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Yo, Daniel Blake


Enviado por   •  10 de Abril de 2021  •  Ensayos  •  824 Palabras (4 Páginas)  •  521 Visitas

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Yo, Daniel Blake

Es una historia que relata las consecuencias que para algunas personas puede generar la incompetencia intencional burocrática y la era digital.

Daniel Blake es una persona trabajadora, responsable, empática y sociable. Un ciudadano que cumple con sus responsabilidades, ayuda a sus vecinos y paga sus impuestos. Lamentablemente sufre un infarto y ha de tramitar el subsidio por incapacidad, pero, aunque su médica no lo considera apto para trabajar por su enfermedad cardíaca el Estado a través de su burocracia y del medio para solicitarla le condenan a introducirse en una espiral sin fin, ejemplo de ello, cuando Daniel hace la llamada para gestionar la incapacidad y además de ser un número de pago, le tienen una hora y cuarenta y ocho minutos esperando, para finalmente no darle ninguna solución.

Mientras tanto se acoge al subsidio por desempleo, pero los requisitos para cobrar este subsidio son totalmente opuestos a lo que Daniel necesita. Ha de estar en constante búsqueda de empleo, para encontrar un trabajo que no puede aceptar, y además debe demostrar que lo está haciendo también por internet.

Daniel es un carpintero, un hombre de lápiz y papel, tiene un móvil, pero simplemente para realizar llamadas. No sabe utilizar un smartphone ni un ordenador, es lo que se consideraría un analfabeto digital. En uno de los diálogos de la película Daniel dice “dame un pedazo de tierra y te levanto una casa, pero con un ordenador no puedo hacer nada”. Si ya los trámites burocráticos son difíciles y muchas veces nos hacen tirar la toalla y no gestionarlos por sentirnos incapaces, para una persona que no ha tenido ninguna formación en nuevas tecnologías y que es un experto en su campo, pero no avanza conforme lo hace la era digital, un simple trámite telemático puede convertirse en una auténtica pesadilla. Y aquí es donde se deja ver la incompetencia intencionada de la burocracia como arma política, haciendo más severo el problema y no dando ninguna solución.

En una de las tantas visitas a la oficina de empleo en las que le tratan como a un simple número y no le solucionan nada, tan solo le informan de reglas que se deben cumplir, Daniel observa que se está cometiendo una injusticia con Katie y sus dos hijos. Ante esto no se calla y se establece desde ese momento un vínculo de protección hacia ellos muy especial, que no hace más que mostrar que incluso estando en una situación agotadora es capaz de ayudar a un igual por el hecho de ser justo y entender la posición desfavorable en la que se encuentran.

Al principio el protagonista se muestra con fuerza, cuando su vecino le dice “nada de accidentes, es el plan” y él contesta que no van a poder con él e incluso en una de las visitas a la oficina de empleo desesperado por hacerse escuchar, ante la falta de escucha activa de sus funcionarios, Daniel realiza la pintada en la pared y es apoyado y entendido por la mayoría de la gente que pasa por la calle, sin embargo termina en la policía porque el responsable de seguridad de la oficina da el aviso.  Conforme va avanzando la película se ve como Daniel va perdiendo su dignidad hasta el punto de entrar en depresión y no querer ni salir de su casa, en la que ya apenas quedan unos peces tallados colgados del techo en recuerdo de su esposa fallecida, ya que los muebles los ha tenido que vender por la situación de desamparo a la que ha llegado debido a la burocracia.

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