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COMO CLARIFICAR LAS LINEAS DE COMUNICACIÓN


Enviado por   •  4 de Febrero de 2016  •  Resúmenes  •  3.855 Palabras (16 Páginas)  •  504 Visitas

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10 COMO CLARIFICAR LAS LINEAS DE COMUNICACIÓN

La percepción y los problemas de credibilidad constituyen el origen de la mayor parte de las dificultades de comunicación. Nadie ve al mundo como es; todos lo vemos según lo que somos, según cómo definen el territorio nuestros marcos de referencia o “mapas”. Y nuestras percepciones, inducidas por nuestra experiencia, influyen fuertemente sobre nuestros sentimientos, creencias y comportamiento. LA PERCEPCION Y LA CREDIBILIDAD Los problemas de percepción y de credibilidad pueden acabar en líos muy complicados, que a menudo denominamos “conflictos de personalidad” o “rupturas de comunicación”. Los problemas de credibilidad son mucho más difíciles de resolver, fundamentalmente porque cada uno de los implicados cree ver al mundo tal cual es y no como es realmente. Al no tener conciencia de la distorsión que sufre su propia percepción, adopta la siguiente actitud: “Si usted no está de acuerdo conmigo, 142 Para mí usted está automáticamente equivocado, por la sencilla razón de que yo estoy seguro de estar en lo cierto”. Siempre que estamos “tan en lo cierto” como para que todo aquel que ve las cosas de forma diferente se sienta mal, la r protección que tiene esa otra persona para evitar recibir vas afrentas por parte nuestra es etiquetamos, encadenar- ponernos tras los barrotes mentales y emocionales de una sentencia de prisión por tiempo indeterminado, y no dejarnos libertad hasta que hayamos pagado “hasta el último céntimo” “. La mayor parte de los problemas de credibilidad se podrían resolver si una o ambas partes se dieran cuenta de que están originados en un problema de percepción. ACTITUDES Y LOS COMPORTAMIENTOS Para clarificar las líneas de comunicación son esenciales ciertas actitudes y comportamientos. Actitudes • Presupongo que usted obra de buena fe; no cuestiono su sinceridad ni sus buenas intenciones. • Cuido nuestra relación y quiero resolver esta diferencia de percepción. Ayúdeme, por favor, a verla desde su punto de vista. • Estoy dispuesto a ser influido y dispuesto a cambiar. Comportamientos • Escuche para comprender. • Hable para ser comprendido. 143 • Comience el diálogo a partir de un punto de referencia común o de un punto de acuerdo, y avance lentamente hacia las áreas de desacuerdo. Cuando se han establecido estas tres actitudes y comportamientos se pueden resolver casi todos los problemas de percepción y credibilidad. Ocurre a menudo que, al comprender este principio, más de uno cambia su manera de hablar. En lugar de decir “Esto es de esta manera”, dirá “Lo veo de esta manera”. En lugar de decir “Esto es así”, dirá “Desde mi punto de vista...”, “En mi opinión...” o “Tal como yo lo veo...”. Esta forma de expresarse admite que los demás también cuentan, al decirles: “Usted también es importante. Sus opiniones y sentimientos, al igual que los míos, son legítimos y respetables”. Cuando los demás nos juzguen o no estén de acuerdo con nosotros, nuestra contestación debe ser similar, al menos en el tono, si no en el contenido, a la siguiente: “Bien, usted ve las cosas de forma diferente. Querría comprender cómo las ve”. Cuando no estemos de acuerdo con otra persona, diremos: “Veo las cosas de forma diferente. Permítame compartir con usted cómo las veo”. LAS PALABRAS Y LAS RELACIONES Nunca olvidaré a un amigo mío que tenía el corazón destrozado por su relación con su hijo adolescente. “Cuando entro en la habitación donde él está leyendo o viendo la televisión, se levanta y se va... Así de mal va nuestra relación”, me dijo. Lo alenté a que primero tratara de entender a su hijo, en lugar de intentar que su hijo los entendiera a él y a sus consejos. —Yo lo entiendo —me contestó—. Es mi hijo quien debe 144 aprender a respetar a sus padres y mostrar consideración por todo lo que estamos tratando de hacer por él. —Si quiere que su hijo muestre una actitud verdaderamente abierta, debe actuar partiendo del supuesto de que usted no lo comprende y que quizá nunca podrá entenderlo del todo, pero que quiere hacerlo y tratará de hacerlo. Finalmente el padre aceptó actuar partiendo de este supuesto, en parte porque ya había intentado todo lo demás. Le advertí que debía prepararse a sí mismo para la comunicación, porque su paciencia y autocontrol serían puestos a prueba. La noche siguiente, a eso de las ocho, el padre se acercó a su hijo y le dijo: —Hijo, no me siento feliz con nuestra relación y querría ver qué podemos hacer para mejorarla. Quizá yo no haya dedicado el tiempo necesario para comprenderte de verdad. —iDesde luego que no lo has hecho! ¡Nunca me has entendido! —le contestó fulminantemente el muchacho. El padre ardía de furia por dentro, y estuvo a punto de gritarle: “¡Mocoso desagradecido! ¡No creas que no te entiendo! He tenido que pasar las mil y una. ¡Conozco toda la historia!”. Pero se contuvo y le dijo: —Bien, hijo, quizás antes no lo hiciera, pero ahora querría hacerlo. ¿Puedes ayudarme? Veamos, por ejemplo, esa discusión que tuvimos la semana pasada en el auto. ¿Puedes decirme qué opinas de ella? El hijo, todavía furioso, dio su explicación defensiva. El padre volvió a contener su impulso de salirle al paso con su propia explicación autojustificatoria, y siguió escuchando para comprenderlo. Bendijo el haberse mentalizado para ello antes de que sobreviniera la prueba. A medida que iba escuchando, comenzó a ocurrir algo maravilloso: su hijo empezó a ablandarse y rápidamente dejó de lado sus defensas y comenzó a abrirse y a expresar algunos de sus verdaderos problemas y más profundos sentimientos. 145 El padre estaba tan abrumado por lo que estaba sucediendo entre ellos que le resultaba difícil contenerse. El también se abrió y expresó algunas de sus preocupaciones y sentimientos profundos, y también lo que iba comprendiendo a medida que echaba una mirada a lo que había ocurrido en el pasado. Por primera vez en muchos años no se estaban atacando y defendiendo sino que trataban auténticamente de entenderse el uno al otro. ¡Cuán felices se sentían ambos! A eso de las diez y media de la noche entró la madre, quien les hizo notar que era hora de irse a la cama. El padre le contestó que se estaban comunicando “por primera vez” y querían seguir. Estuvieron reunidos hasta más allá de la medianoche y discutieron muchas cosas de importancia para los dos. Cuando el padre me relaté esta experiencia pocos días después dijo, con lágrimas en los ojos: —Siento que he encontrado de nuevo a mi hijo y que él me ha encontrado a mí. Se le veía verdaderamente agradecido por haber accedido a esa experiencia con la determinación interior de comprender, como primer paso, antes que tratar de ser comprendido. La dimensión clave de la comunicación es la relación.

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