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Economía Alemana 1919-1932


Enviado por   •  14 de Diciembre de 2015  •  Resúmenes  •  14.267 Palabras (58 Páginas)  •  91 Visitas

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Economía Alemana 1919-1932:

Su evolución y sus políticas económicas sin ningún lugar a dudas, lo primero que se puede señalar sobre este periodo es que la economía alemana estuvo signada por la inestabilidad. Dos catástrofes monumentales se destacan claramente: la desbocada inflación sin precedentes de 1923 y la profunda depresión 1930-1933. En Alemania después de la Primera Guerra Mundial, la economía estaba fuertemente dañada contrastando con su situación de preguerra y esto afectaría la continuidad de un desarrollo económico normal para el país teutón. Con respecto al primero de estos dos grandes hitos económicos podemos destacar que produjo un gran cambio de paradigma, tanto interna como externamente. Hasta 1923 ciertos niveles de inflación estaban asociados con crecimiento económico y prosperidad. La masa creciente de dinero en circulación creaba un alto nivel de demanda y el contexto inflacionario en el que esto se producía hacía que quienes tuvieran dinero intentaran cambiarlo rápidamente por bienes con valor real. De esta manera se estimulaba la inversión y el consumo, y la producción industrial aumentaba al mismo tiempo que el paro disminuía. Durante el año 1922 el promedio de trabajadores desempleados fue de solamente 77.000. Sin embargo, la situación económica alemana estaba muy lejos de ser idílica. Dos hechos fundamentales pusieron un punto final a la etapa de expansión de posguerra y marcaron claramente el comienzo de un nuevo periodo mucho más difícil. Por un lado fijación de las reparaciones de guerra que Alemania debía pagar, estipuladas en 132.000.000.000 de marcos oro (aproximadamente 33.000.000.000 millones de dólares), por el Comité de Reparaciones de Guerra en 1921. En segundo lugar, la ocupación franco-belga de la cuenca minera del Ruhr, en enero de 1923. Estos sucesos significaron claramente el comienzo del fin para la administración alemana, que vio como progresivamente la situación se iba deteriorando y la espiral inflacionaria se hacía incontrolable. La ocupación franco-belga del Ruhr Las negociaciones llevadas a cabo para rubricar las condiciones del tratado de Versalles habían dejado en evidencia que las potencias triunfadoras no conformaban un bloque completamente homogéneo. A la hora de decidir que trato debían recibir los países vencidos surgieron posturas bastante contradictorias que respondían a los intereses y necesidades de cada uno de estos estados. Gran Bretaña, como centro de un imperio mundial, procuraba 71 sostener su tradicional política de equilibrio continental en Europa. Su objetivo era que ni Alemania ni Francia fueran demasiado fuertes y se contrapesaran entre sí. Influenciados cada vez más por las ideas de Keynes, los representantes del Reino Unido estaban convencidos de que solo una Alemania pacífica y próspera podría hacer frente al pago de las reparaciones. Además, eran conscientes de que la prosperidad germana era una premisa fundamental para el progreso económico europeo. Estas finalidades, a su vez, los llevaban a buscar posturas conciliadoras frente a las reticencias alemanas para pagar las reparaciones de guerra. Francia, por su parte, consideraba que el problema alemán era la cuestión central y prioritaria de su política exterior y que el país germano debía recibir un escarmiento aleccionador por haber causado el conflicto. En rigor de verdad, la postura francesa tenía su origen en dos cuestiones. En primer lugar, más simbólica, querían vengarse de la afrenta recibida tras la guerra franco-prusiana de 1870, en la que el naciente Imperio Alemán le impuso al país galo cuantiosas clausulas económicas y humillantes clausulas políticas. En segundo lugar, mucho más concreto, la mayor parte de las batallas se habían librado en su territorio y ahora necesitaban dinero para reponer los estragos que la guerra había causado. Al finalizar el conflicto, Francia se encontraba diezmada materialmente y debía hacer frente a una reconstrucción ciclópea. Sus dirigentes estimaban que si no recibían fondos externos para financiar esta tarea les tomaría varias generaciones realizarla, por este motivo exigían con tanto ahínco el pago de reparaciones en metálico y especies. Tras muchas vacilaciones en las negociaciones posteriores, se impuso definitivamente la postura francesa, que defendía la aplicación de medidas coercitivas que debilitaran a Alemania y la forzaran a cumplir con las condiciones del Tratado de Versalles. Además, esta postura se basaba en que, al no contar con un tratado de ayuda militar con EE.UU. y Gran Bretaña en caso de un ataque alemán, Francia quería minimizar al extremo el riesgo de una represalia germana. Este temor se acrecentó ante la negativa del congreso de los EE.UU. a ingresar en la Sociedad de las Naciones. Ahora, la exigencia del pago íntegro de reparaciones no sólo buscaba rehacer el debilitado tejido productivo francés, sino que también buscaba debilitar tanto como le fuera posible a la economía germana para evitar que esta se levantara y fuera una amenaza. Mientras tanto, el gobierno de Londres veía con poca satisfacción una Alemania demasiado debilitada que permitiera la consolidación de una Francia muy poderosa en el continente. El primer conflicto en este nuevo orden iría a surgir en marzo de 1920, cuando se produjo un fallido intento de golpe de estado en Alemania. Este había estado dirigido por un militar ultra nacionalista llamado Kapp. Como respuesta a esta intentona, los obreros del Ruhr proclamaron la huelga general revolucionaria y el ejército alemán no dudó en entrar en la zona desmilitarizada para reprimir el levantamiento de los trabajadores. La reacción francesa ante 72 estos hechos fue inmediata y el ejército galo ocupó Frankfurt, Darmstadt y Duisburg. El repudio británico ante la postura francesa se exacerbó aun más y en la Conferencia de San Remo, celebrada poco tiempo después, los representantes del Reino Unido se encargaron de que Francia quedara aislada de las demás potencias por sus medidas unilaterales sin el aval de la SDN. Otro hito fundamental en la evolución de los hechos fue cuando el día 27 de abril de 1921 la Comisión de Reparaciones de Guerra, constituida por el Tratado de Versalles y presidida por el francés Raymond Poincaré, anunció la cantidad definitiva que debía pagar Alemania en concepto de reparaciones: 132.000 millones de marcos-oro. Esta cantidad era absolutamente inalcanzable para los recursos de la economía teutona, pero ante la indignada reacción del gobierno alemán, los Aliados respondieron con una nueva amenaza de invasión de la cuenca del Ruhr. Alemania procuró posponer tanto como le fuera posible el pago de las indemnizaciones, en parte por los costos que esto representaba, y en parte porque consideraba estas condiciones abusivas y humillantes. Ante estas circunstancias, el nuevo gobierno francés, presidido desde enero de 1921 por Aristide Briand, expresó que podría llegar a un acuerdo con Lloyd George, primer ministro británico, para flexibilizar el pago de las reparaciones alemanas. Sin embargo, en enero de 1922, en el momento en que Briand y Lloyd George iniciaban un encuentro en Cannes, el primer ministro francés fue llamado a París y allí el presidente de la república, Millerand, le comunicó su destitución. Poincaré, principal defensor de la intransigencia frente a los alemanes, era nombrado primer ministro en su reemplazo. En mayo de 1922 se celebró en Génova una Conferencia a la que por primera vez asistieron los países vencedores y los dos grandes marginados de la posguerra: Alemania y La Unión Soviética. El objetivo de la cumbre era abordar los graves problemas económicos de Alemania y tratar de reintegrar a la Rusia soviética al concierto europeo. Pero la Conferencia fue un completo fracaso. De hecho, su principal consecuencia fue la firma del Tratado de Rapallo, entre Alemania y Rusia. En este acuerdo los dos estados se comprometían a iniciar un período de colaboración económica e, incluso, militar. El objetivo de Alemania era intimidar a las potencias occidentales y así lograr flexibilizar sus exigencias en el tema de las reparaciones. La Unión Soviética, por su parte, intentaba reinsertarse en la política internacional europea. Poincaré, preocupado por las posibles consecuencias del acercamiento germano-soviético, se fue convenciendo cada vez más de la necesidad de tomar medidas drásticas para forzar a Alemania a cumplir con sus obligaciones. La decisión francesa finalmente se vio precipitada por dos sucesos: una nueva solicitud alemana de moratoria en el pago de las reparaciones, en julio de 1922, y un enorme defecto alemán en la entrega de maderas que eran parte del pago de las reparaciones, en diciembre de 1922. Ante estas vicisitudes, la Comisión de Reparaciones de Guerra declaró a Alemania en rebeldía y el 11 de enero de 1923 las tropas francesas y belgas ocuparon la cuenca minera del Ruhr, el corazón 73 minero e industrial de Alemania. El propósito era cobrarse de facto las reparaciones adeudadas. Los británicos se negaron a unirse a la acción, pero sus protestas iniciales fueron sumamente tibias. La reacción del gabinete alemán, presidido por Cuno, fue decretar la resistencia pasiva: las fábricas y minas se cerraron y el gobierno de Berlín sufragó a los huelguistas. Sin embargo, Francia también estaba exhausta, económica y políticamente. No sólo se había quedado aislada frente a la comunidad internacional y ante el creciente distanciamiento británico, sino que además sus propias finanzas estaban enfrentando serias dificultades para afrontar la reconstrucción y sostener, a la vez, los costos de la ocupación. Su moneda, el franco, se estaba debilitando y necesitaba imperiosamente créditos que sólo podían venir de los Estados Unidos, país fuertemente crítico con la política de Poincaré. Esta situación llevó a Francia a aceptar la conveniencia de la integridad territorial de Alemania y acordar la retirada progresiva de las fuerzas ocupantes del Ruhr. Pero los hechos ya estaban consumados y estos dejarían un profundo sentimiento de desconfianza tanto en la sociedad británica como en la alemana, con la diferencia de que esta última, además, clamaría por revancha. La moneda alemana durante y después de la primera guerra mundial Al estallar el conflicto en 1914, la situación económica monetaria del imperio alemán era muy firme. La circulación monetaria en julio de 1914 ascendía a 6.870 millones de marcos y consistía parcialmente en monedas de oro y billetes convertibles al oro. La obligación del Reichsbank (Banco Federal del Imperio alemán) de cambiar billetes por oro fue suspendida por la Ley del 4 de agosto de 1914, pero no así la cobertura prevista para estos billetes del Reichsbank, de la Caja del Reich y de los bancos emisores privados. La circulación monetaria fiduciaria consistía así en los billetes del Reichsbank (banco emisor), de las Cajas de préstamo (Darlehenskassenscheine), de la Caja del Reich (Reichskassenscheine), de los bancos privados con privilegio de emisión y monedas de oro y de vellón. Pero la guerra se financió casi exclusivamente mediante empréstitos y el aumento de la circulación fiduciaria trajo como consecuencia la desvalorización creciente del marco. Pero a pesar de ellos, durante la guerra la depreciación de esta moneda fue moderada. Al terminar la guerra la proporción no fue exagerada y hasta julio de 1920 el valor del marco se redujo a un 10 % del su valor de preguerra. Tampoco los otros países beligerantes estuvieron exentos de la presión inflacionaria. Los precios en los Estados Unidos y Holanda superaron su duplicación, en Gran Bretaña se triplicaron, en Francia se quintuplicaron y en Italia se sextuplicaron. 74 El fin de la guerra fue el comienzo de una fuerte desvalorización monetaria. La necesidad de atender a la desmovilización nacional, las graves cargas del armisticio y los gastos ocasionados por los intentos revolucionarios y huelgas, hicieron aumentar fuertemente la circulación fiduciaria y la deuda pública. Al principio, vale decir hasta 1919, el circulante calculado en dólares no había perdido su valor. Sin embargo, cuando la inflación llegó a ser galopante, disminuyó tanto el valor interno como externo del circulante, medidos en moneda constante y en dólares. La disminución del valor externo fue mayor que la del interno. El valor interno fue en ese entonces medido en marcos oro. Al respecto, cabe señalar que en julio de 1914, un marco papel fue igual a un marco oro (359,1954 miligramos, es decir 2.784 marcos por kilogramo de oro fino), dado que la paridad Wea del dólar fue de 1.504.656 miligramos de oro fino un dólar fue igual a 4,186962 marcos. El derrumbe total del marco fue causado también por las enormes exigencias que surgieron de las reuniones del “Comité de Reparaciones”, creado por las potencias vencedoras (Londres, diciembre de 1922, y París, enero de 1923). Por la parte inglesa se exigieron de Alemania reparaciones por 50.000 millones de marcos oro, esto es aproximadamente 12.600 millones de dólares oro al precio de 20,67183 dólares por onza troy de oro (31,103477 grs). Al valor actual del oro (320 dólares por onza troy) correspondería aproximadamente 186.000 millones de dólares. Francia no aceptó la postura de Gran Bretaña y argumentó que sus deudas en concepto de compromisos bélicos eran mayores que las que se exigían de Alemania. Reclamó todavía mayores reparaciones, sobre las cuales Gran Bretaña no quiso tratar30 . Como ya lo hemos expuesto, en estos momentos el gobierno francés, presidido por Poincaré, dio vía libre a la intervención armada y en enero de 1923 las tropas belgas y francesas ocuparon la cuenca minera del Ruhr, la región más dinámica de la economía alemana. La inflación, causada por los motivos internos antes mencionados, fue profundamente agravada por la obligación de pagar desmedidos gastos de ocupación en divisas o en oro. Aumentaron las necesidades internas de obtener divisas para conseguir las necesarias cantidades de medios de pago externo y el gobierno alemán en 1922 se vio en la imposibilidad de hacer frente a las reparaciones sin contar con préstamos internacionales a largo plazo. Cuando en junio de ese año habían fracasado todos los intentos para conseguir esos préstamos, comenzó la Inflación desenfrenada. En dicho mes el tipo de cambio del dólar fue de 311 marcos; en diciembre de 1922, de 7.350 marcos; y a fines de diciembre del año siguiente, de 4,2x (1.012) marcos por dólar. Era el caos monetario, y el marco dejó de ser considerado en 30 En 1924 la existencia mundial total de oro financiero y no financiero se estimó, según el “Report to the Congress of the Commission on the Role of Gold in the Domestic and Intemational Monetary’ System” en 29.443 toneladas, esto es cas 950.00.00 onzas troy, lo que significó aproximadamente 20.000.000.000 de dólares a precios de 20,67193 dólares por onza troy. Alemania habla tenido que pagar así reparaciones cuyo valor se puede estimar en un 61 % de las existencias mundiales, tanto financieras como no financieras, superando en un 34 % el oro financiero mundial total. 75 la práctica como medio de pago. Durante la inflación la medición del valor “real” del marco se realizó a través del dólar estadounidense y por medio de éste en marcos-oro. En el curso de julio de 1923 el tipo de cambio del dólar llego a 1.100.000 marcos. Desde este momento comenzó la hiperinflación: los comerciantes e industriales se negaban a aceptar marcos, primero en los territorios ocupados, más tarde en el sur de Alemania y subsecuentemente en todo el país. Colas indeterminables, protestas permanentes de la población, saqueos y disturbios caracterizaron esta época. Para contrarrestar la situación el gobierno se vio obligado, el 27 de septiembre de 1923, a declarar el estado de sitio. Primer intento de estabilización: el marco centeno Ante este panorama todos los ambientes se ocupaban constantemente de las medidas que hicieran posible contrarrestar tal situación. Así comenzó la idea de la indexación. Se adoptó la práctica de expresar los pasivos en términos de bienes materiales. En las plantaciones agrícolas los contratos de arrendamiento y los precios de los productos de la agricultura en particular estaban basados sobre el valor de la libra de centeno31 (la libra, en ese entonces, era la medida general de peso utilizada en Alemania, equivalente a medio kilogramo). Se dieron créditos denominados en valores de centeno y los títulos valores emitidos por la Institución de Crédito del Estado de Oldenburg fueron estipulados en 250 libras de este cereal; no arrojaban intereses, pero fueron redimibles, a cinco años, por el valor de 300 libras de centeno. En 1922 se fundó un banco especial de rentas en centeno, que emitió sus primeras cédulas de rentas en libras de dicho cereal en diciembre de 1922. Simultáneamente se pusieron en circulación un sinnúmero de monedas auxiliares. Circulaban pequeños bonos de empréstitos en moneda estable, llamados empréstitos en oro. No se pensó poner en circulación tales bonos a nivel general, sino poner al alcance de los pequeños ahorristas un medio de inversión con valor estable. Luego los productores aceptaron estos bonos como medio de pago para sus productos. En el territorio del Ruhr las autoridades francesas pusieron en circulación los llamados “francos de administración”, que consistieron en billetes desde cinco céntimos a cien francos y fueron aceptados por el público corno si fueran francos franceses. En los Estados confederados y en las comunas se emitió también dinero de emergencia. A pesar de que nunca ha sido posible obtener estadísticas fiables sobre la suma total de la moneda de emergencia emitida se estima que esta rondó los 1.000 millones de marcos oro. El primer intento “oficial” de estabilizar la moneda fue el plan de Karl Helfferich para crear una nueva forma de moneda. Las bases de este plan fueron las siguientes: 31 El centeno era el cereal de uso más común en Alemania en ese momento. 76 a. Las diversas fuerzas económicas de Alemania (agricultura, industria, comercio, transporte y sector financiero) habrían establecido un banco emisor. Los estatutos aceptados por las organizaciones centrales de las fuerzas económicas tenían que ser aprobadas por el gobierno. El banco habría sido independiente tanto en su administración como en sus negocios. b. El capital original habría sido recolectado mediante un gravamen de 5 % en forma de hipotecas o bonos sobre las unidades económicas; se calculó la suma del capital en 4.000 millones de marcos. La mitad habría sido aportada por la agricultura y la otra mitad por las demás unidades económicas. Contra estas hipotecas y bonos se habrían emitido cédulas de renta con cupones de interés. c. Estas cédulas de renta habrían servido corno respaldo de los billetes a ser emitidos por el banco y habrían sido denominadas marcos-centeno. d. Los billetes-centeno habrían podido ser convertidos en medio de pago legal en la fecha en que el gobierno hubiera fijado la proporción legal de conversión entre los billetes-centeno y los marcos papel. En cualquier momento los billetes denominados en centeno habrían podido cambiarse en cédulas de renta con cupones de interés. e. El Reichsbank habría cesado de descontar letras del gobierno y la deuda existente del Reich habría sido amortizada por el nuevo banco. f. El nuevo banco habría sido facultado para otorgar créditos al Estado hasta un total igual a la mitad de su capital más las reservas originales. Acerca de la constitución del marco-centeno se originaron acaloradas discusiones. Schacht sostuvo que desde el punto de vista de la teoría monetaria, el marco-centeno era una total imposibilidad. El gobierno modificó, pues, el proyecto de Helfferich y creo el Deutsche Rentenbank, cuya emisión fue basada, por supuesto solo teóricamente, en oro. En palabras de Schacht: “Si hubiera sido introducido en la forma originalmente propuesta, habría desaparecido en muy corto tiempo. [El Rentenmark] Era imposible de utilizar como moneda, y hasta Helfferich mismo no pudo negar la fuerza de las objeciones que se le hacía.” La designación de Hjalmar Schacht como “Interventor de la Moneda” Considerar la estabilización del marco alemán solo a través de la creación de un nuevo banco, el Rentenbank, hubiera sido una lectura excesivamente simplificada de los acontecimientos. Este nuevo banco tendría sin duda un papel importante en el proceso de estabilización del marco, pero no sería capaz de reemplazar al Reichsbank creando una nueva moneda. La estabilización fue llevada a cabo a través de tres instituciones oficiales: El 77 Deutsche Rentenbank, Golddiskontbank y el Reischbank (banco emisor) transformado virtualmente en un banco internacional. Además, sería fundamental la labor del ideólogo de esta reforma: Hjalmar Schacht. La situación monetaria alemana entró en la fase crítica de una hiperinflación en 1923, hasta ese momento solo se podía hablar de altos índices de inflación. Pero a fines de julio de 1923 el índice del costo de vida con base=100 en julio de 1914 aumentó a 3.765000. Por otra parte, si observamos el proceso de depreciación del la divisa alemana frente al dólar durante los años de 1922 y 1923 vemos que este alcanzó casi a los 50.000.000.000 de veces, como se indica en el cuadro inferior. Cuadro 11 Depreciación del Marco alemán frente al Dólar 1922-1923 (Enero de 1922 base=100) Periodo índice de tasa de cambio Marco-Dólar Enero 1922 100 Julio 1922 278 Enero 1923 9.366 Julio 1923 184.716 Septiembre 1923 52.310.200 Noviembre 1923 4.875.300.000.000 Fuente: Elaboración propia En esta situación el gobierno tuvo que tratar de parar esta presión inflacionaria que hizo ya casi imposible toda transacción económica. En el momento más crítico del caos inflacionario, noviembre de 1923, Schacht fue nombrado “interventor de la moneda” con las siguientes atribuciones: a) Asesoramiento al gobierno sobre problemas de la moneda. Su función se desarrolló en el seno del ministerio de Hacienda. b) Facultad para tomar parte en todas las reuniones del gabinete con derecho de voz, directa responsabilidad ante el gobierno por las medidas necesarias que se requiera dictar. c) Todas las medidas de los ministerios del Reich que pudiesen afectar al sistema monetario requirieron la firma adicional del interventor de la moneda, salvo en los casos en que dichas medidas se dictaran aplicando enfoques ya aprobados por 81; la competencia de los ministros no quedó, por lo demás, afectada. 78 d) Cualquier medida a la que el interventor de la moneda no hubiera consentido y cualquier rechazo hecho por las autoridades competentes a alguna de las sugerencias de éste debía ser sometida al ministerio de su competencia para su decisión. En el caso en que no se hubiera llegado a un acuerdo entre el ministro y el interventor de moneda, decidía el gobierno. Estos poderes eran extraordinarios y daban al interventor la posibilidad de intervenir en cualquier campo que afectara al sistema monetario. En palabras del propio Schacht: „“No eran, sin duda, los poderes de un dictador. Pero bajo el régimen parlamentario los poderes dictatoriales hubieran sido imposibles de conceder. Pero no es siempre libertad de acción lo que se requiere en el caso de problemas decisivos, sino al hecho de que la responsabilidad legal de los actos recaiga sobre las autoridades competentes”. Su idea básica era lograr que el marco tuviese valor de oro, veamos ahora cuales fueron los instrumentos a través de los cuales lo intentó. Deutsche Rentenbank Mediante un decreto promulgado el día 15 de octubre de 1923 fue instituido el Deutsche Rentenbank. Este estaba formado por los representantes de la agricultura, industria y el comercio y las entidades financieras; su sede estaría establecida en Berlín y poseería las características de una persona jurídica de derecho privado. A su vez, sus principales cualidades serían las siguientes: a. El capital y las reservas se fijaron en 3.200 millones de marcos de renta; el capital se aportó en partes iguales por la agricultura, industria y comercio, incluidas también las entidades financieras. b. El banco poseía autonomía en lo que se refería a la administración y también la elección de su personal; la elección del presidente necesitaba la aprobación del gobierno. c. Sobre todos los bienes raíces utilizados para fines agrícolas, forestales y horticultura se constituyo una hipoteca estipulada en marcos oro a favor del, banco hasta la suma de 4 % del valor fijado sobre las bases del impuesto inmobiliario vigente. La hipoteca tenía privilegio frente a todas las otras hipotecas, salvo las que se referían a convenios con Estados extranjeros. d. El principal de la hipoteca estaba gravado por intereses del 6 %. e. Las empresas industriales y comerciales, incluidas también las entidades financieras, en conjunto debían asumir compromisos con el banco por la misma suma que gravaba a los bienes raíces, y los compromisos correspondientes a esta suma se distribuían 79 sobre cada una de las empresas; ellas tenían que entregar al banco un debenture estipulado en marcos oro. f. Los propietarios de los bienes raíces gravados por la hipoteca y las empresas que habían emitido debentures se constituyeron como propietarios del capital del banco, hasta el importe de sus compromisos. No se entregaron certificados de participación y su transferencia debía ser autorizada por el banco. g. El banco recibió la autorización de emitir billetes en Rentenmark sobre la base de las hipotecas que gravaron los inmuebles y de los debentures mencionados, y asimismo pudo emitir cédulas hipotecarias, que estuvieron estipuladas en 500 marcos de oro o en sus múltiples. Tales cedulas que arrojaron un interés de 5 % anual, servían como respaldo para los billetes emitidos por el banco, estipulados en Rentenmark. Se podían emitir billetes hasta la suma de los créditos hipotecarios y el importe del capital y de las reservas del banco. Los billetes de Rentenmark se aceptaron en todas las cajas públicas. h. El banco estaba obligado a canjear sus billetes, en cualquier momento, por cédulas hipotecarias de una manera tal que para 500 Rentenmark debía entregarse una cédula hipotecaria de 500 marcos oro. i. El Rentenbank fue autorizado a operar solo con el Reichsbank y con los bancos emisores particulares. Otorgar al gobierno del Reich durante dos años después de su constitución, un crédito de 1.200 millones de Rentenmark a un interés de 6 % anual y conceder créditos al Reichsbank y a los bancos emisores particulares por 1.200 millones de Rentenmark con el objetivo de que ellos suministraran créditos a las fuerzas Vivas de la economía. El Reich recibió inmediatamente 300 millones de marcos de renta para saldar sus deudas flotantes. j. Desde el momento en que el banco comenzó a emitir billetes estipulados en Rentenmark se prohibió descontar letras de cambio en el Reichsbank. Golddiskontbank El día 19 de Marzo de 1924 se creaba el Golddiskontbank cuyas principales prescripciones eran las siguientes: a. El banco se creó en forma de persona jurídica independiente. b. Fue autorizado a emitir billetes estipulados en libras esterlinas hasta la suma total de 5 millones de libras. c. El banco estaba obligado a cubrir por lo menos 50 % de los billetes emitidos con oro o con divisas convertibles y el remanente con letras de cambio o cheques estipulados en moneda extranjera a corto plazo. 80 d. El banco tenía la obligación de hacer efectivos sus billetes emitidos en libras esterlinas o letras de cambio o cheques bancarios estipulados en la misma moneda. e. El banco no pudo dar créditos al gobierno ni a la Administración financiera del Reich. f. La administración y la liquidación del banco fue de Exclusiva competencia del Reichsbank. g. Las normas sobre el control de cambios no se aplicaron al banco. El Golddiskontbank comenzó a funcionar inmediatamente después de su establecimiento y puso a disposición del comercio alemán créditos que llegaron a sumar hasta catorce millones de libras. Como los tipos de interés en el exterior estuvieron durante un largo tiempo por debajo de los vigentes en Alemania, el banco pudo otorgar créditos a los sectores comerciales a precios más bajos que el Reichsbank. Cesó su funcionamiento cuando entró en vigencia la nueva ley sobre el Reichsbank, el 11 de octubre de 1924. La creación del Golddiskontbank fue una de las medidas artificiales para lograr la confianza. En realidad no fue otra cosa que un departamento del Reichsbank bajo el argumento de ser una persona jurídica independiente que pudo emitir billetes en libras esterlinas, lo que el Reichsbank nunca habría podido hacer. Durante su breve existencia el Golddiskontbank se vio en la necesidad de recurrir a esta autorización. Reichsbank Con respecto al proceso de normalización del Reichsbank cabe mencionar dos leyes que tuvieron un protagonismo decisivo en la estabilización monetaria alemana. El primero de ellos fue el decreto del 26 de octubre de 1923, que modificaba la ley sobre el Reichsbank. Las características más importantes de este decreto fueron las siguientes: a. El Reichsbank fue autorizado a operar con cédulas Hipotecarias y billetes creados y emitidos por el Rentenbank. b. El Reichsbank obtuvo el derecho, según las necesidades, de emitir billetes que estaban estipulados en marcos oro. Tal emisión tenía que estar cubierta, por lo menos hasta una tercera parte, con oro y con divisas-oro. Las dos terceras partes debían estar respaldadas por letras de cambio o cheques estipulados en marcos-oro. c. El rescate de los billetes estipulados en oro podía operarse en oro, en dólares o en libras esterlinas. Según la decisión del Reichsbank. d. El banco estuvo autorizado asimismo a emitir debentures sin interés estipulados en marcos oro. Ellos también tuvieron que estar respaldados, en una tercera parte, por oro y por divisas-oro. 81 Posteriormente la reorganización básica del banco emisor fue llevada a cabo con una colaboración internacional y a través del llamado Comité de Expertos o Comité Dawes (Plan Dawes), que estuvo encargado de analizar los medios necesarios para equilibrar el presupuesto y las medidas a tomarse para estabilizar la moneda. Este comité se reunió, por primera vez, en París el 14 de enero de 1924 y sus deliberaciones duraron hasta el 7 de julio de 1924. La parte alemana, especialmente a través de Hjalmar Schacht, vocero de su gobierno, se esforzó por modificar los enfoques sostenidos por los expertos de colocar al banco emisor por debajo de una tutela internacional y salvaguardar así su autonomía nacional. Sin embargo, todos los esfuerzos realizados no lograron su cometido. El informe que el Comité Organizativo presentó el 7 de julio de 1924 al Secretario General de la Comisión de Reparaciones al dar una relación completa acerca de las tratativas, puntualizó que se había decidido, basándose en un dictamen de los asesores legales y en el informe de una conocida firma de Auditores de Londres, no preconizar la creación de un nuevo banco emisor, sino admitir que el Reichsbank continuase funcionando sobre la base de sus estatutos anteriores con ciertas modificaciones. Por ello, las autoridades alemanas tenían que obligarse a admitir ciertas modificaciones de las normas sobre el Reichsbank, entre ellas: a. Establecer un monopolio de 50 años durante el cual el Reichsbank debía tomar a su cargo el pasivo total para el pago de los certificados en dólares del Tesoro hasta la suma de 60 millones de dólares, que vencían en abril de 1926 en concepto de reparaciones, bélicas. b. El Reichsbank tenía que amortizar el crédito existente frente al gobierno por 2.300 millones de marcos oro. c. Sí los accionistas del banco en la reunión general hubieran aprobado la modificación propuesta por la Comisión acerca del nuevo capital del Reichsbank, éste habría sido reducido a 90 millones de marcos oro. Estas recomendaciones fueron más tarde modificadas en varios aspectos, hasta que el día ll de octubre de 1924 entró en vigencia la nueva ley de banco emisor. El 30 de octubre de 1924 el Consejo General del Reichsbank se reunió por primera vez constitutivamente. Entonces las principales prescripciones de la ley sobre el Reichsbank del 30 de agosto de 1924 fueron las siguientes: a. El Reichsbank obtuvo el derecho exclusivo de emisión por 50 años. Se modificaron los privilegios de emisión otorgados a los bancos de emisión particulares. La única moneda fue el Reichsmark y se derogó el derecho de emitir billetes en libras esterlinas por parte del Golddiskontbank. b. El banco estuvo obligado a retirar sus billetes emitidos hasta entonces y cambiarlos en Reichsmark en relación de un billón de marcos igual un Reichsmark. 82 c. El banco fue administrado por un directorio que determinó la política del banco. d. Se creó un Consejo General, que estaba constituido por 14 miembros, de los cuales siete debían tener ciudadanía alemana. Los otros tenían que ser un británico, un italiano, un francés, un belga, un estadounidense, un holandés y un suizo. El Consejo General estaba autorizado, en decisión unánime, a aumentar el número de los miembros de ciudadanía alemana. El presidente del banco se eligió entre los consejeros de ciudadanía alemana. e. El Consejo General nombró uno de los consejeros de ciudadanía extranjera como Comisario para la Emisión Monetaria. El Consejo General pudo elegir también a una persona que no era miembro del Consejo; en este caso él llegó a ser automáticamente „miembro del Consejo. La impresión y la emisión, el rescate y la destrucción de los billetes se llevaron a cabo bajo el control del Comisario. Este Comisario tenía acceso a todos los documentos y libros del banco que se referían a la emisión monetaria. Tenla el derecho de supervisar si el banco cumplía con sus obligaciones legales de mantener reservas internacionales. f. Para la validez de las decisiones del Consejo General se exigieron por lo menos diez votos de los consejeros o una mayoría de los votos simples si tanto el presidente corno el Comisario participaran en la votación. g. El banco estaba obligado a mantener en oro y divisas-oro por lo menos el equivalente a 40% de los billetes emitidos. Por lo menos las dos terceras partes de esta cobertura tenía que consistir en oro. El Consejo General pudo autoriza! al banco a disminuir sus reservas por debajo de esta proporción, pero en este caso el banco estaba obligado a pagar impuestos de emisi6n en favor del gobierno. El banco tenía la obligación de hacer efectivos sus billetes en oro o en divisas extranjeras. El proceso de estabilización monetaria: etapas y desarrollo Tres fechas fundamentales señalan el camino de la estabilización de la moneda alemana: 1. El 20 de noviembre de 1923 fue la estabilización del marco a un billón de marcos papel por cada marco oro. 2. El 7 de abril de 1924 se puso en vigencia una política de racionamiento de créditos. 3. El 10 de octubre de 1924 se aseguró la estabilización a través del empréstito internacional de 800 millones de marcos oro (empréstito Dawes), que entró en el capital monetario circulante del país. Este empréstito dio el necesario respaldo económico que justamente la situación requería. 83 Con la adopción de estas medidas, la estabilización pudo ser considerada completa, aun cuando gran número de problemas estaban todavía por resolverse. A pesar de ello, la supresión repentina de la depreciación diaria del marco papel significó un duro golpe para el mundo comercial y empezó a tomar forma el espectáculo alarmante de pobreza en gran escala. Comparando los fondos propios y los depósitos de las entidades financieras al final de la inflación con las observadas en el año anterior a la guerra se demuestra la enorme escasez de fondos. El volumen de los recursos monetarios de las entidades financieras bajo desde la situación de preguerra hasta 1923 a una décima parte. En lo que se refiere al Rentenbank, la expansión crediticia de dicho banco fue propiamente a favor del Reich. Vale decir que sus préstamos fueron dirigidos hacia el sector público. Por ejemplo en enero de 1925 los créditos otorgados a la economía constituyeron solamente el 65.75 % de los otorgados al Reich. Para fines de 1925 esta proporción desmejoró todavía en el sentido que solo 57,43 % de los créditos otorgados al Reich fueron puestos a disposición de las fuerzas vivas de la economía. Este escenario muestra claramente el error de aquellos que atribuyen la estabilización del marco alemán a la política de no dar créditos al sector público. Al contrario, la creación del Rentenbank obedeció al deseo de crear una moneda estable y otorgar créditos al gobierno para que pudiera liquidar sus deudas flotantes. Tal liquidación hizo posible que las empresas acreedoras reanudaran sus actividades. Probablemente no habría tenido ningún sentido utilizar para la liquidación los créditos del Reichsbank ya que se habría aumentado todavía más la circulación en billetes del Reichsbank faltos de confianza, causando así todavía mayor presión inflacionarias. Era necesario crear una moneda en la que el público tuviera confianza, y entregarla en primer término para cancelar las deudas del Reich. Por ello se instituyó un sistema que fuera jurídicamente aceptable, ya que en general la hipoteca sobre los bienes raíces asegura el pago. Al generalizarlo, la solución fue económicamente una pura imposibilidad. Dado que nunca se habría podido mantener el valor internacional del Rentenmark. Es imposible hacerlo creando un respaldo solamente dentro de la economía cerrada. El valor internacional de la moneda puede mantenerse únicamente vendiéndola y comprándola a un tipo de cambio fijado. En lo que se refiere al Golddiskontbank, cabe destacar que los créditos otorgados por este fueron relativamente limitados frente a las otras emisiones. El valor de los préstamos de dicho banco estipulados en libras esterlinas convertidas en marcos oro constituyeron únicamente el 0,4-7,7% de la circulación monetaria total. Es evidente, pues, que el Golddiskontbank tenía solamente un objetivo psicológico: fortalecer la confianza en la estabilidad monetaria. El público confiaba en la estabilidad del Rentenmark porque imaginaba que estos medios de pago estaban respaldados por las hipotecas sobre los bienes raíces. También se fortaleció la confianza en la moneda cuando el Golddiskontbank dio créditos estipulados en libras esterlinas. Se creó una persona jurídica separada del Reichsbank, dado que, como ya hemos mencionado, éste no habría podido emitir billetes estipulados en moneda 84 extranjera. El Golddiskontbank fue esencialmente un departamento de emisión de moneda extranjera dentro de la organización del mismo Reichsbank. Inicialmente, las emisiones del Reichsbank fueron menores que las del Rentenbank como consecuencia de la señalada disminución del valor intrínseco de los billetes del Reichsbank, distorsionados por la inflación. En diciembre de 1923 los créditos otorgados por el Reichsbank, vale decir la suma de los billetes emitidos, constituyeron sólo 600,3 millones de marcos oro, mientras que aquellos del Rentenbank llegaron a 1.454.0 millones de Rentenmark (1 Rentenmark= 1 marco oro). Cabe mencionar que la estabilización se realizó sin mantener estable la circulación monetaria y sin crear una escasez de medios de pago. La circulación monetaria de 2.273,6 millones de marcos oro registrada en diciembre de 1923 aumentó solo hasta setiembre de 1924, en un 63,07 %. En 1914 la necesidad de la circulación monetaria se pudo evaluar en alrededor de 6.000 ó 7.000 millones de marcos oro. Comparando estas cifras con las estimaciones según las cuales en noviembre de 1923 toda la circulación monetaria se pudo estimar en 1.487,0 millones de marcos oro, se observa claramente que en esta época la economía padecía de una escasez de medios de pago. Era natural que, después de la estabilización, el valor de la moneda circulante aumentara marcadamente para llegar por lo menos al nivel registrado en los años de preguerra. Cabe considerar también que después de la guerra el territorio de Alemania fue reducido. Tomando en consideración tal disminución se puede conjeturar que, para fines de septiembre de 1924, se había restablecido una proporción aproximadamente adecuada. A fines de 1923 el valor real de la circulación monetaria no alcanzó ni siquiera a la décima parte del valor en enero de 1914. Un cuadro más nítido sobre la concesión de créditos por parte de los bancos desde 1923 hasta 1925 nos demuestra cómo los créditos fueron restablecidos después de diciembre de 1923. Mientras que a esta fecha todos los créditos otorgados por el Reichsbank constituyeron solamente 463,5 millones de Reichsmark (vale decir marcos oro), en diciembre de 1924 ellos aumentaron en un 345.33%„5. Las estadísticas prueban que el Rentenbank tuvo solamente un papel auxiliar y que los préstamos otorgados por el Reichsbank fueron más importantes que los concedidos por el Rentenbank. Sin duda, tanto el Reichsbank como el Rentenbank manejaron la política crediticia con cautela. Cabe, sin embargo, tener en cuenta que ya en ese entonces el sistema financiero entró nuevamente en la normalidad. Y se acumularon depósitos sobre la base de los cuales los bancos particulares pudieron suministrar a la economía los necesarios capitales monetarios. Parece acertado conjeturar que la estabilización del marco fue llevada a cabo, por una parte, a través de la restitución de la confianza en la moneda y, por la otra, con un equilibrado aumento de los préstamos para restablecer el poder adquisitivo circulante disminuido como con secuencia de la inflación. 85 La situación fiscal Cuando en 1923 el gobierno alemán se aprestó seriamente a poner coto a la presión inflacionaria, el mayor obstáculo para alcanzar la estabilidad residió en la situación completamente anárquica de las finanzas gubernamentales. Los comentarios que se ocupan de la inflación alemana la atribuyen al desmedido endeudamiento del gobierno frente al banco emisor. Este enfoque es realista. Alemania atravesó una guerra de más de cuatro anos, que financió únicamente a través de los créditos del banco emisor, dado que a través del reciclaje del poder adquisitivo circulante no hubo posibilidad de suministrar los medios necesarios. La conducción financiera durante toda la guerra se esforzó, como es natural, por sanear el presupuesto y las finanzas gubernamentales. Las exigencias bélicas y los desórdenes políticos que tuvieron lugar después del armisticio fueron causas de señalado despilfarro. En agosto de 1919, según los cálculos del entonces ministro de Hacienda, se necesitaban 17.000 millones de marcos frente a 2.400 millones en el ario 1913. La inflación erosionó los impuestos calculados en valor real y tampoco se pudieron colocar empréstitos gubernamentales. Por lo tanto el fisco fue constreñido a conseguir financiamiento únicamente a través de la colocación de letras de tesorería a corto plazo, como se observa en el cuadro inferior. Cuadro 12 Ingresos del Reich 1914-1923 (en millones de marcos oro) Año Impuestos Préstamos Letras de tesorería 1914 2.101,80 3.981,70 6.276,60 1915 1.040,80 14.286,30 1.399,30 1916 1.017,80 12.944,50 5.994,40 1917 3.848,60 11.437,20 7.659,20 1918 2.629,70 8.795,30 13.063,00 1919 1.351,30 1.177,80 6.259,10 1920 3.218,20 - 5.178,00 1921 3.609,00 - 4.513,50 1922 1.755,70 - 3.035,00 1923 617,70 - 5.736,10 Total 21.190,60 52.622,80 59.114,20 Fuente: Cotelly (1986) Por otra parte, durante la hiperinflación de 1922-1923 las estimaciones realizadas sobre los marcos papel no pueden tener validez, pero para ofrecer un cuadro elocuente a este respecto exponemos las series de los bonos de Tesorería descontados en el cuadro siguiente. 86 Cuadro 13 Año Bonos del tesoro descontados En el Reichsbank Fuera del Reichsbank Total 1914 2,7 0,2 2,9 1915 5,2 0,5 5,7 1916 8,9 3,7 12,6 1917 14,2 14,4 28,6 1918 27,2 28 55,2 1919 41,3 45,1 86,4 1920 57,6 95,2 152,8 1921 132,3 114,8 247,1 1922 1.184,50 310,7 1.495,20 1923 Septiembre 45.216.224,40 1.500.392,00 46.716.616,40 Octubre 6.578.650.938,80 328.860.164,00 6.907.511.102,80 Noviembre 189.801.468.187,40 1.778.997.234,70 191.580.465.422,10 Diciembre 1.232.679.853,10 1.232.679.853,10 Fuente: Cotelly (1985) En septiembre de 1923 el total de los bonos del Tesoro descontados en el Reichsbank fue de 1.158 millones de marcos oro. Para sanear la economía el gobierno hubo que liquidar esta deuda flotante. Para ello sirvió propiamente el Rentenbank. El gobierno pudo así cumplir con sus deudas flotantes en una moneda cuya estabilidad fue aceptada por el público. El aumento nominal de las deudas consolidadas del Reich antes y después de la Primera Guerra Mundial no pudo ser extendido por la resistencia del público de participar, excepto en los empréstitos forzosos para la financiación de los gastos gubernamentales. Estabilización a pesar del desequilibrio presupuestario A partir de 1926 hasta 1928 los presupuestos ordinarios y extraordinarios alemánes parecían equilibrados, pero a partir de 1929 ya se notan señalados déficit. Alemania, en estos años, pagó grandes sumas a título de reparaciones. Se estima, sin embargo, que en los años 1924-1930 del total abonado (10.313 millones de Reichsmark) solo 2.110 millones (20,5 %) se cubrieron con los ingresos ordinarios. El presupuesto ordinario si logró ser equilibrado, pero el Reich todavía tenía que seguir pagando pesadas reparaciones. Tanto los ingresos ordinarios como los extraordinarios en estos años muestran un evidente equilibrio, ya que arrojaron un saldo positivo, especialmente en el año 1926-1927 aunque disminuyó en 1928, pero en este presupuesto no figuran las transferencias para las reparaciones. Que el presupuesto no 87 estuviera en esos años en equilibrio se puede también probar a través de la evolución del endeudamiento del Reich, pues de lo contrario no existiría razón alguna para que las deudas públicas aumentasen. Sin embargo el endeudamiento del Reich se acrecentó desde 1925 hasta 1931 aproximadamente en 400%. Después de la estabilización lograda a través de medidas políticas y con la ayuda de préstamos oficiales (Liga de las Naciones) entraron en abundancia capitales extranjeros, mayormente a corto plazo. Inmediatamente después de la estabilización, excepto por las obligaciones en concepto de reparaciones, la economía alemana no estaba endeudada frente al exterior. Después de siete años la economía alemana tenía 20.000 millones de marcos oro de deudas extranjeras (públicas y privadas). Este endeudamiento era aproximadamente igual al aumento del endeudamiento de los Estados Unidos durante 40 años. El Plan Dawes El Plan Dawes fue un programa establecido bajo el auspicio de los Estados Unidos para intermediar en la relación de Alemania y las potencias aliadas acreedoras tras Gran Guerra, principalmente Gran Bretaña, Francia, y los propios Estados Unidos. El objetivo era que estos Estados consiguieran las reparaciones de guerra correspondientes, establecidas según en el Tratado de Versalles, pero de manera que este pago no comprometiera la estabilidad económica de Alemania. Como ya lo hemos expuesto, el punto de partida de la crisis hiperinflacionaria de 1923 se había originado porque Francia y Bélgica exigieron un rápido pago de las compensaciones y para tal fin procedieron a la Ocupación del Ruhr. La respuesta de los alemanes fue un sabotaje económico y la emisión sin respaldo en reservas de moneda para pagar las deudas exteriores, lo cual generó una espiral imparable que se sumaba a los altos niveles de inflación preexistentes y que desvalorizó los montos pagados como indemnización a franceses y belgas, pero que a la vez dificultó más la vida cotidiana de la población alemana. Ante los terribles efectos que tuvo este fenómeno sobre la economía alemana, especialmente durante los últimos años de 1923, en 1924 se reunió un comité de los principales países vencedores, con participación de Francia, Bélgica, Gran Bretaña, EEUU e Italia, para diseñar un programa viable a través del cual Alemania pudiese pagar las reparaciones de guerra. Este plan estipulaba que entre los años 1924 y 1929 la deuda alemana sería abonada de una manera asumible para sus recursos y capacidades. De este modo se fijaba un pago inicial de 1.000.000.000.00 de marcos oro y luego se establecían pagos anuales de 2.500.000.000.000 marcos oro. Como hemos mencionado previamente, el Reichsbank sería reorganizado bajo supervisión de los aliados y, para permitirle a Alemania contar con su 88 principal recurso económico, los franceses y belgas se retirarían del Ruhr. También se descartó la idea de requisar materias primas y bienes muebles ya que esto comprometería severamente la expansión de la economía alemana. Por el contrario las reparaciones se financiarían con impuestos al consumo, tributos aduaneros y al transporte. Finalmente, la fuente de financiamiento fundamental para la economía alemana serían los préstamos realizados directamente por EE.UU., destinados a la inversión productiva y, eventualmente, a balancear el presupuesto fiscal. El nuevo plan tuvo efectos casi inmediatos sobre la economía alemana, ya que aliviaba la carga que implicaban las reparaciones de guerra, estimulaba las inversiones extranjeras en el país y ayudaba a que los industriales contasen con financiamiento para volver a participar en los mercados mundiales con productos manufacturados. Sin embargo, el Plan Dawes establecía un flujo monetario que se sostenía casi exclusivamente en la evolución de la economía de EEUU: los bancos estadounidenses otorgaban fondos para que su gobierno se los prestase a Alemania, el gobierno alemán usaba gran parte de esos fondos para pagar las reparaciones de guerra a los países europeos acreedores y éstos a su vez usaban las reparaciones abonadas por Alemania para pagar a los Estados Unidos sus propias deudas de guerra. Este modelo funcionó de manera relativamente estable hasta 1929, ya que la prosperidad que experimentaba la economía norteamericana garantizaba el desarrollo del plan, pues los estadounidenses no presionaban mayormente a los Estados europeos para que estos devolvieran sus deudas de guerra. A pesar de ello, las reparaciones que Alemania pagaba a Francia empezaban a reducirse sustancialmente dada la progresiva depreciación que iba sufriendo la moneda germana. Esto llevó que se elabore una reforma del Plan Dawes según la cual Alemania pagaría durante 59 años la cifra 2.000.000 de marcos oro, fijando una paridad estable con el oro en caso de que la moneda continuara devaluándose. Pero la imposibilidad de Alemania para hacer frente a estas deudas hará que el Plan Dawes sea imposible de aplicar satisfactoriamente en su totalidad. El corolario de este proceso fue el Crack de la Bolsa de Nueva york, debido al cual los bancos estadounidenses no pudieron seguir prestando dinero a Alemania y esto influyó muy negativamente en el pago de las reparaciones abonadas por los alemanes a Gran Bretaña y Francia. A su vez, el deterioro de los flujos de comercio internacional los Estados Unidos tampoco pudieron recibir los pagos por parte de sus antiguos aliados europeos. Este nuevo escenario mundial marcó el fin del Plan Dawes y la necesidad de la definición de nuevas reglas de juego que pronto quedarían expresadas en el Plan Young. 89 La crisis 1930-1933 Después de la grave crisis por la que había atravesado la economía alemana en los primeros años de la década del ´20 se plantaba un escenario completamente diferente al de preguerra. En 1925 retomó la senda del crecimiento pero hasta 1926 siguió un difícil periodo de transición. El objetivo central de la racionalización había sido controlar la ilimitada demanda de bienes del periodo inflacionario. A causa de esto, la actividad industrial cayó rápidamente y surgió un nuevo fenómeno ante el cual Alemania nunca se había visto en la necesidad de enfrentarse en el pasado: el paro. Hacia finales de 1923 casi una cuarta parte de los trabajadores alemanes se encontraban desocupados. La actividad económica se estaba recuperando, especialmente después de la aplicación del plan Dawes, que hizo renacer la confianza internacional en el marco. Gracias a esto comenzaron a afluir los préstamos internacionales y los capitales, atraídos por los altos tipos de interés. En el periodo comprendido entre 1925 y 1929 el PBI alemán creció en un 18% y el valor el valor de este último año era de algo más de un 20% superior al de 1913. Sin embargo, este escenario no era precisamente favorable para la industria interna alemana, que ahora debía enfrentarse a nuevos desafíos. La inflación había funcionado como un seguro contra la competencia externa, ahora, una vez superada la inflación, la industria Alemania debía afrontar dos problemas centrales: a. Modificar el punto de equilibrio de la producción industrial para hacer frente a los cambios que presentaba la demanda interna y externa de posguerra, sustancialmente diferente al esquema de preguerra. b. Recomponer su estructura productiva, ya que durante el ciclo inflacionario se realizaron muchas inversiones especulativas de corto plazo que ahora, una vez normalizada la economía, no resultaban competitivas ni eficientes. Estas circunstancias hicieron que los últimos años de la década de 1920 fueran un periodo de “racionalización” en Alemania, caracterizado por niveles de paro más altos de los que había conocido el país en toda su historia y cuyo punto máximo fue en el año 1926. Con estas limitaciones la actividad industrial comenzó a expandirse de manera más consistente en 1927 y continuó haciéndolo de manera ininterrumpida hasta los primeros meses de 1929. Es importante destacar que en todo este lapso el salario real de los obreros alemanes se incremento en aproximadamente un 30%. Sin embargo, rápidamente se evidenció la fragilidad que se ocultaba detrás del crecimiento económico alemán. En 1929 ya se observaron los primeros síntomas de la recesión, dado que el crecimiento alemán de los años ´20 estaba basado en préstamos internacionales, provenientes principalmente de los Estados Unidos. El crack de la Bolsa de 90 Nueva York provocó una pronunciada caída en la afluencia de capitales a Alemania durante 1929 y durante los años 1931 y 1932 estos invirtieron su flujo. El resultado de esto fue que se redujeron notablemente los niveles de inversión en Alemania y, simultáneamente, se vislumbraba en el corto plazo una severa crisis en la balanza de pagos al exterior. El gobierno alemán, presidido por Müller, optó rápidamente por adoptar violentas medidas deflacionarias para mantener controlados los precios en el interior del país y proteger así la cotización de la divisa alemana en el exterior. La opción de la devaluación ni siquiera fue considerada por miedo a que el aumento de los precios en términos nominales tuviera un efecto psicológico funesto sobre la confianza en la moneda alemana. Al mismo tiempo, y con los mismos propósitos, se establecieron inmediatamente las condiciones para obtener un presupuesto superavitario. En este marco tuvo lugar el traspaso del cargo de primer ministro a Heinrich Brüning, entre cuyas primeras medidas se contarían la reducción de los sueldos de los funcionarios estatales en una quinta parte, la imposición de una reducción salarial general que iba del 10 al 15%, mientras que se aumentaban los impuestos y se reducían los subsidios a los desempleados. Cuadro 14 Cambios porcentuales en la producción industrial y en el PBI, 1929-1932 Variación del índice de producción, 1929-1932 PBI Alemania -40,8 -15,7 Reino Unido -11,4 -5,8 EE.UU. -44,7 -28 Fuente: elaboración propia sobre datos publicados en Aldcroft (1989) El Plan Young El Plan Young fue un programa diseñado para resolver el problema de las reparaciones de guerra en reemplazo al anterior Plan Dawes, en cuanto se hizo evidente que Alemania no podría cumplir con los compromisos establecidos durante un plazo indefinido. Para ellos, a principios de 1929 se reunió un comité, establecido por el Comité Aliado de Reparaciones, que emitió su primer reporte el 7 de junio de ese mismo año. Dentro de este quienes ejercían como representantes de los Estados Unidos fueron Owen D. Young, J.P Morgan y Thomas Lamont. El reporte inicial que éstos emitieron fue recibido con grandes objeciones por parte del Reino Unido y tras arduas negociaciones, se terminó de elaborar el plan definitivo el día 31 de agosto 91 de 1929. Finalmente, a través de una conferencia de los países vencedores en la Haya terminó por adoptar el plan en enero de 1930. En él se estipulaba que el total de las reparaciones de guerra adeudadas por Alemania sumaban el monto de 26,350 millones de dólares estadounidenses y que debían ser pagados en un plazo de 58 años y medio, descartando así los alcances del plan anterior, que no preveía un plazo estimativo para la cancelación de la deuda. Este era el punto principal en el cual se diferencia con su predecesor: la finalidad del Plan Young era fijar cuánto dinero y por cuánto tiempo Alemania pagaría las reparaciones de guerra hasta cumplir completamente con el compromiso. Para ello el Plan Young dividía el pago anual alemán en fracciones de 473 millones de dólares estadounidenses, cifra de la cual un tercio se pagaría incondicionalmente y el resto del pago podría ser postergado. Además, se establecía que el gobierno de Alemania utilizaría su presupuesto nacional y un tributo sobre los transportes para afrontar dichos pagos. Entre otras medidas, el Plan Young también fijaba el establecimiento de un banco internacional de depósitos, cuya finalidad sería manejar las transferencias de dinero surgidas de estas reparaciones de guerra, lo cual se concretó en enero de 1930. Es importante señalar que al tiempo que se llevaban a cabo las negociaciones y la implementación del Plan Young, ocurrió el Crack de Wall Street. Esto trajo graves consecuencias para la implementación del plan, ya que los bancos de EE.UU. decidieron retirar sus fondos de Europa y cancelar los créditos que hacían viable el Plan Young. Al igual que el Plan Dawes, el Plan Young se basaba en préstamos bancarios estadounidenses a Alemania. La caída de los niveles de importación y exportación hicieron que el comercio mundial disminuyera en casi dos tercios hacia el año 1933, afectando a la economía de todos los estados involucrados. La promulgación de los aranceles comerciales proteccionistas que imponía la Ley Smoot-Hawley en junio de 1930 dificultaba más aún el intercambio comercial internacional. Esto perjudicó gravemente a países europeos que comerciaban con Estados Unidos y como consecuencia en Alemania, que era entonces muy dependiente del comercio con el país norteamericano, la desocupación se vio disparada. Los efectos de la Smoot–Hawley Tariff Act, por su parte, fueron nefastos para la economía global. Esta aumentaba las tasas arancelarias sobre más de 20.000 productos de importación hasta niveles sin precedentes. El resultado de esta medida fue una caída dramática del comercio mundial. Las importaciones de los Estados Unidos descendieron en 66%, de 4,4 miles de millones dólares a 1,5 miles millones dólares entre 1929 y 1933. Las exportaciones, a su vez, disminuyeron en 61%, de 5,4 miles millones dólares a 2,1 miles millones dólares durante el mismo periodo. La caída de ambas superaba ampliamente incluso la caída del PBI de este país, que se situaba en 50%. Según las estadísticas oficiales, las importaciones estadounidenses de bienes provenientes desde Europa disminuyeron desde un máximo en 1929 de 1.334 millones de dólares a tan sólo 390 millones dólares durante 1932. 92 Mientras tanto, las exportaciones de EE.UU. a Europa disminuyeron de 2.341 millones de dólares a 784 millones durante el mismo periodo. En términos generales, el comercio mundial disminuyó en un 66% entre 1929 y 1934. Según el anuario estadístico de EE.UU., la tasa arancelaria efectiva fue del 13,5% en 1929 y 19,8% en 1933, con el 63% de todas las importaciones libres de impuestos. Sin embargo, la Smoot-Hawley Tariff Act impuso una tasa impositiva efectiva del 60% en más de 3.200 productos y materias primas importadas por los Estados Unidos, cuadruplicando las tarifas del periodo anterior. Un indicador importante para comprender sus efectos dentro de los Estados Unidos es que el desempleo era de 7,8% en 1930, cuando se aprobó el arancel Smoot-Hawley, y subió hasta el 16,3% en 1931, 24,9% en 1932, y el 25,1% en 1933. Tras la Gran Guerra, los Estados Unidos se habían convertido en el motor de la economía mundial, y no había ninguna otra nación que pudiera asumir este rol. Gran Bretaña, la vieja potencia global, se encontraba empantanada en sus propias limitaciones y dependía vitalmente del comercio con el país americano. La decisión de los Estados Unidos de replegarse sobre si mismo fue un golpe muy duro para el comercio mundial, ya que veía disminuir la principal fuente de financiación. Los dólares tenían un efecto multiplicador, ya que no solo ingresaban a los estados exportadores, sino que eran usados para el comercio de terceros entre sí. Las exportaciones inglesas en buena medida dependían de la circulación de dólares a nivel mundial, al igual que ocurría con Alemania. Los Estados Unidos, en su caída, arrastraron a las otras grandes potencias hacia una espiral descendente de las que solo podrían salir muchos años más adelante. Ante este panorama, hacia julio de 1931 el presidente de los Estados Unidos, Herbert Hoover, propuso una moratoria de un año para los pagos del Plan Young, obteniendo el apoyo de 15 naciones para tal objetivo. Sin embargo, esta moratoria no ayudó a detener los graves problemas económicos europeos, especialmente para Alemania, que afrontaba una severa crisis bancaria. Más adelante, en la Conferencia de Lausana, en 1932, se hizo un nuevo intento y los representantes del Reino Unido, Francia, Bélgica, Italia y Japón llegaron al acuerdo que la depresión económica hacía imposible conseguir que Alemania continuara los pagos por reparaciones, por lo tanto establecieron no exigir pagos inmediatos a Alemania y reducir el monto de su endeudamiento en un 90%, exigiendo al Estado Alemán que emitiera bonos para el pago de la deuda. En la práctica estas medidas significaban casi la cancelación de la deuda pendiente alemana, ya que esta se redujo de 32,300 millones de dólares a 713 millones. Sin embargo, Alemania nunca retomó el pago de las reparaciones de guerra. Cuando se cumplió el plazo de la moratoria ya se encontraba en el poder el partido Nacional Socialista, cuyo líder se negó en redondo a reconocer los compromisos financieros que su país había contraído con las potencias vencedores de la Gran Guerra. 93 El gobierno de Brüning y la caída al abismo Cuando cayó el gobierno de Müller, Brüning asumió el cargo frente a una coalición cuyo primer paso fue la aplicación de políticas deflacionistas. Esta era una política necesaria por una parte para hacer frente a los compromisos impuestos por el Plan Young, pero también para despejar el miedo a la inflación, que permanecía latente desde 1923. Se consideraba que los beneficios se podían restablecer reduciendo los salarios tanto como habían caído los precios. Otra máxima incuestionable era que el presupuesto debía ser equilibrado: para ello se reimplantaron viejos impuestos y se crearon nuevos. En el primer grupo se contaban los gravámenes sobre la renta, la circulación financiera y la cerveza, y en el segundo a los solteros, sobre los almacenes y el agua mineral. Al mismo tiempo los gastos públicos se recortaron fuertemente. Estas políticas deflacionarias, amplificadas por el contexto recesivo global, trajeron rápidas consecuencias. En marzo de 1930 se perdieron 537.000 puestos de trabajo con respecto al mismo mes de 1929. El número de desocupados seguía aumentando: cuando Brüning promulgó sus primeros decretos-ley, en agosto, la cifra de empleos perdidos ya había superado los 2.000.000. Pero esto todavía se encontraba muy lejos de ser el fondo del abismo: Brüning continuaba recurriendo a la deflación y a un año de haber iniciado su gestión (Marzo de 1931), el número de puestos de trabajo perdidos con respecto a Marzo de 1929 alcanzaba a 2.800.000. Mientras tanto, la situación social en Alemania se estaba tensando a causa de la inequidad con la que se repartían las cargas y los esfuerzos. La agricultura, especialmente la extensiva del Este del país, se encontraba en una situación privilegiada. Recibía protección, créditos baratos y subsidios denominados Östhilfe (ayuda del Este). Durante los años en los que el Plan Dawes estuvo en vigencia, una parte de los recursos recaudados venían de la industria. Cuando este fue sustituido por el Plan Young los impuestos sobre la industria no se abandonaron, sino que fueron desviados al Östhilfe para subsidiar los tipos de interés y los impuestos sobre la propiedad a 13.000 grandes terratenientes alemanes. Esto se combinaba con la restricción a las importaciones que, en lo peor de la crisis, hicieron subir los precios de los productos agrícolas en 2.000 millones de marcos por encima de los precios mundiales de 1932. La continuidad de las políticas económicas de Brüning dependía de su base política. La obtención de ingresos y los recortes presupuestarios eran realizados a través de decretos-ley contemplados en el artículo 48 de la constitución de Weimar. Pero esta endeble estructura comenzó a tambalear cuando en junio de 1930 el Reichstag voto a favor de derogar sus decretos. La reacción de Brüning precipitó el transcurso de los acontecimientos: Disolvió 94 inmediatamente el Reichstag y convocó a Elecciones para el 14 de septiembre, dos años antes de lo correspondiente. En esas elecciones el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán registro un avance electoral fenomenal, pasando de 12 escaños a 107. En el ala opuesta los comunistas también crecieron en el parlamento, pero de manera mucho más moderada: obtuvieron 77 escaños, 23 más que en el parlamento anterior. Este nuevo escenario electoral trajo rápidamente consigo dos consecuencias sensibles: por un lado hubo una retirada masiva de fondos extranjeros, ahuyentados por la súbita radicalización del electorado alemán y el aumento de un panorama político inestable. Por el otro, la decisión de Brüning de permanecer en el cargo de canciller y volcarse hacía una línea de gobierno más nacionalista. Esta consistía principalmente en reclamos diplomáticos más firmes en torno a la oposición a las reparaciones, la exigencia del rearme naval y la recomposición de la Unión Aduanera germano-austríaca. Dada su debilidad política al interior de Alemania buscó la manera de contar con el apoyo del pujante partido nacionalsocialista, que se había convertido en la segunda fuerza del parlamento. Estas posturas encontraron una rápida reacción en la comunidad internacional: Francia amenazó con la suspensión de créditos a Alemania si esta suspendía los pagos de las reparaciones y Gran Bretaña, con una nota más suave pero no menos decidida, declinaba la interpretación alemana sobre sus obligaciones. La retirada de fondos extranjeros obligó a la toma de nuevos créditos. Pero la situación de los bancos alemanes era sumamente delicada: en 1929 el 30% de sus depósitos eran de origen extranjero. La relación de capital propio sobre depósitos era de 1/10, en contraposición son su nivel previo de 1/7 y muy por detrás de la práctica inglesa de 1/3. Los ratios de liquidez también habían caído abruptamente desde los tiempos de preguerra: de 7,3% en 1914 a 3,8% en 1929. La reservas secundarias habían seguido la misma tendencia durante igual periodo: de 49% a 37% respectivamente. El sector financiero alemán era una gran ilusión con muy poco sustento real. Gran parte de los activos a corto plazo eran en realidad a largo plazo, mientras que una gran parte de las deudas aceptadas por los banqueros (especialmente en lo referente al comercio exterior) no tenían más respaldo que los créditos de los bancos que las garantizaban. Los depósitos en los bancos comerciales alemanes disminuyeron de agosto a octubre de 1930, en 1.280 millones de marcos, mientras que el Reichsbank perdía 1.000 millones de marcos oro. La situación se estabilizó levente a fin de ese año gracias a la llegada de créditos, pero aun así seguía siendo delicada. Para empeorar las cosas, muchos bancos compraron sus propias acciones, reduciendo así su liquidez y el ratio capital/depósitos. Los tipos de interés nominales, que habían descendido con la llegada de créditos provenientes de los Estados Unidos a principios de ese año, aumentaron sostenidamente durante el segundo semestre. Todas estas condiciones presentaban obstáculos muy difíciles de superar para un gobierno débil que no contaba con una base política propia. 95 La evolución de los principales indicadores económicos durante la crisis Las medidas aplicadas para combatir la crisis tuvieron los efectos previsibles. La demanda de productos industriales se vio severamente reducida al mismo tiempo que se producía una desbocada fuga de capitales. Además las exportaciones alemanas de todo tipo se habían visto afectadas por la caída de la demanda externa a causa de la crisis internacional. Hacia 1932 la producción industrial cayó a casi un 58% del promedio de los años 1928-1929. Además, la desocupación afectaba a mas de 6 millones de trabajadores (vale mencionar que en julio de 1932 aproximadamente la mitad de todos los afiliados a los sindicatos carecían de empleo). La agricultura por su parte también se encontraba en pésimas circunstancias. A pesar de que se habían establecido aranceles proteccionistas, los precios de los productos alimenticios elaborados en el interior de Alemania eran considerablemente bajos y su evolución iba muy a la zaga de los precios de los demás productos. En 1930 los productos agrícolas alemanes se vendían aproximadamente a un 13% más que en 1913, mientras que los precios de consumo en general habían aumentado un 60% respectivamente. Los agricultores, que habían sido uno de los sectores más castigados por la inflación ahora se encontraban nuevamente abarrotados por las deudas y con muy pocas posibilidades de devolver lo que habían tomado en préstamo. Hacia 1932, el peor año de la recesión en Alemania, la producción agrícola alemana fue vendida en tan solo un 65% del nivel que había alcanzado en 1928. En marzo de 1930 la crisis se vio severamente agravada a causa del desempleo. En 1927 se había creado un fondo para el desempleo que se estimaba capaz de mantener hasta 800.000 desocupados a la vez. El problema es que a principios de 1930 la cifra ya rondaba los 2 millones. El Fondo del Seguro de Desempleo se encontró rápidamente con saldos negativos, y el gobierno alemán, para cubrirlo, debió recurrir al déficit presupuestario. El partido Socialdemócrata, que no formaba parte del gobierno en 1930, propuso obtener contribuciones para el Fondo a través de un aporte del 4% hecho por los funcionarios, cuyos contratos incluían la protección para el desempleo. Esto rápidamente generó un choque en el interior de la coalición gobernante, ya que uno de sus integrantes, el Partido Popular Alemán, representaba a los funcionarios. Por su parte, las políticas deflacionarias adoptadas por Brüning no se apartaron en lo más mínimo de la ortodoxia, rechazando la implementación de medidas que alentaran la demanda. Además, recurrió sistemáticamente a los decretos-ley para la aplicación de sus políticas económicas, ya que no contaba con el consenso político suficiente en el Reichstag (parlamento) para promulgar sus proyectos de ley por la vía normal. Esto le valió rápidamente las críticas de toda la oposición y, para agravar la situación, las consecuencias de sus medidas 96 se expresaron claramente en dos indicadores claves: la tasa de desocupación y la evolución del PBI. Como se observa en el cuadro a continuación, la desocupación fue un mal permanente durante los primeros años de la década del ´30. Cuadro 15 Tasa de desocupación Alemana 1929-1933 Año Porcentaje de desocupados 1929 5,9 1930 9,5 1931 13,9 1932 17,2 1933 14,8 Fuente: Buron y Gauchon (1989) Sin embargo, estas cifras son todavía mucho más impresionantes si se las observa en números reales: Cuadro 16 Número absolutos de trabajadores desocupados en Alemania 1930-1933 Fecha Cantidad de desocupados Abril 1930 2.786.912 Julio 1930 2.765.258 Octubre 1930 3.252.082 Diciembre 1930 4.383.843 Enero 1931 4.886.925 Abril 1931 4.358.153 Julio 1931 3.989.686 Octubre 1931 4.623.480 Diciembre 1931 5.668.197 Enero 1932 6.041.910 Abril 1932 5.739.670 Julio 1932 5.392.248 Diciembre 1932 5.772.984 Enero 1933 6.013.612 Fuente: Idem Por su parte, la evolución de Producto Bruto Interno alemán también acusó los síntomas de la recesión internacional en este lapso. 97 Cuadro 17 Índice de la evolución del Producto Bruto Interno alemán 1929-1933 (Base 1929=100) Año Índice PBI 1929 100 1930 98 1931 91 1932 84 1933 89 Fuente: Elaboración propia El sistema bancario tampoco estuvo ajeno a los efectos de la crisis y al igual que el del resto del continente, colapsó a mediados de 1931. Los fuertes sacudones que había sufrido durante el periodo de la hiperinflación lo habían debilitado profundamente y su subsistencia dependía puramente del la voluntad del gobierno alemán de prolongarle la vida. El único suceso rescatable para la economía alemana fue que en Junio de 1932, ante los evidentes efectos que la crisis le estaba causando, fueron suspendidos los pagos de reparaciones de guerra. En esta decisión estuvo íntimamente relacionado el gobierno de los Estados Unidos, que quería evitar que Alemania se sumiera nuevamente en el caos económico y financiero. Alemania era un aliado importante que cumplía un rol fundamental como enclave en el corazón de Europa y podía balancear la relación de fuerzas en el continente. Finalmente, la recuperación económica alemana llegaría en 1933. Ante la falta de respuestas por parte del gobierno de Brünning, el 30 de enero de ese mismo año el presidente de la república de Weimar, Paul von Hindenburg, designó como canciller al líder del partido Nacional Socialista Obrero Alemán, Adolf Hitler. El argumento era que su movimiento constituía la segunda fuerza política del parlamento con el apoyo de más de un tercio del electorado. A partir de entonces se abre un nuevo capítulo en la historia alemana que excede los límites de análisis que este trabajo se propuso. Sin embargo, es nuestra intención indagar los motivos que llevaron al pueblo alemán a brindarle su apoyo a este partido y para ello expondremos a continuación una breve reseña de su evolución histórica. El movimiento nazi Podemos buscar los antecedentes inmediatos del ideario nazi en el movimiento Völkisch. Esta era una corriente de pensamiento con características populistas que tenía sus orígenes en el nacionalismo romántico. Uno de sus principales precursores fue Johann Gottlieb Fichte, como deja constancia en su obra Discursos a la nación alemana publicada durante las Guerras napoleónicas. El movimiento combinó un patriotismo sentimentalista con el folclore 98 pagano alemán. El ideal al que aspiraba era el de una vida autosuficiente, en una relación de unión casi mística con la tierra. Algunas vertientes del movimiento volkisch también incluían principios de anticomunismo, antiinmigración, anticapitalismo y ciertos principios de antiparlamentarismo. A finales del siglo XIX, durante los años del Imperio alemán estuvo vinculado al Romanticismo Nacional, pero el término Volk (pueblo) todavía era muy ambiguo: mientras que era usado por los partidos socialistas alemanes de orientación internacionalista para referirse al proletariado, este término también adoptó el significado de "raza" entre los partidos políticos de derecha. Posteriormente, la ideología del völkisch sería muy influyente en el desarrollo de nazismo. Joseph Goebbels realizó varias alusiones a este movimiento en diversos actos públicos y el mismo Adolf Hitler, en su único libro, destacaba la similitud entre los ideales de este movimiento y el Nacionalsocialismo. Incluso fue Friedrich Krohn, un miembro de una sociedad vinculada a este movimiento, quien diseñó la versión original de la esvástica Nazi en 1919. Con respecto a la evolución del partido, el Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán), fue fundado en enero de 1919. Hitler se afiliaría en septiembre de ese mismo año y desempeñaría la función de encargado de la propaganda del partido. Después de que protagonizar un fracasado intento de golpe de estado en noviembre de 1923 en Baviera, Hitler fue sentenciado a prisión con una condena de 5 años, de la que finalmente solo cumplió once meses por una amnistía política. Durante este tiempo escribiría su libro semi autobiográfico Mein Kampf (“Mi lucha”), que más tarde se convertiría en un libro casi sagrado para e movimiento. En él declara abiertamente su antisemitismo y su anticomunismo, y expone que considera a los arios como una raza superior. Tras salir de prisión el partido es refundado el 25 de febrero de 1925 con el nombre de Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, cuyas siglas en alemán son NSDAP, y Hitler asume la jefatura del partido. Además, tras el frustrado Putsch de Munich, el partido se decidirá a participar en las elecciones para llegar al poder por la vía parlamentaria. Pero la popularidad del partido nazi no fue significativa hasta finales de la década de 1920, cuando llegaran a un acuerdo con A. Hugenberg, un magnate de los medios y uno de los principales empresarios de Alemania. Esta unión potenció definitivamente la figura de Hitler, quien pasaba de ser un agitador marginado e inescrupuloso al respetable portavoz de un partido con recursos y aliado a los principales capitalistas de Alemania. Aprovechándose del contexto crítico que estaba atravesando la economía del país, Hitler recurrió a la desesperación de los sectores que veían descender vertiginosamente su nivel de vida (principalmente las clases medias, pequeña burguesía, artesanado, pequeños terratenientes, etc.) para extender su base de apoyo político. En las elecciones de 1930 los nacionalsocialistas incrementaron sus votos considerablemente, convirtiéndose en el segundo partido del Reichstag. Y en las elecciones parlamentarias de julio de 1932, a pesar de la amenaza de proscripción de las SA 99 (Sturmabteilung, fuerzas de asalto del partido) se convirtieron en el bloque más votado del Parlamento. La falta de capacidad de la República de Weimar para dar respuestas a los graves problemas que se presentaban hizo el resto. El escenario político alemán se vio polarizado, y una buena parte del electorado, por temor a los comunistas, decidió apoyar al Partido Nacionalsocialista. Luego de forjar una alianza con el Centro Católico y los Nacionalistas en el Parlamento, Hitler fue nombrado Canciller por el presidente Hindenburg, el 30 de enero de 1933. Poco es lo que necesitamos agregar sobre el periodo en el cual los Nazis gobernaron Alemania. Esos años (desde 1933 hasta 1945, incluyendo los de la Segunda Guerra Mundial) son sin duda uno de los periodos más oscuros en la historia de la especie humana. La intolerancia, el fanatismo, el odio y la irracionalidad mostraron su máxima expresión, condenando a la muerte y el padecimiento más extremo a decenas de millones de personas en toda Europa. Pero ciertamente Alemania no fue el único país que incurrió en este tipo de regímenes. Empezando por los casos más tempranos de Hungría, Croacia e Italia y hasta llegar al estallido de la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de Europa se encontraba en manos de gobiernos dictatoriales. La realidad es que cada uno de estos países llegó a ellos por vías y en momentos distintos. Sin embargo, es evidente que algún factor común deberían tener para que hubiera tantas coincidencias. Y este lo podemos encontrar en que la Europa de entreguerras era un territorio en transición. La posguerra en el continente europeo se caracterizó por las estoicas privaciones y las continuas crisis económicas. El surgimiento de nuevos estados generó una reconfiguración de las relaciones de poder a interior de ellos y, finalmente, en el plano global no existía un líder definido. Hasta la crisis de 1929 los Estados Unidos habían asumido una ambigua postura de liderazgo económico global pero sin asumir el liderazgo político. Después de ella, la economía del país norteamericano se replegó sobre sí misma y dejó naufragando a la deriva a buena parte de las nuevas naciones europeas que habían sido creadas por su propia intervención en los pactos de la posguerra. Incluso estados más experimentados como Francia o Gran Bretaña se vieron en dificultades para superar los avatares de la crisis. En este contexto, no es extraño que muchos países se hayan visto presa de respuestas autoritarias a las incógnitas que se presentaban, y en aquellos donde las relaciones de fuerzas estaban más equilibradas, como en España, el resultado fue una cruenta guerra civil. El fascismo en sus términos más generales, fue un movimiento que caracterizó buena parte de la escena política y social de la Europa de entreguerras, asumiendo formas específicas en cada país. Su proyecto común consistía en la instauración de un corporativismo totalitario y una economía dirigida que estuviera subordinada a los intereses del Estado. Este último debía simbolizar al Espíritu de la nación. Mientras su base intelectual planteaba una supremacía de la acción sobre la razón (de aquí la justificación para sus componentes de 100 violencia), su ideario sostenía un nacionalismo fervoroso con elementos de victimismo que lo obligaban a defenderse de sus enemigos. A este respecto el aparato propagandística jugaba un rol fundamental para definirlos externamente, y también para describir la alianza social interclasista que representaba el fascismo internamente, la cual los eximía de ubicarse en el espectro político tradicional de Derecha o Izquierda. Los partidos fascistas se presentaban a sí mismo como una «tercera vía» que se oponía igualmente a la democracia liberal burguesa como al movimiento obrero bolchevique. En Francia existió un precedente muy importante, la Action Française (Acción Francesa), fundada en 1898 y cuyo principal líder fue Charles Maurras. Esta se sustentaba en una ideología ultranacionalista, reaccionaria, fundamentalista católica y antisemita, que más tarde caracterizaría a todos los grupos fascistas del continente. También en el Reino Unido hubo brotes de este movimiento, aunque nunca pasaron de ser grupos marginales. La Unión Británica de Fascistas fue creada en 1932 por Oswald Mosley y mantuvo actividades violentas contra judíos, sindicalistas y comunistas. Su sección de activistas se conocía como blackshirts (camisas negras) a imitación de los fascistas italianos. Los fascistas consideraban a su movimiento como una superación del sistema liberal burgués que se encontraba en crisis terminal. Al mismo tiempo se presentaban como una alternativa contra el avance de las “hordas marxistas” y sus pretensiones colectivizadoras. Además, definían su ascenso como el comienzo de una nueva era de progreso en la historia de la humanidad. Se situaban por encima de las dicotomías políticas de la democracia porque ellos despreciaban la política. En su conceptualización, el movimiento fascista no representaba a la nación, sino que el fascismo era la nación en movimiento. Como se observa, este movimiento se componía de muchos elementos irracionales, que solo pueden ser comprendidos a la luz de su momento histórico. La tragedia de una guerra mundial y sus duraderas consecuencias fueron el caldo de cultivo propicio para la germinación y el crecimiento de este fenómeno. Nada de todo esto podría ser comprendido si no nos situamos debidamente en el tiempo y espacio en el cual surgió. Pero, finalmente, lo que es importante remarcar desde el punto de vista analítico es que las atrocidades cometidas por estos regímenes, y en especial por el gobierno Nazi, se realizaron con el consenso de la ciudadanía. En el caso de Alemania estas no solo que no eran ocultadas, como muchos intelectuales han pretendido argumentar, sino que eran incluso utilizadas como uno de los factores de legitimación a los que recurría la administración Nacionalsocialista para promocionar su gestión. ¿Por qué los alemanes apoyaron esta barbarie? ¿Cuáles fueron las causas que empujaron a la ciudadanía alemana a respaldar los actos de un gobierno semejante? Estas son sin dudas las primeras preguntas que debemos responder para intentar aproximarnos a nuestro objeto de estudio.

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