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Historia LA QUINTA


Enviado por   •  9 de Marzo de 2022  •  Ensayos  •  845 Palabras (4 Páginas)  •  82 Visitas

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Trabajo en casa de los Gangotena desde que tengo memoria, mi madre y mi abuela también lo hicieron, mi madre dice que es nuestro desgraciado destino por descender de una humilde familia. Estaba resignada a vivir el orco en vida que estaba prescrito para mí, sin embargo, mi historia tomó un rumbo totalmente diferente. Todo empezó en el predio perteneciente a la empoderada familia de León, primogénito y heredero de la misma. Lo vi bajarse de su lujoso auto junto a su bella prometida Angélica mientras discutían, ella le reclamaba que por culpa de su anatema no podían consumar su matrimonio eclesiástico y esto culminó en una urdimbre de hechos caóticos que ocasionaron la separación de la pareja.

Mientras yo limpiaba la extensa alfombra roja del pasillo, logré escuchar lo que a puerta cerrada se hablaba entre León y sus padres, el Sr. Y Sra. Gangontena; ellos le mencionaban la importancia de resarcir la relación con Angélica, su matrimonio era nada más que un arreglo para mantener su status seguro porque ambas familias pertenecían a la clase alta.

León, altanero, dejó en claro que no amaba a su exprometida y que no se casaría solo por conveniencia, acotando que su decisión está tomada y no estaba cegado por el furor de la pelea momentánea. Salió rápidamente de la habitación y me miró, me asusté creyendo que iba a reprenderme por estar tan cerca de la puerta, siendo claro que estaba escuchando la conversación. No obstante, él, deferente, me preguntó cuál era mi nombre y porqué jamás había notado mi presencia, sin titubeo respondí: - “Me llamo Marta. Señor”. Sonrió y después de desearme una buena noche se retiró a su habitación.

Para la tarde siguiente estaba planeada una tertulia de León y sus amigos para encontrar un nuevo prospecto para el heredero, de este modo, mi madre y yo junto con otros empleados dejamos la sala de reuniones sumamente nítida; León y sus padres bajaron a ultimar detalles y mientras todos los empleados yacíamos en fila esperando alguna otra orden de los dueños de la quinta, León se acercó a mí lentamente y dijo: -“Querida Marta, tu belleza es palmaria al nivel que me ha dejado taciturno por completo, en este sentido, me harías muy feliz si me acompañases a la reunión de hoy como mi cita, de aceptar mi petición te daré un lúcido vestido hecho de piedras preciosas en donde te verás hermosa, ya después podrás venderlo y usarás ese dinero para lo que tú necesites”. Todos quedaron perplejos ante aquella declaración y bastante molesta le conteste: - “Agradezco su genuina opinión Sr. León, pero yo no soy un objeto venable en busca de un hombre perínclito que solucione mis problemas.” Tanto León y sus padres como mi madre y compañeros quedaron absortos con mi respuesta. A la madre del primogénito casi le da una convulsión por aquel suceso, le reclamó a su hijo ser un demente total al invitarme a mí, una simple empleada, a la pequeña fiesta, siendo ellos alcurnia de los ilustres Gangotena de Quito. El padre de León a fin de calmar a su esposa, le mencionó que no era un hecho relevante del cual preocuparse y con este precedente la sacó de la sala para su tranquilidad.

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