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Formacion y Trabajo


Enviado por   •  24 de Julio de 2017  •  Apuntes  •  1.286 Palabras (6 Páginas)  •  275 Visitas

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Trabajo Práctico Nro. 1.

Formación de ambientes de trabajo.

10/05/2017

Alumna: María Sol Acosta

Profesora: Nadia Mendoza


Trabajo práctico Nro. 1: Formación de ambientes de trabajo.

Consignas:

  1. Buscar un ejemplo de microempresa argentina.
  2.  Explicar cuáles fueron los motivos de sus comienzos.
  3.  Mencionar características del mismo (cantidad de empleados, producto que realiza, mercado al que vende, etc.)
  4. ¿Cómo se encuentra en la actualidad? ¿Sigue funcionando? En caso de que no ¿Cuál fue el motivo de cierre?
  5. De acuerdo a la clasificación dada en clase. ¿Cómo lo clasificaría?

Respuestas:

  1.   La microempresa que elegí se llama Vasalissa Chocolatier. Es una chocolatería boutique fundada en Buenos Aires por Dadi Marinucci y su hija Federica Marinucci.

El nombre de la chocolatería,  Vasalissa, es por un personaje de un cuento de hadas ruso que habla sobre el legado que los padres dejan a sus hijos. En la historia la mamá de la niña del cuento está muy enferma y le regala una muñeca a su hija, a quien llama Vasalissa, a la que tiene que cuidar y alimentar con amor. Vasalissa será quien la guíe en su vida y a quién podrá recurrir para orientarla en momentos difíciles.

  La chocolatería comenzó siendo un proyecto de madre e hija con el objetivo de retomar una pasión familiar. Hoy cuentan con 6 locales distribuidos en Buenos Aires, emplean a 55 personas y alcanzan una facturación de $ 35 millones anuales.[pic 5]

  1.   Vasalissa Chocolatier es el resultado de una historia familiar de chocolateros europeos que hicieron de esta, pasión sus vidas. Dadi y Federica Marinucci, madre e hija, continuaron con ese legado familiar que vinculó a varias generaciones.

  La familia de Dadi es originaria de Rusia y en la Primer Guerra Mundial se trasladó a Rumania, donde su padre, Abrascha Benski instaló una fábrica de caramelos y chocolates. Luego de algunos años, los padres de Dadi decidieron vender la fábrica para trasladarse a  Argentina.

  Cuando Abrascha llegó a nuestro país descubrió el gusto de los argentinos por el dulce de leche, por lo que decidió armar su propia empresa y elaborar bocaditos de dulce de leche cubiertos de chocolate, dando así origen a “Cabsha”, que fue la primer golosina en incorporar el sabor nacional. Con el éxito que consiguió, pasó de un pequeño taller en su garaje en Vicente López a una fábrica más grande en Belgrano. Después de varios años, puso la organización a la venta y, el mismo día que se concretó la operación, Benski falleció, no pudiendo comunicarle la noticia.

   Muchos años más tarde, Federica le propone a su madre crear una empresa de trufas: “No continué con el negocio porque para mí Cabsha era él. En casa siempre seguimos haciendo chocolates, chupetines para los chicos, caramelos de dulce de leche. Era algo que quedó en la tradición de la familia. Pero, un día mi hija me propuso comenzar juntas con una pequeña chocolatería. Y la verdad es que me invadió una nostalgia increíble, de volver a algo que yo había mamado en mi infancia. Y así empezamos” comentó Dadi en una entrevista.

   Las emprendedoras compartían una fuerte pasión por las artes visuales y su formación académica era en ese ámbito. Dadi había estudiado Bellas Artes y Federica escenografía en la Universidad de El Salvador y juntas habían hecho varios cursos de fotografía. Para ellas, la estética de sus productos era tan importante como su sabor.

  Comenzaron fabricando trufas en un rincón de su casa destinado a la fotografía, en ese momento Federica vivía con su mamá y abrieron un primer local en Martínez en el año 2006.

  Luego de que Federica le propuso a Dadi crear la empresa de trufas, juntas decidieron viajar a Alemania con el objetivo de conocer e investigar proveedores además de capacitarse en la materia. La inversión inicial, de US$ 70.000, la utilizaron para abrir un local en Martínez en el año 2006 para el Día de la Madre. Comenzaron vendiendo trufas y algunos bombones, siendo ellas quienes preparaban, envasaban y vendían los bocaditos.     Las trufas de chocolate las vendían en las próximas 24 horas; y la demanda agotaba toda la producción. El proyecto familiar tuvo tanto éxito, que tan sólo seis meses después, abrieron un segundo local en Callao y Alvear, incorporando nuevos empleados y maquinaria. En 2007 Marinucci compró una fábrica en los Polvorines desde donde abastece a sus locales con tabletas de chocolates, bombones, trufas, helados, dulce de leche y crema de castañas.  

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