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pilinguini3 de Marzo de 2013
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ÉTICA EN LAS ORGANIZACIONES
EJERCICIO: MIS MOTIVOS ÉTICOS
Narración del dilema ético
Hace unos cuantos meses, en la ciudad de Culiacán donde yo radico se vivía los efectos de una nueva norma jurídica en contra de todos aquellos automóviles que no estuvieran legalizados o simplemente no tuvieran placas. Ante la queja de la población por los abusos de autoridad que se presentaban ante la necesidad de las personas de clase media-baja de poder usar su auto, el gobierno emitió un permiso gratuito para que todas aquellas unidades fronterizas que no pudieran legalizarse, circularan con libertad sin que éstos fueran víctimas de las constantes paradas de los retenes policiacos.
Para no hacer esto más extenso, la situación que me tocó vivir fue en el tiempo donde todavía no se emitía ese permiso, y fue la la siguiente:
En aquellos tiempos que comente, por el trayecto que comúnmente sigo para asistir a la universidad, se instalaban varias patrullas policiacas con el fin de detectar aquellos autos que no cumplieran con las reglas de tránsito correspondientes. A la hora de salida de la universidad, era muy típico que siguiera el mismo trayecto para regresar a casa, y fue ahí donde un día fui víctima de un retén. Me hicieron la seña que me detuviera e inmediatamente acate la orden, me pidieron los papeles que comprobaban la propiedad del automóvil, mi licencia, etc. etc. Todo estaba en regla, sin embargo el policía federal empezó a decirme que me tenía que decomisar el vehículo porque era fronterizo y no cumplía con los estatutos para poder circular en él. En fin una serie de cuestiones que podían ser o no ciertas pero por ignorancia propia no podía comprobarlo.
Lo “grave” del asunto era de que al decomisarme el vehículo tenía que pagar una fuerte suma por multas que la verdad no recuerdo en que consistían, y a parte en el lugar donde iban a estacionar el auto carecía de seguridad y podría ser víctima de que le extrajeran alguna parte con fines desconocidos.
La insinuación era evidente, el policía quería una “mordida” a toda costa, y yo en mi interior no veía la razón para darle lo que él me pedía, pues a mi parecer no estaba violando ninguna ley para ser víctima de esto.
Total que en ese momento me puse a pensar:
a) Si le decía al policía que se llevara el auto y me hiciera la multa a la que según me vería implicado, surgiría el efecto del regaño y castigo de mi padre, o
b) Accedía a la mordida y me evitaría de líos.
El camino que tome fue el de aceptar el trato con el policía ya que no veía por donde zafarme de éste, él no me iba a dejar ir sin poder llevarse una tajada.
Tomar esta decisión fue difícil en ese lapso de tiempo, pero mi razonamiento para justificar mi acción fue el siguiente:
El auto nos haría falta a mi familia y a mi para poder hacer nuestras labores diarias más aparte el ahorrar tiempo y dinero en llevar a cabo los trámites necesarios para poder tener de regreso el automóvil, además de que no sería justo pagar por algo que realmente no se esta incumpliendo.
PASO 2
El principio ético que a mi parecer describe y se adapta mejor al razonamiento y a la acción que tome en este dilema fue el utilitarismo.
El concepto de utilitarismo establece que para que una acción sea moralmente correcta, tiene que producir el mayor bien para el mayor número de personas. En este caso, al pensar en mi familia y en mí mismo, no estaba considerando solo el interés individual si no también el interés o bienestar colectivo.
PASO 3
¿Estaba consciente de que estaba razonando y actuando de acuerdo con estos principios éticos (u otros) antes, durante y después de su dilema ético?
La verdad siempre creí que la conducta ética se regía de algunos puntos o medios para poder determinar qué era
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