Evolución histórica de la deuda pública externa de Nicaragua
katymasApuntes27 de Febrero de 2016
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Evolución histórica de la deuda pública externa de Nicaragua
El déficit fiscal de estados unidos en los años 60 origino una fuerte devaluación del dólar este hecho supuso un revés para los principales países productores de petróleo, ya que el precio estaba fijado en dólares, disminuyendo así el valor de sus exportaciones.
La deuda externa es un fenómeno bastante reciente y sin embargo su papel en el marco político y económico internacional de este último cuarto de siglo ha sido fundamental. Su primera y más importante etapa es la del préstamo de la década de los 70. En ella los petrodólares (excedentes de liquides en dólares de los países exportadores de petróleo).
En NICARAGUA, el gobierno de Anastasio Somoza dejó 1600 millones de dólares de deuda en 1979 que es parte de la deuda comercial y la deuda a corto plazo que había que pagar de inmediato, pero el grueso de la deuda se acumuló en los años 80, producto de la cooperación internacional que llego, en mayor porcentaje, atada a programas y proyectos.
Las bajas tasas internacionales de interés, ofrecen a los países económicamente subdesarrollados un marco idóneo para el acceso fácil a créditos abundantes y baratos. En aquellos lugares donde se realizaron inversiones industriales no fue suficiente para frenar los impagos que a mediado de los 80 empezaron a hacerse insostenibles.
Esta deuda fue adquirida por la vía bilateral es decir de gobierno a gobierno. El endeudamiento continuó después de 1990 con el gobierno de Violeta Chamorro y subió con el gobierno liberal de Arnoldo Alemán, surgiendo una nueva deuda en esta década.
Por la situación precaria del país los gobernantes sandinistas utilizaron muchos recursos para las actividades de defensa el país y además hubo muchos programas y proyectos, contratados con la cooperación internacional, que significaron un endeudamiento alto, creyendo que mucho de esa deuda seria condonada, porque era con países bastantes solidarios con Nicaragua y, de hecho, algunos de ellos le condonaron montos importantes de deuda después de los 80.
A raíz de esta crisis económica mundial que se desarrollo a finales de los años 80, nuestro país fue el primero en experimentar una baja en el valor de las exportaciones.
Nicaragua obtuvo elevadas tasas de crecimiento económico, inducidas por la expansión de la economía de los países del "centro", lo que impacto positivamente en los países "periféricos". La tasa de crecimiento fue de 5.4 por ciento en los cincuenta, 6,7 por ciento durante los sesenta, disminuyo en los setenta y se volvió negativa en los ochenta.
La disminución en los precios de productos básicos, particularmente el café, no pudo ser contrarrestada con los aumentos de volumen y entonces las ganancias de exportación disminuyeron.
Los precios disminuyeron a principios de los años 80 y se quedaron allí durante la mayor parte de la década. Aun a estos precios bajos, continuaron las exportaciones cafetaleras de Centroamérica en los niveles anteriores a la depresión, aunque hubo marcadas fluctuaciones de año en año.
El mantenimiento de la cantidad de exportaciones fue posible gracias al respaldo gubernamental a la industria cafetalera junto a la habilidad de los agricultores para reducir el costo marginal por debajo del precio.
Sin embargo, desaparecieron los enormes ingresos asociados con la producción cafetalera en los años "buenos" y en consecuencia se redujo la demanda de importaciones.
En el caso de nuestro país. Se ayudó en alguna medida a los productores y exportadores de café que se enfrentaban con los decrecientes precios mundiales. Los derechos de exportación también variaron a fin de reducir la carga sobre los exportadores.
Como resultado de la crisis de los años 80 y de la depresión de los mercados internacionales, tuvo lugar un largo periodo de estancamiento en Nicaragua, -y en los demás países centroamericanos-, el cual solo se superó con la reactivación de la economía internacional. Ante la crisis, también nuestro país opto por aumentar la producción minera.
Las consecuencias macroeconómicas de estas medidas han sido en general negativas, han ocasionado un fuerte desequilibrio social, empeorándose las condiciones laborales y aumentando la pobreza y la desigualdad.
El ejemplo del endeudamiento externo en la década de los 60 y parte de los años 70 es elocuente en mostrar políticas económicas responsables. El saldo al final de 1977 correspondió: 23% a fomento agropecuario e industrial, 30% a infraestructura económica, 21% infraestructura social, 21% reconstrucción nacional.
Sobre plazos, el 72% fue a más de 10 años y el 46 a más de 20 años. El servicio de la deuda representó entre 4/5% del PIB, y el 14% de las exportaciones. En el período 60/70 Nicaragua pagó cumplidamente sus compromisos, con récord deudor A uno.
Diferentes puntos del endeudamiento externo de Nicaragua
La ausencia de una política racional sobre endeudamiento externo afecta la conducción económica de Nicaragua y contribuye a un ambiente de interrogantes y desconfianza sobre el futuro del país. La economía viene marchando de tumbo en tumbo, entre mucha especulación, sin transparencia de cara al pueblo.
Cuando una empresa o particular hace mal uso del crédito, incumple pagos, cae en situación financiera sostenible, la solución no está en endeudarse más, ni jugar al pisa y corre; lo que cabe es afrontar realidades, reestructurar dirección y administración para luchar el rescate. Un país no quiebra, pero no debe condenarse al pueblo a vivir en caos y miseria.
En ese triángulo de obstáculos, sin perspectiva de soluciones finales, el único logro ha sido deteriorar el sistema de producción, debilitar el poder adquisitivo del Córdoba y agudizar las carencias al pueblo.
Es posible que las autoridades nicaragüenses sigan soñando que la capacidad de endeudamiento del país es infinita y especulando en condonaciones y donaciones, una aberración.
La capacidad crediticia externa de Nicaragua está excedida muchas veces, así lo muestran todos sus indicadores económicos, y el flujo de préstamo que continúa recibiendo son políticos o responden a intereses ajenos a urgencias del país.
La deuda externa en su situación actual representa un serio obstáculo, un elemento perturbador para reactivar la economía. En el inicio de negociaciones, las autoridades metieron al país a un callejón, a lo mejor, sin salida, en la aspiración del borrón y cuenta nueva para seguir la fiesta de nuevo endeudamiento.
El momento de la actividad económica es importante para la política impositiva, y en caso de una tremenda crisis recesiva como la que están viviendo los nicaragüenses, con una carga que dicen supera el 30% del PIB, el gasto del ingreso por impuestos confronta una situación delicada, deudas políticas vs. Urgentes necesidades del país y de los pobres.
También necesita para tal reembolso divisas y tasa de cambio estable, porque la variación de ésta significa más córdobas provenientes de impuestos.
El paquete de la deuda pública de Nicaragua (externa/interna), se maneja dentro del criterio que halen la carreta quienes vienen atrás, para así disfrutar el poder y vivir alegremente la fiesta de la globalización, libre mercado, etc., etc.
Vista Nicaragua desde afuera, objetivamente, sin pasiones, es un país de alto riesgo. Debe dar soluciones definitivas a su problemática que arrastra desde 1990, soluciones que solo podrían orientarse en una planificación o programación nacional
No obstante, dicen que lo conveniente es usar bien esos recursos e invertirlos en proyectos de infraestructura productiva que generen “réditos, que a futuro den al Gobierno capacidad de pago de la misma deuda que ahora adquiere”.
El informe de Perspectivas para América Latina y el Caribe, del Fondo Monetario Internacional (FMI), recomienda a los países de Centroamérica controlar el nivel de endeudamiento público que registran, pues lo considera un problema para garantizar la sostenibilidad de sus presupuestos a mediano plazo. Incluso advierte que de complicarse la crisis económica internacional, los gobiernos del istmo tendrían problemas para obtener fondos de emergencia por sus altas deudas públicas.
“El actual nivel de la deuda pública se está haciendo demasiado pesado. Ya equivale, e incluso, supera el ciento por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua, cuando lo deseable es que sea menos del 50 por ciento del tamaño de la economía”.
¿Qué consecuencia tiene para el nicaragüense promedio? “Lo que está pasando es que estamos endeudando a las generaciones futuras, y en segundo lugar es que se nos puede venir un problema serio con el Presupuesto (General de la República), porque se le presiona cada vez para honrar una deuda mayor y a la vez deja menos recursos para atender las demandas de los maestros, de los médicos, por ejemplo”.
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