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La Música


Enviado por   •  19 de Julio de 2013  •  2.763 Palabras (12 Páginas)  •  258 Visitas

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DE LA MÚSICA

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Attila Csampai

Crítica social y realismo musical en "La traviata"

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Después de Rigoletto e Il trovatore, La traviata es la última parte de una célebre trilogía que no sólo permitió a Verdi acceder finalmente a una gloria universal, sino que se ha mantenido como su obra más popular hasta nuestros días. Este éxito, sin embargo, le costó largos y penosos esfuerzos; de 1839 a 1850 había compuesto y hecho representar dieciséis (!) óperas, adquiriendo así la autonomía estilística, el oficio y la capacidad de concentración que le permitieron crear en dos años tres obras de semejante talla; la última, La traviata, fue esnteramente compuesta, orquestada y puesta a punto musicalmente en el tiempo récord de seis semanas.

Por más indisolubles que sean estas tres óperas por su fecha de composición y su grado de celebridad -lo que les valió ser reunidas bajo la designación de "trilogía popular"-, el tema realista y actual de La traviata se distingue claramente de los temas específicamente románticos e históricos sobre los cuales descansan las otras óperas. Inspirándose en una obra de teatro ya existente, La traviata, ópera literaria y en el mejor sentido del término "literatura universal" puesta en música, satisfizo en verdad las exigencias culturales del público burgués pero el modelo, la novela de Alexandre Dumas hijo, La dama de las camelias o su versión para teatro que lleva el mismo título se desarrolla en el presente, en 1848, y la acción posee incluso un carácter autobiográfico.

La candente actualidad, así como las implicancias sociales de La dama de las camelias hacían de ella un tema particularmente apropiado dado que respondía de manera ejemplar a las exigencias que Verdi no dejaba de formularse, a saber, que había que abandonar los caminos trillados y ampliar el repertorio de la ópera. Antes de ponerse a trabajar en La traviata Verdi explica sus intenciones a su amigo Cesare de Sanctis: "Quiero temas nuevos, nobles, grandes, variados y audaces. Audaces hasta el extremo, nuevos en su forma, y que se presten bien a la composición... Cuento con hacer representar en Venecia La dama de las camelias, que tal vez se llame La traviata. Es un tema de actualidad. Otro podría renunciar a ponerle música por el vestuario, por la época o bajo miles de otros pretextos facilistas. Yo lo he realizado con un placer particular. Todo el mundo ha dado gritos de indignación cuando puse en escena a un jorobado. Pero fui feliz en componer Rigoletto y lo mismo pasó con Macbeth, etc..."

Sin embargo, el espacio inhabitual del tema lleva a los biógrafos de Verdi a establecer un paralelo con la vida privada del compositor, que nos llevan incluso hasta calificar La traviata de "ópera biográfica" Y efectivamente Verdi sufría en esa época los reproches que le hacía su protector Antonio Barezzi (padre de su primera mujer, Marghuerita, muerta en 1840) con respecto a la segunda compañera, Giuseppina Strepponi, una antigua cantante que había tenido una vida bastante agitada y con quien Verdi se negó por largo tiempo (hasta 1859) a casarse. También se piensa que con Giorgio Germont, Verdi había querido llevar a escena a su suegro y con Violetta Valery a su compañera Giuseppina, quien "también se había extraviado del buen camino". Pero de allí a concluir que Verdi, hombre establecido y de espíritu iluminado, tiene algo en común con el juvenil ímpetu amoroso de Alfredo, es hacer sufrir una transformación romántica a la vida del compositor.

En realidad eran sus claras visiones políticas y su actitud crítica en relación con la moral burguesa las que conducían tanto la elección de sus temas como su estilo de vida. Así como La traviata acusa la duplicidad de la moral burguesa y la opresión de la mujer, Verdi combatió en su vida privada esta situación. Por esto es que se negó a admitir que sólo el matrimonio podía legalizar la situación social de la mujer y que desafiando las tonterías y la hostilidad de su entorno, vivió durante 10 años en libre unión con Giuseppina Strepponi. La célebre carta a Barezzi, poco después de la representación de La dama de las camelias, habla de su propio modo de vida, muestra hasta qué punto estaba adelantado para su época también en este terreno. "En mi casa vive también una dama libre e independiente que, como yo, ama la soledad y posee una fortuna que la pone al abrigo de las necesidades. Ni ella ni yo tenemos cuentas que rendir a nadie; por otra parte, ¿quién conoce la naturaleza de nuestra relación, nuestras cosas? ¿Quién puede decir si ella es o no mi mujer?... ¿Quién puede decir si está bien o mal? E incluso, si está mal, ¿quién tiene derecho a lanzar sobre nosotros el anatema?... Sólo quise decir que reclamo mi libertad porque todos los seres humanos tienen sus derechos y que mi naturaleza se subleva a la idea de conformar a la opinión de los demás.

Los cuarenta y seis días que le quedaban entre el estreno de Il trovatore y el plazo ya fijado para la función de La traviata, le bastaron para componer toda la música. A principios del mes de febrero de 1853 hace venir a su amigo Francisco María Piave a su propiedade de Sant'Agata para que le escriba a la brevedade una versión en verso del libreto. Piave, que había escrito ya seis libros para Verdi, lo conocía entonces suficientemente bien y era al mismo tiempo el único libretista que sabía someterse enteramente a los deseos de Verdi. Piave aceptó hacer un libreto en dos semanas aunque Verdi se quejara en público de su falta de sentido poético.

El estreno, que tuvo lugar el 6 de marzo de 1853 en el teatro La Fenice de Venecia, fue un fracaso completo. El mismo público que dos años antes había acogido con entusiasmo Rigoletto, no sólo se mostró hostil sino que hasta llegó a burlarse de esta nueva obra. La música del primer acto, que debe ser ejecutada suavemente, fue completamente sofocada por los abucheos del público. Al otro día Verdi envía a su amigo Emanuele Muzio estas lacónicas líneas: "Querido Emanuele: La traviata, ayer a la tarde, un fiasco. ¿Es mi culpa o la de los cantantes? La vida dirá. Tu fiel Verdi". Las cartas a Ricordi, Luccardi y Mariani atestiguan también la serenidad inusual con que Verdi soporta la situación y prueban que había entendido las razones verdaderas de este fracaso. La función en sí misma tenía suficientes falencias para disgustar a cualquier público: la puesta en escena había sido hecha a las apuradas, el papel principal había sido confiado a Fanny Solvini-Dantelli, una dama de tal corpulencia que su muerte de tisis no podía

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