Habitabilidad exosolar

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Análisis de la obra

“La muerte y la doncella”

de Ariel Dorfman

Dirección Moira Miller

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Ficha técnica.

        Argumento. La obra inicia con la llegada de Gerardo a su hogar, abogado recién designado para colaborar en la nueva Comisión que investiga crímenes cometidos durante el gobierno militar en Chile, luego de haber sido ayudado por un desconocido, el doctor Roberto, tras un contratiempo que ha tenido con su automóvil. Ya ambos en casa de Gerardo, Paulina, su mujer, reconoce en Roberto la voz de su captor durante los tiempos de dictadura, dando inicio a la toma de justicia a través de sus propias manos. Su marido, atónito frente la situación, trata de convencerla racionalmente de que no puede saber si Roberto es quien supone, mas Paulina no desiste y, entre amenazas, logra que Gerardo colabore con sus propósitos. Paulina manifiesta que sólo desea que Roberto reconozca las terribles cosas que ha cometido y le dejará en libertad, situación frente a la cual Roberto decide cooperar con Gerardo en la elaboración de un discurso de confesión con detalles de lo que Paulina ha relatado. No obstante, Paulina identifica en aquel discurso cosas que le corroboran que Roberto es su torturador y, junto con otras referencias a ello, se muestra decidida a quitarle la vida en el momento en que ambos quedan a solas, declarando que eso es lo que en realidad desea. En la escena irrumpe Gerardo para evitar que esto se lleve a cabo, pero aun así la muerte se hace presente en su hogar.

        Tema. Uno de los contenidos más destacables dentro del desarrollo de la obra es la ambigüedad que se plantea en el deslinde entre la concepción de justicia y de venganza. Ello se denota sustancialmente en la configuración del personaje de Paulina, cuya dignidad humana ha sido quebrantada y donde al encontrarse de nuevo con su captor no escatima en buscar “justicia a través de sus propias manos”, amordazando y posteriormente intentando quitarle la vida a Roberto, sin tomar mayor consideración al respecto más que su deseo por liberarse del odio que ha venido acumulando con los años, y en definitiva, su sed de venganza que la lleva a este estado de cierta locura. Gerardo, en tanto, representando la figura del intermediario entre ambas partes, busca llevar a la racionalidad la situación al tratar de convencer a Paulina de que necesita pruebas más consistentes para poder afirmar que Roberto es su torturador, e intentando amparar el derecho de defenderse de ambas partes y poniéndose del lado de cada una en su momento. Trata, en suma, de que el proceder de la acción sea lo más justo posible.

Bajo este respecto, se proyecta la duda sobre en qué momento la búsqueda de justicia se convierte en búsqueda de venganza; cómo la obsesión por querer hacer justicia termina por corromper la tranquilidad de una pareja que ya ha sido quebrantada a su vez por el mismo motivo que buscan -en cierto sentido- remediar, convirtiéndose en una sucesión  de transgresiones, que generan odio y búsqueda de venganza en asís de sentir que se hace justicia. Este tema central se ve enmarcado en el contexto de los diversos tipos de atropellos a los derechos humanos durante la dictadura militar de Chile, donde la obra se desarrolla a 15 años posteriores al régimen y se presenta actualmente a 40 años de tal período. Con ello, se pretende rescatar el impacto que a nivel país tienen los crímenes ahí cometidos, la cantidad de familias que, al igual los personajes de la obra, sienten que su vida ha sido destruida y sólo buscan que se haga justicia. El tema se liga con la contingencia del país al mostrar cómo la transgresión de una persona puede generar mentes que se obsesionan en cobrar venganza, donde además de destruir su vida, afectan a la de sus seres queridos en una secuencia resonante que termina por marcar a la sociedad chilena toda.

        Dirección. Se denota la intención de resaltar la tensión entre los personajes por medio de recursos técnicos, como el acercamiento del fondo, disminuyendo el espacio entre el espectador y los actores; donde escena tras escena, aumenta los deseos de cobrar venganza de un pasado oscuro. Sin embargo, Moira Miller no logra mantener un ambiente de tensión completo, debido a ciertos errores en el lenguaje de los personajes, generando la risa, en ciertas ocasiones, del público, dando un espacio de distensión al drama. Se muestra una preocupación por el vestuario, la escenografía y la iluminación, para lograr ambientar el escenario en una casa en la playa, en los años 90’, utilizando efectos lumínicos para separar los ambientes de la casa, permitiendo distinguir el living de la terraza y la noche del amanecer. Existe preocupación por la concentración de sus actores al momento de reiterar la directora personalmente el apago de los celulares al inicio de la obra.    

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