ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Aventuras


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2012  •  1.103 Palabras (5 Páginas)  •  303 Visitas

Página 1 de 5

“DE CAMINO A SUPAYA”

A mí la infancia se me pasó rápido, así como cuando escuchas la canción que más te gusta, la que más te hace sonreír, y pasa como lo más rápido. Acaba sin que te des cuenta.

Bueno, mi pequeña historia comienza aquí: cuando me fui de viaje. Mi mamá decidió que nos iríamos de viaje con mi hermano, de visita a mis abuelitos, ya que ellos viven lejos de aquí, de Tacna. Yo me encontraba tan emocionada, porque creo que era la primera vez que viajaba! Estaba cerca de los 8 años, y mi hermano tenía 15 años, éramos pequeños, y no sé como mi mamá pudo cuidarnos tan bien. Ella es una gran mujer.

Bueno, mi pequeña aventura comienza aquí: exactamente no me acuerdo la fecha (pero de seguro era en vacaciones de verano, siempre solemos viajar en ese tiempo) y yo había llevado ropa hasta por las puras, recuerdo que mi hermano también, y pues, mi mamá nos gritó, desde allí aprendí a llevar lo necesario. Cuando ya estábamos a punto de embargarnos en el carro para ir hacia Cusco, luego de ahí, iríamos en otro carro hasta Abancay, y por consiguiente, a Santa Rosa, nuestro destino.

Recuerdo aquel día en el carro, con mi hermano, jugábamos en todo el camino, y no dejábamos descansar a mi mamá, pero eso es otra historia. Cuando terminó el viaje y llegamos a Santa Rosa, mis abuelitos, mis tías, primos, y hasta las mascotas que tenían nos recibieron de una manera que nunca podría olvidar, entre lágrimas de felicidad, entre abrazos que estoy ,segura nos gustaría que duraran para siempre, pero a veces pienso que la palabra ``siempre’’ no existe, pero bueno. Cuando ya estábamos en la casita humilde de mis abuelitos, nos invitaron un plato de mote con ensalada de palta (recordar eso se me hace agua la boca). Todas las tardes, alguien tenía que ir por alfalfa para el cuy, a la chacra que quedaba cerca de allí, de la casa. A veces cuando íbamos a la chacra nos cogía la lluvia, y llegábamos a la casa, mojados. Todo sea por la alimentación de los cuyes.

Dentro de toda esta historia, hay otra, pero en el mismo contexto. Un día, fuimos a una casa de otro pueblo, llamado Supaya. Ahí, mis abuelitos tenían (y tienen) varias chacras, que cada cierto tiempo van a cosechar para luego consumirlos. Y también tienen una casa, que ya casi está abandonada, pero mi tía acude de vez en cuando a ella. Bueno, la historia es que una noche, a eso de las 7, cuando ya todo está oscuro, fuimos caminando hasta este pueblo. Ahora que pienso, no sé cómo se me pudo ocurrir ir a esa hora de la noche, caminando! Quizá fue porque me convencieron diciéndome que luego me comprarían algo, y veo que me engañaron jajaja. La caminata fue de unos 6 kilómetros, entre bajadas y subidas, caminos estrechos, árboles y animales que yo, en ese tiempo, desconocía. Cuando por fin, por lo menos habíamos llegado a la subida de Chamanayo, empezó a llover. Creo que peor suerte no podía tener. Mi tía había llevado una pequeña radio a pilas, la prendió, pero no había señal por la lluvia, y peor aún,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (6.1 Kb)  
Leer 4 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com