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Dependencia Comercial


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2013  •  3.343 Palabras (14 Páginas)  •  1.009 Visitas

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INTRODUCCIÒN

En este ensayo hablare sobre la dependencia que tiene México en el comercio.

Y cuanto es que le afecta lo que pasa en Estados Unidos y Canadá, es un tema muy interesante del cual todos debemos estar al tanto porque muchos desconocemos que relación llevan estos países.

La dependencia comercial de un país respecto a otro país cualquiera se produce cuando este último país es el más importante o único comprador.

Es necesario tener varios compradores para no depender comercialmente solo de uno.

Por ejemplo, Estados Unidos es en algunos casos un comprador tan grande para ciertos productos de México que si se decidiera a producir ese bien, o buscar un mercado alternativo, podría dejar colapsada a esa industria mexicana.

DEPENDENCIA COMERCIAL

El persistente y grave deterioro económico interno, que ha ampliado hasta lo inhumano la desigualdad social según lo muestran todos los indicadores de medida, aunado a una difícilmente reversible insuficiencia financiera interna y externa del gobierno, que lo ha llevado a rematar sus activos productivos y a hacer la apertura al capital privado en lo que era su exclusivo campo de inversión, pueden postularse como situaciones que ameritan negociar, con el país fronterizo que significa por poseer la más grande e integrada economía mundial, un acuerdo de libre comercio.

Sin embargo, otras son las conclusiones si a esa situación anterior, que acentuó durante los últimos años, desmesurada la gran disparidad de siempre entre ambas economías en todos los aspectos y magnitudes macro y microeconómicas se le agregan las evidencias que dan cuenta del enorme desequilibrio en las respectivas capacidades nacionales negociadoras de tal posible acuerdo, tales como la ya existente y elevada dependencia comercial de México con Estados Unidos; el carácter tradicional y de única posible válvula de alivio que este país significa para el excedente de mano de obra que el nuestro no ha podido emplear; el impagable endeudamiento externo del nuestro con aquel, así como la complementación alimentaria y la integración de gran parte de nuestra producción industrial con materiales y componentes que nos abastece, ineludiblemente debido a una intricada red de dependencias tecnológicas desarrollada durante varias décadas. Desde este marco ampliad, la intención de un acuerdo de libre comercio entraña riesgos mayúsculos para México.

Pero antes de cualquier consideración, caben ciertas preguntas: si tal es ya la interdependiente situación ¿Qué es lo que, en concreto, se persigue con un acuerdo de libre comercio?; ¿Qué no se ha producido, como se ha esbozado antes y, como resultado de la relación histórica y de la vecindad geográfica, una estrecha interrelación y amplia complementariedad económicas?; ¿para qué mas y en qué?

Lo que el actual gobierno de nuestro país pretende puede explicarse en pocas palabras; la obtención de privilegios gubernamentales o de salvaguardas dentro de las discriminatorias y limitantes políticas de comercio exterior y de inmigración laboral de Estados Unidos. Aunque también lograr, al mismo tiempo, la preferencia de los empresarios vecinos en la forma de aumento del caudal de sus inversiones directas, para generar, con ello, empleo y mayor exportación que compense la gran disminución de flujos crediticios del exterior. En fin, terminar con los que, a su juicio, son los determinantes, y las consecuencias, de la permanente crisis económica nacional que las autoridades no ha podido revertir, después de innumerables experimentos fallidos con consecuencias antisociales, que han generado un duplicado político que les es adverso a su permanencia en el poder.

Propósitos económicos, pero estrategia política a fin de cuentas, que ya ha sido servida con medidas económicas unilaterales, sin reciprocidad o contrapartida del país en que se fincan las esperanzas. Como la desregularización aduanal y el abaratamiento arancelario, además de la retracción acelerada del gobierno de los sectores productivos mediante la reprivatización de la economía, la liberación de requisitos y tramites a la inversión extranjera, y con la contención salarial deliberada, hasta ahora “exitosa”.

¿Qué más habrá que otorgar en el marco formal y legal de un acuerdo de libre comercio para obtener las reciprocidades ya merecidas y para lograr la liberación comercial y migratoria ambicionada y el flujo de inversiones supuesto? Esto es asunto que despierta y debe aumentar el cuestionamiento nacional. Esto es así porque sabemos bien que en el canje de condiciones no solo contaran, por el lado norteamericano, sus intereses puramente internos o estrictamente económicos ni, tampoco, el franco y decidido espíritu de restituir parte del desbalance mexicanos, nunca ha sido manifiesto este propósito, ni en su momento económico-político para inaugurarlo.

Paso hacia la integración con Estados Unidos

A estas alturas ya no hay mucho más que negociar respecto a la destrucción de nuestra vieja muralla proteccionista.

Sídney Weintraub, economista norteamericano de la Universidad de Texas, nos dice en un libro (A marriage of convenience: Relations of Mexico and the United States) que, de hecho, ya existe una interacción informal de las economías de México y Estados Unidos. Los indicadores al respecto son muchos. En 1987 68.3% de las exportaciones mexicanas tuvieron como destino a Estados Unidos. El elemento crucial de este intercambio fueron las manufacturas y el valor agregado por la actividad maquiladora; más de 60% de estos productos tuvieron como destino el mercado norteamericano. Es más, si se toma solo el monto de manufacturas mexicanas adquiridas por las diez empresas compradoras extranjeras más importantes en ese año, 80% fue a Estados Unidos. En resumen cuando hablemos del comercio libre de nuestra relación con bloques económicos, etc. debemos estar conscientes de que a estas aturas los dados ya están cargados: la liberación de nuestro comercio se ha hecho dentro de una estructura que está predeterminado la zona económica del mundo a la que nos vamos a ligar. Por lo tanto, hablar ahora de una relación de libre comercio con el exterior es, de hecho hablar de un paso en la integración mexicana al gran mercado de América del Norte, hoy formado por Estados Unidos y Canadá.

Al concluir la primera Guerra Mundial el grueso de las manufacturas que México adquiría en el exterior dejaron de provenir de Inglaterra y, en su lugar, llegaron de Estados

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