Historia LA QUINTA
paulaaa1Ensayo9 de Marzo de 2022
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Trabajo en casa de los Gangotena desde que tengo memoria, mi madre y mi abuela también lo hicieron, mi madre dice que es nuestro desgraciado destino por descender de una humilde familia. Estaba resignada a vivir el orco en vida que estaba prescrito para mí, sin embargo, mi historia tomó un rumbo totalmente diferente. Todo empezó en el predio perteneciente a la empoderada familia de León, primogénito y heredero de la misma. Lo vi bajarse de su lujoso auto junto a su bella prometida Angélica mientras discutían, ella le reclamaba que por culpa de su anatema no podían consumar su matrimonio eclesiástico y esto culminó en una urdimbre de hechos caóticos que ocasionaron la separación de la pareja.
Mientras yo limpiaba la extensa alfombra roja del pasillo, logré escuchar lo que a puerta cerrada se hablaba entre León y sus padres, el Sr. Y Sra. Gangontena; ellos le mencionaban la importancia de resarcir la relación con Angélica, su matrimonio era nada más que un arreglo para mantener su status seguro porque ambas familias pertenecían a la clase alta.
León, altanero, dejó en claro que no amaba a su exprometida y que no se casaría solo por conveniencia, acotando que su decisión está tomada y no estaba cegado por el furor de la pelea momentánea. Salió rápidamente de la habitación y me miró, me asusté creyendo que iba a reprenderme por estar tan cerca de la puerta, siendo claro que estaba escuchando la conversación. No obstante, él, deferente, me preguntó cuál era mi nombre y porqué jamás había notado mi presencia, sin titubeo respondí: - “Me llamo Marta. Señor”. Sonrió y después de desearme una buena noche se retiró a su habitación.
Para la tarde siguiente estaba planeada una tertulia de León y sus amigos para encontrar un nuevo prospecto para el heredero, de este modo, mi madre y yo junto con otros empleados dejamos la sala de reuniones sumamente nítida; León y sus padres bajaron a ultimar detalles y mientras todos los empleados yacíamos en fila esperando alguna otra orden de los dueños de la quinta, León se acercó a mí lentamente y dijo: -“Querida Marta, tu belleza es palmaria al nivel que me ha dejado taciturno por completo, en este sentido, me harías muy feliz si me acompañases a la reunión de hoy como mi cita, de aceptar mi petición te daré un lúcido vestido hecho de piedras preciosas en donde te verás hermosa, ya después podrás venderlo y usarás ese dinero para lo que tú necesites”. Todos quedaron perplejos ante aquella declaración y bastante molesta le conteste: - “Agradezco su genuina opinión Sr. León, pero yo no soy un objeto venable en busca de un hombre perínclito que solucione mis problemas.” Tanto León y sus padres como mi madre y compañeros quedaron absortos con mi respuesta. A la madre del primogénito casi le da una convulsión por aquel suceso, le reclamó a su hijo ser un demente total al invitarme a mí, una simple empleada, a la pequeña fiesta, siendo ellos alcurnia de los ilustres Gangotena de Quito. El padre de León a fin de calmar a su esposa, le mencionó que no era un hecho relevante del cual preocuparse y con este precedente la sacó de la sala para su tranquilidad.
Yo estaba sirviendo el licor a todos los invitados mientras la tertulia se llevaba a cabo, mi amiga Emilia me comentó haber oído a León y su mejor amigo hablar de mí, el heredero le dijo que estaba interesado en formar una relación conmigo y su amigo lo incitó a hacerlo. Aquello me dejó intrigada al pensar que esa relación podría reducir el débito que acarreaba mi familia hacia años, pero, al momento lo descarté. Así, Esteban, el mejor amigo de León se acercó a mí, me pidió que lo acompañase al patio donde la penumbra abundaba, evidentemente lo hice ya que creí que necesitaba mi ayuda en alguna cosa, no obstante, solo fue para para cortejarme jactándose de forma pedante de toda su fortuna, eso me pareció muy pérfido de su parte. Quise entrar rápidamente, pero Esteban cerró con un golpe recio la puerta e intentó besarme sin mi consentimiento. León intervino y tomó a Esteban por su zaga, lo golpeó de forma diestra e inmediatamente me llevó a su oblonga habitación, quería estar seguro que yo me encontraba bien, no obstante, el comportamiento abusivo de Esteban me provocó mucho dolor emocional que no se iba a curar con ninguna panacea. León me invitó a quedarme allí con él y después de agradecerle por su ayuda, rechacé su invitación.
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