DINAMICA DEL COMERCIO EXTERIOR DE MEXICO Y CHINA

LA DINAMICA DEL COMERCIO EXTERIOR DE MEXICO Y CHINA

México y China son países con estructuras políticas, económicas y sociales diferentes; pero tienen en común que iniciaron su proceso de reconversión económica casi de manera simultánea. Durante el periodo de 1950 a 1980, ambas naciones adoptaron un modelo de desarrollo orientado hacia adentro, con el objetivo económico fundamental de modernizar el sector industrial. La estrategia de industrialización en esos países se basó en un programa de modernización con una enérgica intervención del Estado. A pesar del aparente éxito en esta estrategia para el avance inusitado del sector industrial y el crecimiento económico, las distorsiones que se generaron y los desequilibrios estructurales en la organización productiva y social cobraron su precio con el tiempo.

En el caso de México, la aplicación de un modelo de sustitución de importaciones generó un fuerte déficit en las finanzas públicas y un creciente endeudamiento de los sectores público y privado, lo cual dio lugar a presiones inflacionarias, que a la postre culminaron con una profunda crisis que anunciaba el agotamiento del modelo.

En China, las altas tasas de acumulación y los fuertes niveles de inversión pública conformaron una base industrial con una incrementada participación del sector en el ingreso nacional y con un crecimiento industrial inusitado durante ese periodo. Sin embargo, y a pesar de estos resultados tan satisfactorios, los costos económicos y sociales fueron excesivos: una disminución constante en el nivel de vida de la población y una fuerte distorsión en la estructura industrial; situación que obligó al gobierno a proponer un cambio de política, así como reformas significativas en el modelo de crecimiento aplicado hasta entonces.

Durante los años ochenta se inició un proceso de reformas económicas e institucionales que incluían la reconversión industrial y la apertura comercial de México y China.

El punto de partida para México era más favorable que el de China: una posición geográfica privilegiada, una integración de facto con la economía estadounidense, abundantes recursos naturales y humanos, disponibilidad de recursos financieros de los organismos internacionales, voluntad del gobierno para la aplicación de las nuevas políticas y un sector industrial y comercial con gran experiencia en la actividad privada. En cambio, para China el futuro era más incierto, debido a que ni el nuevo gobierno reformista sabía con exactitud los resultados de la introducción de incipientes incentivos de mercado en la actividad económica china; pero tenía claro que el mercado sólo desempeñaría un papel subsidiario en la actividad económica. Además de la carencia de un proyecto económico de largo plazo y de puntos de referencia en alguna experiencia histórica previa.

En lo político, las perspectivas para China eran adversas, pues el gobierno no contaba con credibilidad en el exterior y no estaba dispuesto a renunciar al control político ni a cambiar los mecanismos de vigilancia social. Contrario a todo pronóstico, y por paradójico que parezca, el avance de China fue mucho mayor que el de México.

México y China en el entorno mundial de flujos de comercio

Los resultados de la reforma económica e institucional aplicada en China y la apertura comercial mexicana se vieron en la expansión de sus vínculos económicos con el exterior y en el incremento de su participación en el volumen de comercio mundial.

A pesar de las enormes dificultades al inicio de la aplicación de la reforma, China adelantó de manera vertiginosa su participación en las exportaciones e importaciones de mercancías en el mundo. Para 2007, este país ocupaba el segundo lugar de los exportadores y el tercero de los importadores de mercancías en el mundo. Si bien entre los países latinoamericanos México pasó a ocupar una posición relevante, no se equiparaba con los montos de comercio alcanzados por China. Para 2007, México ocupaba el lugar 15 entre los países exportadores y el 14 entre los importadores.

La participación de México y China en los f lujos mundiales de comercio ha variado de manera significativa de 1980 a 2007. En el caso del país asiático, los volúmenes de comercio crecieron de modo acelerado desde finales de los años ochenta hasta lograr niveles extraordinarios al término del siguiente decenio y durante los primeros años del siglo XXI. El éxito de China ha sido tan grande que en 2007 llegó a ser el segundo exportador de mercancías del mundo. Lo anterior deja constancia de las grandes transformaciones económicas e institucionales que se dieron en China para hacer posible este resultado.

La Organización Mundial del Comercio (OMC), en su informe de 2008 sobre comercio internacional, señala que de 2000 a 2007 el cambio porcentual anual en las exportaciones de China fue de 22.5%, el cual contrasta con el obtenido por México, de sólo 3%. Respecto a las importaciones, el cambio porcentual promedio en los volúmenes de comercio fue de 18% para China y de 3.5% para México.

A pesar del enorme contraste en el monto y en la participación de México y China, ambos países contribuyeron de manera importante en el comercio mundial como líderes exportadores en sus respectivas regiones: China para la Asia Pacífico y México para América Latina. China ha tenido un gran crecimiento en su comercio internacional. Después de estar casi en la autarquía a finales de los años setenta, en 2003 se ubicó en el cuarto lugar, en 2006 en el tercero y en 2007 en el segundo, por arriba de Estados Unidos y Japón. Por su parte, México mantuvo una participación importante en sus volúmenes de comercio, al grado de ser una de las economías más importantes en este rubro. De 2000 a 2007 creció 3% anual; registró su nivel máximo en 2006, con un crecimiento promedio anual de 11%, y el menor crecimiento ocurrió en 2007, con 1.5%.5 La omc ha reconocido el alto potencial de desempeño comercial en ambos países.

Características del Comercio Exterior de México y China

El objetivo fundamental de las transformaciones en México y China fue alcanzar la tan anhelada industrialización, por lo que ambas economías privilegiaron las exportaciones de manufacturas. A principios de los años noventa, el valor de bienes de exportación en manufacturas para México y China era de 25.26 y 44.3 miles de millones de dólares, respectivamente. Para 2007, la cifra ascendió a 204.22 miles de millones de dólares para México y 1 134.8 miles de millones para China. En sólo siete años, el valor de los bienes manufacturados de exportación se incrementó en ocho veces para México y en 25 para China.

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