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LA LEY


Enviado por   •  26 de Mayo de 2015  •  16.156 Palabras (65 Páginas)  •  129 Visitas

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LA LEY

Frédéric Bastiat

La ley, ¡pervertida! La ley y tras ella todas las fuerzas colectivas de la nación, ha

sido no solamente apartada de su finalidad, sino que aplicada para contrariar su

objetivo lógico. ¡La ley, convertida en instrumento de todos los apetitos

inmoderados, en lugar de servir como freno!

¡La ley, realizando ella misma la iniquidad de cuyo castigo estaba encargada!

Ciertamente se trata de un hecho grave, como pocos existen y sobre el cual debe

serme permitido llamar la atención de mis conciudadanos.

LA VIDA ES UN DON DE DIOS

De Dios nos viene el don que, para nosotros, los contiene a todos: La vida. - la vida

física, intelectual y moral.

Empero, la vida no se mantiene por sí misma. Aquel que nos la ha dado, ha dejado a

cargo nuestro el cuidado de mantenerla, desarrollarla y perfeccionarla.

Para ello nos ha dotado de un conjunto de facultades maravillosas; nos ha colocado en un

medio compuesto de elementos diversos. Aplicando nuestras facultades a aquellos

elementos, es como se realiza el fenómeno de la transformación, de la Apropiación, por

medio del cual la vida recorre el camino que le ha sido asignado.

Existencia, Facultades, Producción en otros términos, Personalidad, Libertad,

Propiedad-: he ahí al hombre.

De esas tres cosas sí puede decirse, fuera de toda sutileza demagógica, que son

anteriores y superiores a cualquier legislación humana.

La existencia de la Personalidad, la Libertad y la Propiedad, no se debe a que los

hombres hayan dictado Leyes. Por el contrario, la preexistencia de su personalidad,

libertad y propiedad es la que determina que puedan hacer leyes los hombres.

¿QUE ES LA LEY?

¿Qué es, pues, la ley? Es la organización colectiva del derecho individual de legitima

defensa.

Cada uno de nosotros ha recibido ciertamente de la naturaleza, de Dios, el derecho de

defender su personalidad, su libertad y su propiedad ya que son esos los tres elementos

esenciales requeridos para conservar la vida, elementos que se complementan el uno al

otro, sin que pueda concebirse uno sin el otro. Porque, ¿qué son nuestras facultades, sino

una prolongación de nuestra personalidad, y qué es la propiedad sino una prolongación de

nuestras facultades?.

Si cada hombre tiene el derecho de defender, aun por la fuerza, su persona, su

libertad y su propiedad, varios hombres tienen el Derecho de concertarse, de

entenderse, de organizar una fuerza común para encargarse regularmente de

aquella defensa.

El derecho colectivo, tiene pues, su principio, su razón de ser, su legitimidad, en el

derecho Individual; y la fuerza común, racionalmente, no puede tener otra

finalidad, otra misión, que la que corresponde a las fuerzas aisladas a las cuales

substituye.

Así como la fuerza de un individuo no puede legítimamente atentar contra la persona, la

libertad o la propiedad de otro individuo, por la misma razón la fuerza común no puede

aplicarse legítimamente para destruir la persona, la libertad o la propiedad de individuos

o de clases.

Porque la perversión de la fuerza estaría, en uno como en otro caso, en contradicción con

nuestras premisas.

¿Quién se atrevería a afirmar que la fuerza nos ha sido dada, no para defender nuestros

derechos sino para aniquilar los derechos idénticos de nuestros hermanos? Y no siendo

eso cierto con respecto a cada fuerza individual, procediendo aisladamente ¿cómo podría

ser cierto en cuanto a la fuerza colectiva, que no es otra cosa que la unión organizada de

las fuerzas aisladas?

Si ello es cierto, nada es más evidente que esto: la ley es la organización del derecho

natural de legítima defensa: es la sustitución de la fuerza colectiva a las fuerzas

individuales, para actuar en el campo restringido en que éstas tienen el derecho de

hacerlo, para garantizar a las personas, sus libertades, sus propiedades y para

mantener a cada uno en su derecho, para hacer reinar para todos la JUSTICIA.

GOBIERNO JUSTO Y ESTABLE

Si existiera un pueblo constituido sobre esa base, me parece que ahí prevalecería el orden,

tanto en los hechos como en las ideas. Me parece que tal pueblo tendría el gobierno más

simple, más económico, menos pesado, el que menos se haría sentir, con menos

responsabilidades, el más justo, y por consiguiente el más perdurable que pueda

imaginarse, cualquiera que fuera, por otra parte, su forma política.

Porque bajo un régimen tal, cada uno comprendería bien que posee los privilegios de su

existencia, así como toda la responsabilidad al respecto. Con tal que la persona fuera

respetada,

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