ENSAYO: LA POSESIÓN EN EL AUDIOVISUAL

ENSAYO: LA POSESIÓN EN EL AUDIOVISUAL

La posesión es la idea de la existencia de espíritus y demonios, los cuales se encargan de causar daño en las personas produciéndoles sufrimiento. Es una creencia que ha permanecido a lo largo de la historia humana en diferentes culturas y civilizaciones. La posesión demoníaca tiene mucha fuerza entre quienes creen en la presencia de entidades sobrenaturales, las cuales se encargan de atormentar el alma de las personas.

Para la Iglesia católica, los demonios son espíritus existentes que, de vez en cuando, tratan de apoderarse del cuerpo y mente de la persona. El Catecismo pretende crear una distinción entre estos sucesos sobrenaturales y las enfermedades psíquicas. A través del exorcismo es posible expeler a los demonios de personas o lugares poseídos. Sin embargo, para realizar esta práctica se debe descartar la posibilidad de dolencias o enfermedades. Durante los casos de posesiones, se destacan los siguientes comportamientos: aversión a Dios, xenoglosia o fuerza sobrehumana.

En los momentos en el que el ser humano carece de respuestas con suficiente solidez, es cuando entra en juego una entidad desconocida y, lo cierto es que precisamente su desconocimiento nos hace tener cierto decoro, llegando a constituir una fuente generadora de horror de lo más potente e inesperada.

La práctica del exorcismo se asienta històricamente desde la antigüedad en diferentes civilizaciones: la antigua Mesopotamia, Grecia, Roma. La palabra exorcismo genera miedo en la mayoría de nosotros porque nos hace alusión a un ser maligno, el cual puede controlar a una persona, arrebatándole íntegramente la identidad y la conciencia.

El espectro de la posesión nos produce terror porque las características que lo acompañan producen situaciones de incertidumbre y confusión. No hay cabida para la razón cuando personas que, sin explicación alguna, comienzan a hablar en lenguas desconocidas, hacen presentes cosas distantes o escondidas, muestran fuerza sobrehumana, entre otros fenómenos. Sentimos pavor por todo esto, por el hecho de no poder justificarlos con la lógica.

En el exorcista se muestra la posesión de una adolescente por el Diablo, este suceso crea un estado de alarma en las personas. Al no encontrar explicaciones psicològicas , la madre de la protagonista recurre a exorcizarla.

El exorcismo es la respuesta que la Iglesia ha encontrado, al margen de la ciencia. Los seres humanos necesitamos ponerle un nombre a cada cosa, y cuando no podemos nos urge la necesidad. Por tanto, el exorcismo requiere de un sacerdote de la Iglesia católica autorizado para tal acto.

El cine ha traído al mundo audiovisual los miedos que más nos aterran y llevarlos casi a lo palpable. Ha conseguido materializarlos en pesadillas que la sociedad contiene en lo más personal y otorgándoles figura. De modo que el cine se ha encargado de producir un vasto recorrido de criaturas aterradoras y desagradables, las cuales se han filtrado en lo más profundo de nosotros y, de este modo, aferrándose a lo más profundo de uno mismo; el subconsciente.

Hoy en día hay un exceso de efectismo en el cine de terror, y los sustos que dominan al espectador son temporales, por lo tanto la breve conmoción no permite instalar el miedo en el subconsciente de las personas, ya que el contenido, la finalidad y la causa se muestran totalmente vacíos. Así que no nos impacta a nivel emocional y se queda simplemente arañando nuestra superficie.

A pesar de no existir peligro real, hay un sinfín de razones por las cuales vemos películas de terror, ya que de esta manera ansiamos comprender los temores del propio individuo y de la sociedad en su conjunto. Esta pasión está por encima del conocimiento de nuestros miedos; queremos alcanzar un estímulo y una respuesta segura. Fuera del ámbito audiovisual, las personas pueden experimentar en un mismo momento, diferentes emociones y disfrutar de ellas aún proviniendo de un origen negativo.

Este film audiovisual está basado en hechos reales, por tanto, el miedo está sedimentado en una historia verídica, y probablemente, el terror sea igual de real.

La protagonista llega a autolesionarse por el “ente” maléfico que existe dentro de ella, en este momento, el espectador al ya comprender lo que es el dolor, empatiza y sufre prácticamente toda la escena como si le ocurriese a él. Se vuelve un momento insoportable y angustioso, sólo queda padecer junto al personaje.

«A pesar de su intención espiritual, no cabe duda de que El Exorcista sí da miedo (un miedo especialmente terrorífico, por lo real de su causa) y de que probablemente nadie se haya dormido leyendo el misterioso caso de una candorosa niña poseída por el Mal absoluto, magníficamente envuelto en una apasionante

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