La Musica En El Cine
milydelrosario16 de Abril de 2014
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LA MÚSICA EN EL CINE
1º Introducción
La música ha servido desde la antigüedad para realzar manifestaciones humanas de todo tipo: sociales, políticas y religiosas. Desde su origen, la música ha ido también indisolublemente ligada a otras manifestaciones artísticas, como el ballet, la ópera, el teatro y el cine, con las que presenta distintos tipos de relación: mientras que en el ballet o en la ópera la música es un elemento imprescindible, en el cine o en el teatro se considera un arte dependiente o accesorio, puesto que, a pesar de contribuir a enriquecerlas, ambas formas de arte pueden perfectamente prescindir de ella. Clasificación de la música cinematográfica
Por su relación con las imágenes a las que acompaña podemos clasificarla en: - Música viva o de pantalla: es la música que se oye como procedente de una fuente presente o sugerida por la acción que transcurre en la pantalla: una orquesta tocando en escena, un baile, una radio, un cantante, un aparato de música o un instrumento musical. - Música de ambientación o de fondo: es la música que acompaña o comenta la acción y los diálogos sin formar parte de ellos, constituyendo la parte sonora del decorado que nos ayuda a situar la acción de modo cronológico, histórico y emocional. Funciones de la música en el cine La música puede cumplir en una película las siguientes funciones: - Ambientar una historia en tiempo y lugar. -Contribuir a la caracterización psicológica de los personajes, subrayando pensamientos no expresados o repercusiones no vistas de una situación. - Servir como fondo neutro para los diálogos. - Dar unidad a escenas que de otro modo parecerían inconexas. - Delimitar, acompañando a los créditos iniciales y finales, la estructura teatral de la obra. Los comienzos de la música en el cine Las primeras músicas que se escucharon en el cine eran tocadas en el exterior de las salas, y servían para atraer al público y hacerle entrar. La música se utilizaba en los primeros años del siglo XX como un elemento de atracción y enganche. Más adelante la música entró en las salas, en forma de pianista en las salas más modestas (el mismo que hacía de organista de la misa dominical), o de orquesta en las más grandes. En algunas salas americanas disponían de un órgano Wurlitzer, de varios teclados, que tenía la posibilidad de realizar multitud de efectos (sirenas, pájaros, disparos y varios instrumentos de percusión, además del sonido del piano).
En las salas que sólo contaban con un pianista, éste tenía que tocar arreglos de melodías conocidas (clásicas o de moda) que se adecuasen al carácter de las escenas de la película que se estaba pasando, o bien utilizar alguno de los repertorios de fragmentos musicales que circulaban, recopilados y catalogados como "música de persecución", "temas de amor", "inminencia de una tragedia", "batalla", "naturaleza", según las escenas a las que se podían aplicar. Pocas veces se interpretaban partituras originales. Las exigencias en cuanto al realismo de las interpretaciones eran diferentes de las actuales: en las escenas musicales (música viva o de pantalla: ceremonias, bailes, músicos tocando o cantantes), el público no esperaba oír el timbre original de los instrumentos que aparecían en la imagen, sino un arreglo al piano que evocase ese tipo de música.
En las salas grandes que disponían de orquesta, los directores también disponían de estas colecciones de fragmentos catalogados, pero después aún quedaba la difícil tarea de encadenar unas secuencias con otras de forma instantánea (algo bastante difícil de hacer con un grupo numeroso de músicos). Poco tiempo después se empezó a pedir a los compositores que crearan partituras originales para las películas, aunque únicamente las grandes salas solían tener orquestas lo suficientemente importantes como para ejecutarlas, con lo que en la práctica las películas se acompañaban con una transcripción para piano o pocos instrumentos.
La música cumplía, ya desde estos primeros momentos, dos funciones: una colectiva (subrayar los puntos fuertes de la acción en la pantalla), y otra individual (aislar a cada espectador en su relación con la película). A menudo la música se utilizaba también durante el rodaje para inspirar a los actores, creando un determinado ambiente emocional que les facilitaba la interpretación de determinadas escenas.
El cine sonoro
A finales de los años 20, los departamentos musicales de las productoras de cine tuvieron que empezar a contratar más personal, y el que ya había asumió funciones nuevas. El director musical se convirtió en el personaje más importante de los estudios, y añadió a sus funciones de seleccionador de fragmentos preexistentes y arreglista de música ya escrita la de componer fragmentos propios para los títulos de crédito, para los finales y para otras escenas. Los directores musicales son los primeros en componer una música auténticamente cinematográfica, en tanto que pensada específicamente para las imágenes de una determinada película.
Con los nuevos procedimientos inventados para fijar el sonido hacia 1926-27, el cine pasó de ser un arte cinematográfico (que fijaba el movimiento) a convertirse en un arte cronográfico (que fijaba el tiempo). Hasta ese momento la velocidad de la cinta no había sido normalizada, y podía fluctuar ostensiblemente entre filmación y proyección (afectando, en el caso del sonido, no sólo al ritmo, sino a la altura). Sin embargo, al inventarse el cine con sonido grabado sincronizado se acabaron tales fluctuaciones.
El cine sonoro fue concebido para difundir cada película con su música, una música que ya no iba a variar según la sala o los medios, sino que permanecería indisolublemente ligada a ella e idéntica (para bien o para mal, como en el caso de las malas interpretaciones o las malas mezclas) para siempre.
Los primeros sistemas de sincronización de sonido e imágenes, como el Vitaphone, realizaron breves grabaciones de discursos, números y escenas de ópera. El primer largometraje hablado de la historia fue El cantor de jazz, de 1928, cuyo éxito decidió la continuidad del género. Esta película alternaba elementos del cine mudo (diálogos resumidos en rótulos y música de fondo) con algunos cantos religiosos y canciones sincronizadas integradas en la acción, y presentaba una sola secuencia hablada.
Los años 30
La Warner Brothers es la primera productora que apuesta por el cine sonoro. En estos años la música se utiliza para hacer la película más completa: describir ambientes, caracterizar personajes, enlazar secuencias. Se concibe como una sinfonía que está presente durante todas las escenas, con un tema principal destacado y diferentes leitmotiven para cada uno de los protagonistas. Al igual que en las oberturas de las óperas, en la música que acompaña a los títulos de crédito se sintetiza el carácter de la película.
En esta década muchos compositores europeos han llegado a Estados Unidos escapando del ascenso del régimen nazi. Dos de ellos: Erich Wolfgang Korngold y Max Steiner, son fichados por la productora y para ella crearán las mejores bandas sonoras de la década. En Europa, Francia se pone a la cabeza de la composición cinematográfica con la música creada para el cine por los compositores del grupo de los seis para las películas de René Clair, Jean Cocteau y André Malraux. Alemania pierde el papel protagonista que había tenido en los comienzos, pues la mayor parte de sus compositores se exilian voluntariamente a los Estados Unidos. En Rusia hay que destacar los trabajos de Dmitri Shostakovich y Sergei Prokofiev, que como principales compositores nacionales colaboran en un arte de interés estatal. En Gran Bretaña colaboran con el cine los compositores Benjamin Britten y William Walton.
Lo que el viento se llevó fue una película que marcó toda una época. Estrenada en 1939, su música es quizá la banda sonora más popular de la historia del cine. La compuso Max Steiner con la colaboración de los cinco mejores orquestadores del Hollywood de entonces.
Los años 40
En la década de los cuarenta se han solucionado muchos de los problemas técnicos (fotografía, montaje) del arte cinematográfico y se consolida la creación de bandas sonoras. Es la época dorada de Hollywood. La pista de sonido tiene ahora tres bandas: una para el ruido ambiental, otra para la música y una tercera para el diálogo. Los compositores crean la partitura una vez ha terminado el rodaje y dirigen a la orquesta mientras la película es proyectada en una pantalla tras ella, después son los montadores musicales quienes se encargan de los ajustes.
Varios compositores de música sinfónica se interesan por el cine y componen bandas sonoras, es el caso de los americanos Aaron Copland y Virgil Thomson o del francés George Antheil.
Las bandas sonoras de esta década están dominadas por el uso del leitmotiv. Es una época, tanto en Europa como en América, de vuelta a los modelos clásicos, y de desorientación en todos los terrenos como consecuencia de la II Guerra Mundial.
La partitura de Cumbres Borrascosas (1939, William Wyler), de Alfred Newman, contiene numerosos leitmotiven, como el de Cathy, la protagonista femenina, el de Cumbres Borrascosas o el de la desesperación de Heathcliff. El primero es uno de los temas más populares de la historia de las bandas sonoras.
En Ciudadano Kane (1940, Orson Welles), Bernard Herrmann expresa magistralmente el misterio que rodea Xanadú, la mansión de Kane. La música se articula en breves secciones, utilizando
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