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El Jurado

paugallard31 de Enero de 2013

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Ningún reloj para amar.

La historia trata de un muchacho que a sus 13 años, Vili Fualaau, estudiante de un colegio de Seattle, Estados Unidos, se sintió prendado de su maestra Mary Kay Lotourneau, de 34. No es insólito que a la edad de este alguien se sienta atraído por una persona mayor ya sea su profesora o la mama de un amigo etc. Lo extraordinario fue que Mary, joven aún pero ya en la madurez, se sintiera asimismo violentamente atraída por su menor alumno. La abismal diferencia de edades y estatus no impidió que la docente y su educando se hicieran novios asombrando y escandalizando a la comunidad. ¿Por qué una mujer de 34 años y un púberto de 13? Es que en el amor, como en todas las cosas cruciales de la vida,

es aplicable el sabio aforismo de Mariana Frenk: ningún reloj te dice tu hora. El esposo de Mary la denunció por abusar de un menor, logró el divorcio y se llevó a Alaska a sus cuatro hijos. La maestra enamorada fue a prisión embarazada de Vili, Meses después fue liberada con la condición de que no se acercase a su púber amado. Pero ni ella ni él pudieron ni quisieron renunciar a esa pasión que invadía sus sueños y ponía fuego en su piel. Sólo 30 días después de la excarcelación, la pareja fue descubierta de madrugada, amándose como si el mundo fuera a acabarse antes del alba, en el automóvil de la convicta, que entonces fue condenada a cumplir la pena completa, siete años y medio de reclusión, pues el delito del que se le declaró culpable era el de "violación estatutaria" en virtud de la edad de su novio. En la cárcel, Mary dio a luz por segunda ocasión una hija de Vili. Hace una semana, tras siete años presa, Mary, ahora de 42 años, fue puesta en libertad, nuevamente con la exigencia de no establecer contacto con su ex alumno, que ha cumplido 21. Pero éste, alegando que ya es mayor de edad, ha solicitado al juez que revoque el condicionamiento y les permita el reencuentro. "No puedo ser feliz sin ella. La quiero. Fuimos separados sin opción. La gente me empuja a que busque chicas de mi edad. La verdad es que otras relaciones no me han hecho feliz".

¿Violación estatutaria (o equiparada, como se le llama entre

nosotros) por haber correspondido al amor del muchacho y haberle hecho conocer un paraíso que él no se resigna a perder? Un muchacho de 13 años comprende ya, aunque no lo haya experimentado, el significado de la unión de los cuerpos. Ya es plenamente capaz de comprender y estar consiente de toda aquella acción u omisión emitida por el en fin. Castigados con excesiva crueldad por amarse, lo menos que puede permitirse a Mary y Vili es dejarlos disfrutar ahora de su amor.

La carta misteriosa.

“¿Usted niega haber mandado esa carta a la esposa del Presidente?", preguntó el reportero de Noticieros Televisa, a través de la vía telefónica, a la señora María Regina Aguilar Treman, ex esposa de Luis Felipe Villarreal. "Niego –respondió la dama– que ella la haya recibido, y niego que ella se haya enterado de estas cosas, y niego haber declarado cosas así. Eso es mentira y cuando se presente la carta van a darse cuenta de la circunstancia". El misterio está servido. La entrevistada niega tres cosas: que la esposa del Presidente haya recibido la carta y, por lo tanto, que se haya enterado de lo que ésta dice, y que ella (doña María Regina) haya declarado "cosas así". Sin embargo, no desmiente expresamente haber escrito y haber enviado la misiva, circunstancia de la que "van a darse cuenta" (¿la opinión pública?) "cuando se presente la carta" (¿a quién, en dónde?), y asevera que no declaró esas cosas, pero no dice explícitamente

que no las escribió. La Procuraduría General de la República asegura que ese documento no es la única prueba contra Villarreal, pero éste fue arraigado sólo una vez que se hizo pública la existencia del texto. El contenido es extraño. La misiva, dirigida a Marta Sahagún antes de que la hoy Primera Dama contrajese nupcias con el Presidente, dice que la supuesta suscrita se enteró por voz de su ex esposo de que éste había vendido información bancaria sobre los Amigos de Fox por la nada módica suma de ¡100 millones de pesos!, lo que pudo hacer porque era secretario privado de Eduardo Fernández, entonces presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, también bajo arraigo. Lo raro radica en que en el momento en que se habría hecho esa confidencia el supuesto confidente no sólo estaba divorciado de la señora Aguilar sino que ésta le hacía a su ex cónyuge exigencias patrimoniales a las que él se resistía. ¿No sería absurdo entonces que Villarreal se jactara, precisamente ante ella, de haber recibido tan elevada cantidad y que le confiara haber cometido un delito? Los antiguos esposos que quieren eludir sus obligaciones monetarias respecto de sus ex esposas suelen decirles a éstas que no tienen en qué caerse muertos. El asunto ha suscitado reacciones críticas de varios distinguidos analistas de la política nacional, que, al comparar la situación de Fernández y Villarreal con la de los Amigos de Fox, contra

ninguno de los cuales se ha solicitado el arraigo, han señalado que la Procuraduría General de la República no parece estar actuando con la imparcialidad que es debida en el órgano que monopoliza la acción penal.

. El inmortal Quevedo compara a la mujer despechada con disparado esmeril, toro herido, fuego que libremente se ha soltado, osa que los hijuelos le han robado, rayo de pardas nubes escupido, serpiente o áspid con el pie oprimido, león que las prisiones ha quebrado, caballo volador desenfrenado, águila que le tocan a su nido, espada que la rige loca mano, pedernal sacudido del acero, pólvora a quien llegó encendida mecha, villano rico con poder tirano, víbora, cocodrilo, caimán fiero.

Los besos de eros y thanatos

Los habitantes de la capital financiera de Alemania estaban aterrados. El recuerdo del 11 de septiembre de 2001, fecha en que sendos aviones secuestrados por terroristas se estrellaron contra las torres gemelas de Nueva York, les hacía temer lo peor. La avioneta volaba en círculos alrededor del edificio del Banco Central Europeo. Al fin, el pirata aéreo reveló el motivo de su conducta. No se trataba de una protesta anticapitalista ni de manifestación alguna de contenido ideológico. "Estoy volando sobre Francfort para terminar con mi vida y estar con Judith". Franz Stephan Strambach, estudiante de psicología de 31 años, se refería a Judith Resník, una astronauta estadounidense

que falleció en el trasbordador Challenger en 1986. "Amo de verdad a Judith. Soy un gran seguidor de ella y espero que estaremos juntos tras todos estos años", aseguró a la televisión alemana durante su vuelo. El aeropirata quería morir por amor, para reunirse más allá de la muerte con su amada. Lo más curioso del caso es que ella nunca lo había visto, y él a ella sólo en la pantalla de televisión y en fotografías. Finalmente, el enamorado fue persuadido de aterrizar. De inmediato, un juez ordenó su internamiento psiquiátrico.

*

Muy temprano, a las 5:30, él volvió a maltratarla: "Ya no me sirves como mujer. Voy a vender la casa y te largas", le dijo mientras ella ya lavaba ropa en el patio de la casa localizada en la colonia CTM Aragón, y le escupió la cara. Ella no dijo nada, pero se dirigió a la cocina y regresó junto a su marido. Silenciosamente, Guillermina enterró el cuchillo en el pecho de Vicente, y antes de que él pudiera reaccionar se lo clavó una vez más, y todavía otra más. Él cayó al suelo, malherido, y suplicó a la mujer que llamara una ambulancia. Guillermina sólo se quedó mirando, mientras recordaba 40 años de maltrato, cómo se le escapaba la vida al acuchillado. Lavó el cuchillo y su delantal, y después tomó unos tragos de alguna bebida espirituosa para darse valor. Seguía recordando. Era extraño, pero se sentía tranquila. Entonces fue a entregarse a la agencia investigadora 16 del Ministerio

Público.

*

A las 2: 30 llegó la pareja al Hotel Gran Sol, de la colonia Tacubaya. Cuatro horas después timbró el teléfono celular de Luan. El atendió la llamada. Margarita le hizo una escena de celos. Discutieron. De las palabras pasaron a los golpes. Juan sacó un cuchillo. No se sabe cómo, pero Margarita lo desarmó y le asestó 10 puñaladas. Juan sintió que perdía el aliento. Logró salir de la habitación, ubicada en el primer piso, recorrió trastabillando unos metros, bajó tambaleándose la escalera y cayó a un lado de la recepción. Margarita fue detenida con el cuchillo todavía en la mano. "Se puso muy agresivo y me dio miedo. Lo único que pensé fue en defenderme", dijo. A los policías que la detuvieron y al agente del Ministerio Público les asombró que ella pudiera desarmar a su novio. A mí me intriga que éste hubiera tenido encendido su celular a esa hora, en esa circunstancia, y que llevara consigo un arma blanca, y que ella le propinara exactamente una decena de cuchilladas –no 9 ni 11, sino precisamente 10– corno si se tratara de un ritual de homenaje al sistema decimal.

*

Carlos Heraldo se enamoró de su vecina Érica desde la infancia, en la colonia Escandón. Ahora, con 31 años de edad, mimaba a su amada, a quien todas las mañanas trasladaba en su taxi a la Secretaría donde ella trabaja, y a la hijita de ésta. Érica le daba su amistad, pero Carlos Heraldo quería algo más. Tratando de conquistarla,

la llevaba a comer y a pasear, y le regalaba vestidos. Son extrañas las palabras

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