dice J.M. Méndez, no basta con que tengamos las “buenas intenciones” de ayudarnos o de ayudar a la sociedad en la que vivimos. Hoy en día hace falta un poco de más acción que influya en las acciones de los demás y que nos permita realmente ayudar y hacer algo por nuestra sociedad. Ya que a través de los valores adquiridos en la infancia, en casa, en la escuela y forjados a través del tiempo por nosotros mismos, es como ayudamos a hacer un mejor México, y un mundo mejor.

La constancia en nuestras acciones, en nuestra palabra y en la medida en la que queremos demostrar que se obtienen buenos y mejores resultados obrando bien y actuando de una manera ética.

Y por el último pero no menos importante, la prudencia que es la base de las virtudes, y que sostiene toda lógica en nuestras acciones y en la manera en la que actuamos.

La prudencia es la sabiduría que tenemos todos para actuar. Es un hábito que nos invita de manera mental o psicológicamente, a actuar de manera prudente o inteligente. Ser prudente en nuestros actos, en nuestros pensamientos y en nuestras acciones en la base de todo valor o virtud. Ya que para ser una persona virtuosa o de valores, se debe actuar con prudencia o bien ser una persona prudente. Hay que hablar o conectar nuestros actos con prudencia.

Es por prudencia que se vuelve necesario el conocimiento axiológico, estudiar los valores, subvalores y antivalores, etcétera;, es necesario para poder saber qué hacer en algún conflicto axiológico, conocer las relaciones de fuerza y altura son clave para ser prudentes.

CONCLUSIÓN

Pues bien dice el dicho “ser para parecer y no parecer para aparentar”. Porque cuando uno quiere aparentar que actúa con constancia o con humildad, sin importar cuánto se intente, la prudencia siempre hablara en voz alta, dejando expuestos todos aquellos actos imprudentes de las personas.

Por esto mismo si hay virtudes que nosotros vemos que son débiles en nosotros mismos, no hay más que reforzar esos buenos hábitos y comenzar a forjar esas virtudes que sabemos que nos llevarán a un mejor futuro y a una coexistencia más armoniosa con el resto de la sociedad y de los habitantes.

REFERENCIAS

• MARIA MÉNDEZ, Tabla de Valores Éticos, Estudios de Axiología,

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