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ESPERANZA DE VIDA

angelstat21 de Mayo de 2015

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GENERO Y HOMOSEXUALIDAD ENTRE LOS ZAPOTECOS DEL ISTMO DE TEHUANTEPEC

EL CASO DE LOS MUXE

Autor: Marinella Miano Borruso - ENAH

México DF Noviembre de 2001

E-mail: marinella@laneta.apc.org

Breve currículum

Antecedentes y contexto

Para los fines de esta presentación me interesa ubicar el contexto socio cultural en el que se realizó la investigación y subrayar algunos elementos que distinguen este grupo étnico en el panorama de las culturas étnicas de México.

El Istmo de Tehuantepec se encuentra al sur del estado de Oaxaca, casi colindando con la frontera con Guatemala. Es una zona interétnica, donde lo zapotecos son el grupo dominante, que a partir del siglo pasado ha cobrado gran importancia geopolítica por ser un corredor privilegiado de comunicación interoceánica y en cuyo desarrollo modernizador y ahora neoliberal esta interesado el gran capital nacional e internacional. A pesar del acelerado proceso de modernización al que está sujeta la zona y de los cambios culturales que esto acarrea, los zapotecos del Istmo han logrado conservar con tenacidad sus tradiciones, conformando una cultura muy dinámica, que se funda en un orgullo y una identidad étnica del tipo que Tourain[1] define “identidad ofensiva”, donde todo un complejo cultural que es patrimonio común de los grupos étnicos de origen mesoamericano va junto con las modificaciones y los elementos que conlleva la modernidad: urbanización, estratificación social, educación, partidos políticos, medios masivos de comunicación, nuevos patrones de consumo, etc.

De géneros y etnia.

Desde la perspectiva de los estudios de géneros la sociedad zapoteca del Istmo presenta una serie de características que la hacen particularmente interesante para las ciencias sociales y para quienes están interesados en “leer” y entender a la sociedad vía géneros. Al contrario del modelo mestizo dominante, donde los hombres penetran todo el enramado de las relaciones sociales, en el Istmo zapoteco los espacios sociales, y los poderes que los conforman, aparecen claramente definidos según el acceso y manejo del poder social que cada género ejerce en determinados campos de la vida comunitaria: ámbito doméstico (casa), comercio (mercado) y sistema festivo son ámbitos de dominio principalmente femenino; producción (campo, fabrica), de la representación política, la producción intelectual y artística (la alta cultura) , y la cantinas –como ámbito de bohemia - son espacios del hombre[2] . En otras palabras en la sociedad zapoteca se ha ido desarrollando históricamente una línea bastante definida de división social del trabajo, según la cual a las mujeres está asignada la tarea de la circulación y distribución de los bienes y de las mercancías y de la reproducción de la cultura tradicional, mientras que los hombres se ocupan esencialmente de la producción económica cultural y artística y de la dirección política del grupo, El hombre es considerado "naturalmente" el depositario de la autoridad y del poder, sobre todo del poder político es decir del ámbito de las acciones y decisiones que conciernen la comunidad en su conjunto y sus relaciones con las instituciones nacionales e internacionales. .

En especial esta ampliamente documentado en la literatura antropológica el protagonismo de las mujeres en la vida económica, social y cultural del grupo y el prestigio social del cual gozan. Su capacidad económica – producto de la actividad comercial - le permite una potencial autonomía respecto al hombre que se manifiesta en una fuerte auto valorización, en una presencia dominante en el sistema de socialización comunitario, representado por las fiestas y los rituales - en el cual tiene una representatividad autónoma respecto al hombre, ya que acaparan las mayordomías en la mayoría de los casos - y una fuerte y aceptada autoridad sobre la organización del hogar y sobre los hijos - auque no alcanza el status de jefe de la familia, rol de autoridad y poder que corresponde al hombre. Caso único en el panorama de los grupos étnicos de México, las mujeres con su suntuoso traje regional son identificadas como el emblema de la etnia en su conjunto[3] . Estas características distintivas que conforman una condición atípica frente al modelo nacional ha dado pie a que se hablara de "matriarcado" en la sociedad zapoteca[4] .

Sin embargo, la sociedad zapoteca a esta organización dicotómica agrega otro rasgo peculiar: no hay estigma y marginación social del homosexual, (muxe en zapoteco), al contrario hay una actitud social y cultural peculiarmente permisiva y participativa ante la homosexualidad, el afeminamiento y el travestismo, en gran contraste con el patrón nacional. Lo encontramos desempeñando funciones socialmente reconocidas y prestigiadas tanto en la familia cuanto en el ámbito público y comunitario. Se trata de una homosexualidad institucionalizada, de un tercer elemento constitutivo e integrado a la organización genérica de la sociedad y al universo cultural étnico poco usuales en nuestra sociedad occidental, que algunos autores consideran como un tercer sexo socialmente concebido y aceptado[5] , un hombre-mujer que reúne las características de ambos sexos. A esta liberalidad hacia la homosexualidad masculina, sin embargo, no corresponde una igual actitud hacia la homosexualidad femenina. Al contrario de un muxe que tiene presencia y prestigio social, el ser lesbiana está considerada como una desviación o una enfermedad jamás alcanza el status social del muxe y generalmente es reprimida – las mismas palabras usadas para nombrarlas - nguiu, en zapoteco y marimacho, en español - tienen una connotación despectiva que no tienen la palabras muxe. Lo que denota que no deja de ser una sociedad heterosexista aunque presenta una menor homofobia respecto al modelo mestizo.

El muxe en la familia

En una familia tradicional el muxe suele ser considerado por su madre como "el mejor de sus hijos". En una sociedad donde la mujer trabaja fuera del ámbito doméstico, el hijo muxe se vuelve un elemento valioso para su vida productiva. El se ocupará de realizar las tareas relacionadas con la reproducción de la vida familiar - cuidar a los niños y a los ancianos, limpiar la casa y el patio, dar la comida a los animales, cocinar para la familia - es decir cumple la función de "dador de atención" como la de la hija soltera en el modelo familiar mestizo. A parte, los muxe son personas productivas fuera del ámbito doméstico, tienen fama de trabajadores y al igual que las mamás, aportan sus ganancias para sustento de la familia y cuidan del bienestar de los familiares. Otro elemento muy apreciado es que el hijo muxe nunca abandona a los padres en los momentos difíciles de la vida: la vejez y las enfermedades, pues - a diferencia de los hijos heteresoxuales se casan y van a formar otro núcleo familiar que necesita cuidados - el hijo muxe se queda, inclusive cuando se junta - por temporadas - con un compañero, ya que los casos de parejas estables son muy raras. Para una mamá zapoteca, entonces, tener un hijo muxe representa tanto una seguridad económica como un apoyo moral, sobre todo cuando en edad madura se quedan solas, ya sea por quedarse viuda[6] , ya sea porque el hombre se va con otra mujer más joven o porque ella misma decide separarse. El hijo muxe entonces viene a llenar el vacío de afectividad y atención dejado por un marido ausente y por los otros hijos que casándose se han ido. Si bien un padre no se regocija de tener un hijo muxe, por lo general y mamá mediando, lo acepta como algo irremediable.

Como las mujeres, tras una vida en la que han cumplido con la costumbre y las expectativas sociales, adquieren prestigio social y a la muerte de la abuela y de la madre en muchos casos heredan su autoridad moral, volviéndose el elemento unificador de la familia.

La aceptación y el apoyo que el muxe recibe de su familia constituye un elemento de gran seguridad y autoestima personal que le permite desenvolverse con libertad en el ámbito comunitario, contrariamente a lo que pasa en ámbito nacionales donde el proceso de coming out (salir del closet) es un proceso traumático y desgarrador que en la mayoría de casos se prefiere evitar. Es notable como los comportamientos de los ninos que no corresponden a la asignación cultural de hembra y macho – por ejemplo un nino que juga con la muñeca de su hermana - son interpretados como signos de un destino social y de una ubicación genérica ya prevista por la cultura. No es de extrañar que en muchos casos, sobre todo cuando hacen faltas hijas y el hijo no expresa la “natural” agresividad de los varones, la misma madre cría al nino estimulando o favoreciendo una serie de comportamientos atribuidas socialmente a las ninas. Así que no es raro ver a ninos muxe de 7,8, 10 anos, acompanando a la mamá a vender al mercado o aprendiendo de ella a bordar.

El muxe en la organización socio-cultural

Las ocupaciones que desempeñan los muxe en la comunidad son bastante significativas para la reproducción de algunos elementos culturales importantes para la reafirmación de la etnicidad: ellos son los estilistas de la moda zapoteca, ellos diseñan y bordan el suntuoso traje regional de las mujeres y sus adornos floreales para el cabello – símbolo de la etnia, como mencionaba anteriormente;

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