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El Escenario


Enviado por   •  12 de Mayo de 2015  •  3.366 Palabras (14 Páginas)  •  151 Visitas

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El Próximo Escenario Global - Kenichi Ohmae

Enviado por Ricardo Roman el 02/08/2009 a las 22:52

Etiquetas: escenario globalizacion global ohmae

El Próximo Escenario Global

Capítulo La Gira Mundial

Kenichi Ohmae

Grupo Editorial Norma, 2005

Se levanta el telón

La Gran Sala del Pueblo en la Plaza Tiananmen de Beijing está acostumbrada a la coreografía. Durante más de cuatro décadas, el vasto auditorio se hizo eco de los bien ensayados discursos de los gobernantes comunistas de China, que exhortaban a sus compatriotas a sacrificios cada vez más grandes en nombre del socialismo. Allí retumbaban también los aplausos al líder, el presidente Mao Tse­tung, el Gran Timonel, cada una de cuyas comparecencias era saludada con atronadoras ovaciones de miles de "parlamentarios" congregados desde todos los confines de China para presenciar el espectáculo.

El auditorio de la Sala del Pueblo puede alojar a más de ocho mil personas sentadas. Sus dimensiones simbolizaban el lugar donde se ponía de manifiesto la unidad de la nación. Constituía la ubicación perfecta para la cultura de masas, como la puesta en escena de la "ópera proletaria" — siempre que ello no interfiriera con su función prominentemente política.

La mayoría de los antiguos usos que se dieron a la Gran Sala han quedado en el olvido. Cuando mucho, constituyen rarezas del pasado, excepto por el gigantesco retrato del presidente Mao, el cual sigue ondeando en una de las esquinas de Tiananmen. La Gran Sala del Pueblo sigue siendo la sede del Congreso Nacional del Pueblo —el parlamento chino— pero su programa de actividades extracurriculares ha cambiado de manera radical.

En el otoño de 2003 se presentó allí el espectáculo de danza irlandés Riverdance, basado en la tradición irlandesa del baile de tap. La música, escrita por el irlandés Bill Whelan, combina la música folclórica tradicio­nal irlandesa, los tambores japoneses, el baile flamenco y ritmos de danza modernos. Dotados de una gran fuerza, los 70 miembros del grupo de danza estuvieron en Beijing en respuesta a una invitación personal hecha por el primer ministro Zhu Rongji durante una visita realizada a la República de Irlanda.

Riverdance comenzó de manera bastante modesta, en un interme­dio en el Festival de la Canción de Eurovisión que se llevó a cabo en Dublín en 1994. La canción ganadora fue olvidada hace tiempo, pero Riverdance continúa fortaleciéndose. Su éxito ha sido global. Se ha presentado en 27 países y se estima que una cuarta parte de la población del planeta ha presenciado el espectáculo por televisión. No obstante los grandiosos éxitos del show en locales como el Madison Square Garden de Nueva York, el Foro Internacional de Tokio y el estadio Wembley de Londres, el éxito en China había sido un sueño acariciado durante años por los organizadores del espectáculo. La Gran Sala del Pueblo fue sólo un alto en medio de una gira por el Lejano Oriente que incluyó 46 representaciones en Malaisia y Hong Kong, así como en China.

La respuesta fue asombrosa (como lo fue también cuando Riverdance estuvo en el Japón); los medios de comunicación chinos le proporciona­ron una cobertura total durante la semana que precedió a la primen representación. No obstante, había nerviosismo entre el elenco y

Organizadores acerca de cómo respondería el público chino a algo tan novedoso y tan diferente. Los chinos están acostumbrados a los especta culos de gran escala, aunque generalmente éstos tienen un propósito ideológico muy distinto y obvio, mientras que Riverdance no plantea este tipo de exigencias a su público.

Los temores fueron infundados. En cada una de las seis representaciones que el grupo ofreció en Beijing se vendieron todos los boletos e incluir dos representaciones matutinas extras.

Además de la gran Sala del Pueblo, el grupo de Riverdance también montó el espectá­culo en un punto determinado en la Gran Muralla china.

Riverdance me llama la atención porque, aun cuando sus raíces

pueden ser profundamente irlandesas, se trata también de un fenómeno internacional. En un principio, sus estrellas fueron los bailarines estadounidenses Michael Flatley y Jeanne Butler. Su principal bailarín en la actualidad, Conor Hayes, es australiano, y ahora el grupo de Riverdance incluye bailarines de los Estados Unidos, España, Rusia y Kazajstán, además de Irlanda. El estilo de Riverdance a tal punto internacional que ha sido denostado por los puristas culturales en Irlanda.

Gran parte del respaldo financiero para Riverdance proviene de los Estados Unidos, pero la experiencia y el entusiasmo generados por este grupo recorren todo el mundo, poniendo de manifiesto lo insignificante que puede ser una frontera nacional. El público que presenció el espectáculo de Riverdance en Beijing reaccionó con un entusiasmo mucho más auténtico que con cualquiera de los lugares comunes que salían de los labios del Gran Timonel.

El simbolismo del espectáculo fue evidente para quienes participa­ban en él. Bill Whelan comentó lo siguiente: "Riverdance es algo tanto político como cultural'''.

La presentación de Riverdance en la Gran Sala del Pueblo constituye una metáfora apropiada para la economía global. Tuvo su origen en el mundo occidental. Sus raíces en Irlanda, país que tiene una de las historias de éxito más dinámicas de la economía global, son significativas. Combina elementos de la cultura irlandesa con características de otras culturas y ambientes, que a su vez están representados por personas de todo el mundo. En sus orígenes, la coreografía fue de un estadounidense, y se representó en el escenario más grande de una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo: China Riverdance no es un hecho aislado, y nadie podría decir que es anodino.

El mundo como un escenario

Entonces, ¿qué conexión tiene el grupo de Riverdance con el trabajo de los ejecutivos? Cualquier ejecutivo de una corporación global — ¿y qué corporación de tamaño decente no es global?— está involucrado en proyectos globales similares. Estos proyectos son complejos, involucran a participantes de todo el mundo, requieren sensibilidad cultural, financiamiento global y a menudo están dirigidos a economías emergentes.

"El mundo entero es un escenario, y todos los hombres y mujeres, simplemente actores."2 Esta frase fue para Shakespeare una metáfora elegante, pero para nosotros no es una metáfora: es una realidad. El mundo es un ruedo colosal para la actividad económica, que ha dejado de estar fragmentado por fronteras u otro mobiliario de escena innecesario. Todos formamos parte de una gigantesca troupe de actores y actrices interde­pendientes. No declamamos las mismas líneas ni representamos obras de un repertorio parecido, pero ninguno de nosotros es completamente independiente.

La economía global, interconectada e interactiva, es una realidad. A menudo es confusa y desorientadora: plantea un desafío tanto a la manera como vemos los negocios como a la manera de hacerlos.

La economía global se nos presenta de muy distintas formas, como un actor que se pone máscaras y trajes diferentes. Por ejemplo, están los gigantescos flujos globales de dinero. Está también la montaña creciente de compras con tarjetas de crédito, un proceso incrementado por la Internet. Podemos verla también en el déficit comercial entre los Estados Unidos y China. La economía más grande del mundo ha incurrido en un colosal déficit comercial con China, lo cual le está provocando un incesante preocupación —debería preocuparse también por la posibili­dad de llegar a quebrar técnicamente. China también tiene un déficit comercial creciente, pues parece engullir con gran voracidad materias productos semiacabados, máquinas y robots en su economía. Pero todas éstas son preocupaciones que pertenecen al viejo mundo de paradigmas e indicadores económicos cada vez más obsoletos.

La economía global es principalmente invisible. (Por eso, a mi libro lo intitulé The Invisible Continent.) Esto no debe entenderse como una cuestión oscura, cerniéndose y moviéndose de manera furtiva y amenazadora, lista para atrapar y devorar a los incautos. Los efectos de la economía global son perfectamente evidentes en todo el mundo. Todos somos actores en el escenario global y todos sentimos sus efectos.

Una Veloz gira global

De hecho, preparar el montaje de la escena podría ser una buena idea para emprender una gira relámpago por todo el mundo. Durante nuestro viaje veremos ejemplos de la economía global en acción. Así, puesto que unos este capítulo hablando de China, empecemos también en esa parte del globo nuestro viaje alrededor del mundo.

La ciudad de Dalian está situada cerca del extremo sur oriental de la Península de Liaodong que desciende desde el extremo nororiental de la China, la región conocida antiguamente como Manchuria. Aunque forma parte de China, la región mira al Mar Amarillo, hacia Corea y el Japón.

Dado que el clima garantiza que sus puertos naturales estén libres de durante todo el año, Dalian y sus regiones vecinas han estado siempre destinadas a gozar de los frutos del comercio — sea éste comunista o no. En la zona rural de Dalian, en la península de Liaodong, predominan una hermosa línea costera y paisajes de colinas, valles y bosques ricos en recursos naturales, como los yacimientos de hulla y ti.. Por ello, la ciudad de Dalian ha sabido siempre que debe mirar hacia el exterior en busca de su prosperidad.

El puerto fue fundado por los rusos a fines del siglo XIX. Más tarde, los japoneses introdujeron allí la industria pesada. Dalian adoptó el papel de centro de distribución para el noreste de China. Pero en la década pasada, la ciudad, que tiene una población de más de cinco millones de habitantes, pasó de ser un puerto prácticamente inactivo a ser uno de lo centros industriales más dinámicos e importantes de China. Dalian ha combinado su vieja base industrial en la provincia de Liaoning, centrad en la producción de acero, productos químicos y fabricación de parte para maquinaria, con nuevas empresas de servicios y otras relacionad con la tecnología. Además cuenta con una buena reserva de personal bien capacitado, abastecida por diversas universidades e institutos técnicos, su demanda de mano de obra parece ser insaciable.

La ciudad continúa creciendo en tamaño físico y en población. Recibe a inmigrantes de todo el noreste de China, atraídos por el aliciente de los sueldos, los cuales, aun cuando siguen siendo bajos si se comparan con los estándares occidentales, están muy por encima de los que rigen en la China rural. Sus habitantes viven en una ciudad que posee su propio sistema de trenes interurbanos, así como buenas viviendas, muchos parques e instalaciones de recreo y, sobre todo, agua y aire limpios.

Los habitantes de Dalian tienen necesidades más refinadas que las que tuvieron sus abuelos. En el apogeo de la ortodoxia maoísta, los trabajadores estaban mal pagados, sus viviendas estaban en condiciones precarias, se alimentaban mal y no tenían derecho a quejarse. Sus horas de ocio las pasaban asistiendo a representaciones de películas sobre revolución o, en los meses más cálidos, leyendo el Pequeño Libro Rojo presidente Mao.

Los empleados de hoy cuentan con instalaciones mucho mejores más interesantes. Los comercios de Dalian están abasteciendo con una gama internacional de bienes para el consumidor, desde ropa de los mejores diseñadores hasta los aparatos reproductores de DVD más avanzados. Gracias a la creciente prosperidad de la ciudad, mucha in gente puede comprar estos bienes. En las salas de cine se exhiben últimos éxitos taquilleros, pero muchos residentes prefieren ver las películas en DVD, disponibles en los numerosos emporios de artículos eléctricos y electrónicos.

Dalian se ha beneficiado de la transformación drástica que derribó al pensamiento oficial chino sobre economía a partir de 1992, cuando Deng Xiaoping propuso el plan de desarrollo "Un país, dos sistemas". Así, quedaron atrás los días de la planeación central. En su lugar, los gobernadores regionales y los jefes de empresas son exhortados a buscar su propio camino hacia el futuro. En ocasiones, esto puede implicar a romper las reglas, pero mientras las excepciones permitidas por los responsables locales permanezcan localizadas —y demuestren tener éxito ciertas transgresiones no son tomadas en cuenta. Esto ocurrió de manera especial después de las reformas aun más drásticas implementadas por el entonces primer ministro Zhu Rongji en 1998. Asimismo, los alcaldes y otros jefes locales de empresas están conscientes de que si no logran tasa de crecimiento anuales superiores al 7% durante dos años consecutivos, serán removidos del puesto. Imagine por un momento el lector que Michael Bloomberg en Nueva York, Shintaro Ishihara en Tokio o Ken Livingstone en Londres estuvieran sujetos a este tipo de restricciones.

En la persona del alcalde Bo Xilai, la ciudad de Dalian tuvo a un extraordinario dirigente local. Bo destacaba entre la multitud —literalmente- pues en un país donde la baja estatura es la regla, él medía mas de dos metros. Era originario de las tierras limítrofes del occidente en la provincia de Shanxi. Provenía de una familia con un respetado linaje político — su padre había tomado parte en la penosa Gran Marcha a principios de 1930, cuando Mao condujo a su pequeño grupo de seguidores a una evacuación forzosa a pie, que duró dos años, desde el sur hasta el norte de China. Bo Xilai cursó sus estudios en la universidad de Beijing, reabierta recientemente después de que la furia “Revolución Cultural" fuera testigo de cómo estudiantes y profesores fueran enviados a la los campos de trabajo. Por otra parte era un político joven que asumió su cargo a fines de la cuarta década de su vida en un país donde la mayoría de lo general setenta años o más. Adhirió al partido comunista en 1980 y allí trabajó en sus diversas ramas.

Su diligencia y destreza fueron recompensadas al ser nombrado alcalde Dalian en 1992. Al tiempo que la ciudad se abría al mundo exterior, Bo y su equipo captaron inversión extranjera de todas partes del mundo especialmente del Japón. Hoy día se estima que 3000 empresas japonesas operan dentro de los límites de la ciudad de Dalian.

Bo redefinió la descripción de las funciones del típico alcalde chino de una ciudad. No contento con hacerse cargo del alcantarillado y vivienda, se convirtió en el arquitecto jefe de la ciudad y responsable de marketing, y estableció estrechos vínculos con lo más selecto de industria y los negocios del Japón. Pero su labor no concluyó al establecer dichos negocios. Se reinventó a sí mismo como el director de un hotel di cinco estrellas, entusiasta y solícitamente interesado en el bienestar de sal huéspedes. Establecía contacto de manera regular con los negocios extranjeros para averiguar cómo marchaban y si encontraban alguna dificultad que pudiera remediarse.

Bo fue recompensado por su éxito en Dalian con un ascenso en el poder. Fue nombrado gobernador de toda la provincia de Liaoning. El momento de su salida en febrero de 2001, grandes multitudes residentes de Dalian (particularmente mujeres) salieron a la calle para verlo partir, demostrando una auténtica tristeza. En un país muy acostumbrado a la coreografía de la histeria de masas, esta reacción muy bien podría haberse pasado por alto, pero la tristeza era evidentemente espontánea. El ascenso de Bo continúa: a principios de 2004 fue nombrado Ministro de Comercio de la República Popular, a la edad 53 años.

Con la ayuda del carismático Bo, Dalian, junto con más de una doce de otras regiones en China, se ha convertido en un estado regional de facto, estableciendo su propia agenda económica. Aun cuando sigue forman parte de China, y en teoría sometido al gobierno de Beijing, es amplia mente autónoma. La realidad es que sus vínculos con Beijing son más débiles que sus vínculos con los centros de negocios de todo el mundo.

El éxito genera éxito, y las empresas que prosperan en Dalian actúan como catalizadoras para atraer a otros negocios, que no necesariamente son del mismo sector. Al igual que en otras regiones similares de China, se ha registrado una explosión de los servicios, ya sean financieros o técnico. Dalian es una entidad económica prácticamente autosuficiente, que ofrece multitud de servicios a los negocios y los residentes en su propia puerta. Esta ciudad ha estado también a la vanguardia en cuanto provisión de servicios de subcontratación externa para procesos administrativos en China, en particular en áreas tales como el ingreso de datos para las empresas japonesas. Estos últimos desarrollos han sido impulsados por el protegido de Bo, el alcalde Xia Deren.

Los recuerdos históricos de los japoneses en esta parte de China pueden no haber sido siempre positivos, pero se están quedando en el pasado, que es a donde pertenecen. Los cursos de japonés gozan de gran popularidad y por lo común están saturados. En consecuencia, se calcula que alrededor de 50000 residentes de Dalian hablan de manera fluida el japonés.

Resulta curioso que Dalian, un moderno centro económico y de negocios desfrute también de una vibrante industria turística. Sus playas e instalaciones de deportes acuáticos han sido objeto de protección y fomento. Se ha construido una zona turística especial, la Playa Guijarro Dorado con embarcaderos, dos campos de golf y alojamiento en hoteles para todos los presupuestos. Muchos de los visitantes en Dalian vuelan desde distintos puntos de toda China. Ellos forman parte de la vasta todavía creciente clase de consumidores de China que tiene dinero para gastar, no sólo en automóviles y aparatos electrónicos, sino también en otros aspectos de la "buena vida", como el ocio y la educación privada para sus hijos. Dalian también atrae a visitantes extranjeros. Muchos turistas coreanos y japoneses prefieren ahora Dalian a Singapur.

El éxito de Dalian se debe a su voluntad de comprometerse con la nueva economía, libre de fronteras y basada en la cibernética. Se ha beneficiado do también al permitírsele seguir su propio camino. Esta ciudad reacciona directamente con el resto del mundo: no a nivel y como parte de un Estado-Nación, sino instantánea y directamente como una región. Durante te muchas décadas, Dalian, junto con la República Popular de China, le dio la espalda al mundo. El resto de éste estaba controlado por los enemigos de China. Ahora Dalian y otras regiones-Estado de China han abrazado con entusiasmo la economía mundial. Hay otras 13 ciudades dentro de la provincia de Liaoning cuya población sobrepasa el millón de habitantes, y todas buscan ocupar un lugar en el escenario global o, como mínimo, entrar a formar parte de la Zona Económica del Mar Amarillo. En sentido figurado, se asemejan a una bandada de gansos guiada por Dalian.

China es probablemente el país que más se está beneficiando de la economía global. Tiene la segunda reserva de divisas más grande del mundo (432 000 millones de dólares; a la cabeza está el Japón, con 817000 millones de dólares), y posee ahorros internos de 2 500 billones de dólares*. Más que cualquier otro país, China está marcando el paso dentro de la economía global. En 2003, su producto interno bruto se calculó en 1 300 billones de dólares, y el Estado comunista figura como el séptimo en el mundo, o el segundo en cuanto a poder adquisitivo.3 Su economía crece a una tasa rara vez menor al 7% anual. Muy recientemen­te, ésta ha rebasado el 9%, una cifra que corresponde a todo el país e incluye tanto a las áreas más ricas como a las más pobres.

Si volvemos a la metáfora teatral, podemos imaginar a China como si fuera un teatro alquilado. Es un lugar que está siendo usado como estudio para ensayo, un terreno de pruebas para las realidades económicas globales. Pero de manera un poco desconcertante, distintas partes del escenario están siendo usadas para muy diversos tipos de obras teatrales. Éstas difieren en cuanto a talento y experiencia y, por consiguiente, también en cuanto al grado de aprobación del público.

Como iremos viendo a lo largo de este libro, es preciso que intente­mos desprendernos de ideas obsoletas. Una de las más abrumadoras es el concepto de Estado-nación. Por lo tanto, cuando pensamos en la China actual, no debemos pensar en el Estado-nación que se extiende desde el Mar Amarillo al este hasta las profundidades del Asia Central al oeste, sino en una amalgama de regiones prósperas y florecientes, como Dalian, que se encuentran junto a otras que pueden estar a años luz detrás de ellas en cuanto a desarrollo económico y prosperidad se refiere.

Todas estas regiones varían en su extensión. Teóricamente, pueden estar bajo el mismo Estado Soberano: la República Popular China, pero una parte de prosperidad de China estriba en su capacidad de olvidarse de esto en la práctica y permitir que sus regiones-Estado se labren su propio camino. En realidad todas estas regiones están empeñadas en una competencia casi maniáticas entre ellas por inversiones y recursos, no del centro, como solía suceder en el pasado, sino del mundo exterior.

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