El Cambio Y El Profesional

Que cada vez es mayor el número de personas que no están satisfechas en su puesto de trabajo, es una afirmación que a lo largo de los años la han ido avalando las cifras, las cuales sitúan esta insatisfacción en un 80% de la población activa. En la mayor parte de los casos nadie hace nada para remediarlo, bien por falta de confianza, por temor a la inestabilidad laboral, por pereza, o por no saber detectar el momento adecuado para hacerlo. Si a todo esto sumamos que hasta hace muy poco tiempo la trayectoria profesional ha sido considerada como algo inamovible, cuyo cambio no se ha contemplado casi nunca como algo positivo, es fácil comprender la anterior cifra.

No hemos sido educados para cambiar de profesión a lo largo de nuestra vida, sino todo lo contrario. Y en muchos casos las personas que se encuentran en activo suelen tener poca cultura de riesgo, y no suelen estar motivadas en la formación continua. Todos y todas pensamos en lo arriesgado que puede ser cambiar nuestra dirección profesional, y mucho más en edades que se consideran avanzadas. Por supuesto, esto se extiende también al propio tejido empresarial, ámbito en el cual no suele ser habitual contratar a personas de edad avanzada, a pesar de la amplia experiencia que estas puedan aportar.

Pero este concepto ha ido cambiando en los últimos años, debido a la situación económica de inestabilidad del mercado laboral y por consiguiente de la inestabilidad del mantenimiento del puesto de trabajo. Nos encontramos por ello en un momento en el que ambas partes han de aprender no sólo a sobrevivir, sino también a desarrollarse de la mejor manera posible.

Es en este momento de desmotivación, cuando debemos analizar y valorar el cambio profesional, y para ello es aconsejable realizar un ejercicio de reflexión y auto análisis. El aprendizaje continuo a lo largo de una carrera profesional supone la adquisición de ciertas capacidades transversales y técnicas, que pueden ser aplicadas a otros puestos de trabajo, y a otras áreas profesionales, distintos a los ejercidos hasta el momento. Llegados a este punto podemos decidir entre varias opciones, buscar un puesto de trabajo similar en una empresa distinta, crear nuestro propio negocio gracias a la experiencia adquirida durante todos los años de trayectoria profesional, o intentar acceder a otro puesto dentro de la misma empresa. En cualquiera de las opciones propuestas la formación supone un aporte de nuevas ideas y una inyección de innovación, que nos puede ayudar a reorientarnos profesionalmente. Esta reorientación exige una profunda reflexión sobre nuestra carrera que debe incluir aspectos sobre el puesto que desempeñamos actualmente y las competencias que hemos adquirido a lo largo del tiempo. Debemos tener muy claro qué tipo de trabajo queremos, y sobre todo cuál no queremos.

Mediante procesos de reconversión, las personas pueden optar por un cambio en su trayectoria profesional

...