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Acerca De La Musica En El Cine


Enviado por   •  30 de Enero de 2013  •  3.019 Palabras (13 Páginas)  •  642 Visitas

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Acerca de la música en el cine

El tema de la música en el cine es vastísimo y existe una muy amplia bibliografía al respecto, sobre todo si se la compara con aquella que existe dedicada a los demás aspectos de la banda sonora cinematográfica. Por otro lado, el objetivo general de este texto es proponer una visión integral de la banda sonora cinematográfica, en la cual la música del cine es uno más de los elementos sonoros narrativos y expresivos, muchas veces protagónica y dominante, otras veces en un plano secundario, y a veces ausente del todo, o casi del todo, según qué tan amplio sea nuestro criterio acerca de lo que puede ser considerado música. Por lo anterior, me limitaré simplemente a hacer ciertas consideraciones generales críticas, dando por sentado que la historia oficial de la música en el cine está bastante bien asentada y defendida y que sólo con una visión crítica se puede evitar la utilización complaciente de fórmulas y técnicas del cine institucional, sin menoscabo de su utilización consciente. En mi opinión, todos los buenos cineastas —dentro de la industria o fuera de ella— saben qué hacer con la música, incluyendo a los que deciden no utilizarla.

Contrario a lo que pareciera ser la norma general de percepción que concibe a la música como un lenguaje universal, hace tiempo que esta idea ha sido desechada por múltiples teóricos. Cada manifestación musical responde a sistemas, contextos y códigos particulares, mismos que nadie puede conocer en su totalidad, por lo tanto todos y cada uno de nosotros tiene un cierto universo personal de conocimientos e información cultural dentro del cual hay ciertas “músicas” que puede “entender” o apreciar mucho mejor que aquellas que quedan fuera de dicho universo conocido. El lugar común que ilustra esto es el adolescente cuyas preferencias musicales son calificadas como ruido por sus mayores.

La música no es un “lenguaje universal”. Las lenguas y los dialectos de la música son múltiples. Varían de una cultura a otra, de una época a otra dentro de una misma cultura e inclusive dentro de una misma época y cultura. […] Aun dentro de una misma época y cultura, es la excepción más que la regla, cuando un estilo musical es comprendido por todos los miembros de dicha cultura.1

En cada país o región, en cada sector social, existe cierta cultura musical compartida, más o menos asequible a todos los individuos de dicha comunidad. A este nivel básico, lo podemos considerar como el piso a partir del cual cada individuo, según su historia personal, construye una cultura musical mayor, ya sea como melómano o como músico. En el caso concreto de México, podemos decir que ese piso es muy bajo y que está muy agrietado, pues ha sido deliberadamente descuidado y maltratado por décadas de irresponsabilidad y abandono gubernamental en materia de educación y cultura. En mi opinión, la cultura musical de un país se tiene que sustentar en tres pilares básicos: 1) la vitalidad de su música popular en todas sus manifestaciones; 2) un buen sistema de educación musical integrado, como disciplina formativa, a un sistema educativo nacional también funcional; y 3) una política cultural que garantice la difusión de las manifestaciones artísticas no comerciales. En México, a finales de la primera década del siglo XXI, no se cumplen ninguna de las tres condiciones, y sin tener que ahondar en el tema de la profunda crisis educativa y cultural generalizada del país, se puede afirmar que una buena cultura musical en el sentido más amplio es algo inaccesible para la mayoría de la población. Esto no quiere decir que no existan manifestaciones musicales originales en México de gran vitalidad, pero así como hemos llegado en los últimos años a ser el primer lugar mundial en obesidad debido al deterioro y la pérdida de las culturas gastronómicas populares, sustituidas por el consumo de comida chatarra, asimismo la riqueza de nuestras tradiciones musicales populares se ha perdido, o sobrevive marginada por la música chatarra promovida por la televisión y la radio comerciales. Por su parte, la instrucción musical es privilegio de unos pocos, pues aunque ciertamente existen importantes escuelas públicas de música, el grueso de la población queda privada casi absolutamente de la posibilidad de adquirir una cultura musical elemental. ¿Y qué tiene que ver todo esto con la música en el cine? Pues mucho, ya que el cine es reflejo de la cultura de cada país. El bajo piso de nuestra cultura musical impacta negativamente, desde mi punto de vista, en los estilos y formas de uso de la música en el cine mexicano. Es evidente que la anterior es un generalización necesariamente injusta con muchas películas mexicanas que destacan en cuanto a su manera de abordar el uso y la selección de la música. Desgraciadamente, para un público acostumbrado al estilo de musicalización de telenovelas y series de televisión, y sin una cultura de apreciación musical crítica, este abuso o mal uso de la música en el cine (particularmente el más taquillero) no sólo no es algo que moleste, sino que es percibido muchas veces como natural y efectivo.

Entonces, si consideramos que la música no es un lenguaje universal, lo que sucede es que un cierto lenguaje musical (fundamentalmente el que deriva del romanticismo europeo sinfónico y tonal del siglo XIX) usado de cierta manera durante décadas (como música extradiegética que acompaña constantemente la acción cinematográfica y televisiva) y que domina más del 90% de nuestras pantallas, y al que estamos condicionados desde niños por medio de las caricaturas y otros programas infantiles que comparten el mismo código, esta fórmula, por hegemónica y omnipresente, ha llegado a ser considerada como natural y por lo tanto, como falsamente universal. El otro extremo de la forma institucional de musicalizar con partitura orquestal es el uso de canciones de moda, siempre con la posibilidad de utilizar ambos recursos de manera conjunta. De cualquier manera, la música se convierte necesariamente en una parte fundamental del paquete artístico y mercadotécnico de toda película industrial. Es prácticamente inconcebible, en el ámbito del cine comercial, que una película no tenga música suficiente como para poder sacar el disco con el “original soundtrack”.

Ni las técnicas ni las tecnologías son naturales, y tampoco evolucionan de manera natural. […] Para Jean-Louis Baudry, el aparato tecnológico del cine transforma lo que está puesto ante él, pero oculta el trabajo de dicha transformación

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