Análisis de la película Dios no está muerto

Trujillo, 05 de Septiembre de 2020

Autor: Profesor Félix Fernández

Actividad N°2: Análisis crítico sobre el largometraje

 “Dios no está muerto”

La película demuestra que desde el rol o faceta que ocupa el docente, este puede incurrir en el abusar de la potestad que tiene sobre los grupos de estudiantes, dándose el caso de que muchas veces la relación académica entre profesor y estudiante deja de ser bidireccional y horizontal, es decir, con retroalimentación plenamente democrática, y se puede convertir en una relación de plena subordinación, que no solo concentra e interviene en  los elementos de la relación académica sino que involucra elementos impropios de dicha relación, como la vida personal, las creencias religiosas y políticas, entre otros, que son particulares de cada estudiante y con respecto a estos, este no está obligado a compartirlos y viceversa.  

De esta manera, se demuestra que se debe ser concienzudo y cuidadoso en lo concerniente al desarrollo de las clases como espacio de interacción, atendiendo especialmente a no promover o dar cabida a situaciones ajenas al buen rol que debe ocupar el docente, desagradables o degradantes para el estudiante y/o que propicien el deterioro del espíritu académico que debe caracterizar la educación universitaria de calidad.

Por otro lado, también la película deja en evidencia que la cualidad natural del ser humano de ser perseverante cuando percibe esto como necesario para su bienestar o persistencia, hace que conflictos relacionados con aspectos personales (como los mencionados anteriormente) se vuelvan duraderos y compliquen o afinquen aún más la resistencia al cambio que el estudiante de la educación andragógica manifiesta cuando se imparte nuevo conocimiento. Siendo de igual forma la resistencia al cambio un atributo (muchas veces positivo y otras tantas negativo), que entre otras cosas permite que el ser humano se estabilice en su día a día, evitando que se den cambios significativos bruscos antes de contarse con el máximo de información posible, como para asimilar y apropiarse de dicho cambio para sí.

En resumen, el docente debe actuar con objetividad,  con empatía y enteramente en pro del perfeccionamiento institucional, propiciando a su máxima expresión la apropiación del conocimiento por parte del estudiante, sin involucrar aspectos personales que puedan afectar la relación académica en el aula de clases como espacio de interacción.

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