ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Codigode Etica Administrativo

lars20 de Noviembre de 2011

5.416 Palabras (22 Páginas)390 Visitas

Página 1 de 22

El código ético del Licenciado en administración: eje rector de un liderazgo

en principios morales del administrador del siglo XXI

Resumen.

La transmisión de una ética profesional en los estudiantes de la licenciatura en administración, se

constituye en la columna vertebral para sentar las bases de un liderazgo en principios morales

desde las aulas universitarias. Con la finalidad de que las nuevas generaciones de administradores

puedan posteriormente transpolar estos cimientos sólidos en su ejercicio ético profesional, como

parte de su compromiso y responsabilidad social con las organizaciones, la clase trabajadora y

México.

Esta investigación científica enmarcó un estudio transversal, descriptivo y exploratorio con un

diseño ex-posfacto sobre el Código Ético del Licenciado en Administración (CELA) en docentes,

egresados y estudiantes de esta carrera universitaria, así como un breve sondeo de opinión sobre la

imagen ética del administrador en profesionistas de diversas disciplinas del conocimiento. De

igual forma, con la finalidad de complementar estos estudios de campo, se realizó también un

análisis crítico de los principales artículos de esta normatividad.

Los resultados más sobresalientes obtenidos en esta investigación, revelan un alto

desconocimiento del CELA, una imagen del administrador mexicano de “materialista explotador

carente de valores morales”, así como una serie de vacíos y limitaciones de esta normatividad.

Esta situación denota la imperante necesidad de llevar a cabo una difusión más agresiva del CELA

y un seguimiento del mismo para su mejora continua; la inclusión de una asignatura de ética

profesional y/o de ética en las organizaciones en los planes de estudio de la licenciatura en

administración y la pertinencia de replantear esta normatividad mediante una revisión más

profunda de sus contenidos, su actualización y especificación, con casos concretos y dilemas

actuales por cada una de las ramas de la administración.

Los hallazgos encontrados en este trabajo precursor, se erigen en un área de oportunidad para la

construcción de esta línea de investigación científica, mediante la realización de futuros estudios

en esta materia.

“Toda crisis implica una toma de decisiones”

I. La ética del administrador en el siglo XXI: ¿Materialismo explotador vs. liderazgo

basado en principios?

En los albores del nuevo siglo nos hallamos inmersos en un mundo donde la decadencia de

valores profesionales ha ido en aumento en la actualidad, a pesar de que la nueva dinámica

organizacional de hoy exige la toma de conciencia y puesta en marcha de principios morales

en el campo laboral. Por ello, nos encontramos ante un escenario ético en crisis, en el cual

lamentablemente avanza, sin dar marcha atrás, el desencanto de una era donde los valores de

antaño comienzan, o han perdido ya, su sentido. Donde los principios son ignorados o

sacrificados por el ego personal, en el que ya no se piensa en los demás sino sólo en uno

mismo, haciendo de los otros tan sólo un medio para alcanzar los ocultos y bajos fines de lucro

y de la ambición personal de unos cuantos. En contradicción con los postulados de las nuevas

4

tendencias actuales en materia empresarial, basados en el trabajo en equipo, el compartir

valores, el ganar-ganar, entre otros.

De hecho, aunque parezca un panorama oscuro y deprimente, incluso apocalíptico, no

hablamos de algo que llegaría a pasar, tampoco de un futuro que nadie crea sea el nuestro.

Todo esto ya está aquí, la consigna ahora ya no es pensar qué haríamos si ocurriera, si no qué

hacemos para que las consecuencias que estos hechos anuncian no lleguen a producirse, o

podamos detenerlas o revertirlas cuando aún hay tiempo. Sin embargo, en un mundo donde los

valores “nos valen o no valen”, en el que cada acción, pareciera en muchas ocasiones, que no

nace de principios morales, donde lo que hacemos y lo que es correcto hacer se separan cada

vez más. No queda de otra, más que lanzarse al desesperado, pero decidido rescate de los

principios y valores fundamentales sobre los que descansan las prácticas profesionales de los

protagonistas de la sociedad. Sean éstos médicos, arquitectos, profesores, artistas, abogados,

economistas, políticos, y por qué no, administradores, quienes se pensaría deberían proyectar

un liderazgo basado en principios en la importante toma de decisiones que llevan a cabo para

el beneficio del sector productivo, los trabajadores y la sociedad mexicana.

Al respecto, vale la pena reflexionar, que tanto en las aulas universitarias donde se forjan los

administradores del mañana, como en las empresas en las cuales se traduce el conocimiento

teórico científico en acciones concretas que forman parte de la praxis administrativa para la

construcción de mejores organizaciones en el país, encontramos también a las viejas

generaciones, los administradores del ayer, a quienes se suman los jóvenes llenos de sueños

aún no rotos de pruebas todavía por superar en el ámbito de los negocios. Entorno laboral

donde el administrador contemporáneo, ante la mirada de algunos profesionistas y miembros

de la sociedad, padece aún los marcados efectos de lo que parecería ser la proyección de una

vida carente de valores morales en su ejercicio profesional.

Bajo esta óptica, González (2005) subraya que el administrador se enfrenta con la imagen del

agiotista miserable exprimiendo a su victima, o la de Jesús expulsando del templo a los

cambistas de monedas (Mateo 21:12-13, Marcos 11:15, Lucas 19:45-46). También a los

escritos de William Shakespeare en el Mercader de Venecia, en fin tantas historias oscuras que

hay que combatir con la ética como guía de la profesión.

Este contexto hace precisamente necesario borrar el posicionamiento negativo, de corte

materialista y falto de valores morales, respecto a la figura del administrador, que

aparentemente prevalece desde el inicio de la historia y todavía hasta la actualidad, en el

ámbito académico y profesional en el concierto de algunas disciplinas del conocimiento y en

ciertos ámbitos públicos en la sociedad.

Por ello, González (2005) sentencia que la imagen del administrador como profesionista y

creador de valores, hoy se fortalece con la implantación de códigos de ética que superan los

estrictos márgenes de la ley, con la visión del empresario Fordista y Tayloriano con la

participación de todos los integrantes de la empresa informados, proactivos, motivados,

gracias a la información veraz y a la confianza en la información financiera certificada por

auditores respetables, las normas y la certificaciones como credibilidad mundial.

Sin embargo, a pesar de que este autor habla de la implantación de códigos éticos, un código

de este tipo ya existe desde hace apenas unos cuantos años para la normatividad del quehacer

5

de la administración en México. Situación que podríamos decir, que lejos de causarnos

tranquilidad al respecto, contradictoriamente también produce alarma, la cual se acrecienta

porque a pesar de que este estudioso piensa al nuevo administrador como un creador de

valores no proporciona ningún argumento para defender ni siquiera para decir en qué sentido

esto es posible y cómo podría llevarse a la realidad. De hecho, antes que hablar de crear

valores hay que considerar seriamente ser previamente practicante de valores, ser sujetos

regulados por normas básicas que den certidumbre a la profesión del administrador sobre qué

es correcto y que no lo es en su desempeño laboral, ya sea en el terreno académico o

empresarial.

Ya en este punto, detengámonos un poco para hacer ciertas precisiones de análisis, pues la

sola mención de dilema ético tiene mayor razón de ser para un administrador que para

cualquier otra profesión, debido a que una de las funciones sustantivas de este profesionista es

la toma de decisiones, por lo cual a dicho especialista puede concebírsele como un decidor de

elecciones para el bien conjunto de la organización, su personal y la comunidad. Bajo está

óptica, un profesionista en esta materia, lo es o puede llegar a serlo, sólo hasta que tiene que

elegir como parte de su quehacer profesional docente o laboral, por lo cual escoger es

sinónimo de ser administrador, pero no de opciones fáciles sino de las mejores decisiones.

Razón por la cual, replantear y ampliar tras su concienzuda revisión el Código Ético de

Licenciado en Administración1 (CELA), de manera que incorpore casos inéditos específicos

para la administración de hace unos años, como la globalización, la reducción de los salarios

para evitar el cierre de una compañía, el Mobbing o el Bullying2, fraudes informáticos, la

diversidad, los nuevos regimenes para la contratación del personal, la violencia en el trabajo,

la responsabilidad social, la tecnología de punta, el hostigamiento sexual, las enfermedades

actuales, el subempleo, el importante papel que juega el profesor e investigador

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (37 Kb)
Leer 21 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com