La economía después de la independencia
peter1215Síntesis7 de Mayo de 2013
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La economía después de la independencia
Entre los principales problemas que debió enfrentar el México independiente estaban los económicos. Después de la independencia, la producción agropecuaria y la explotación minera disminuyeron en relación con las últimas décadas del periodo virreinal. La mayoría de la población vivía en la pobreza; muchos campesinos producían sólo sus propios alimentos. Esta agricultura de subsistencia era suficiente para sostener a las familias, pero no contribuía al crecimiento económico del país.
Aunque no había muchas personas que tuvieran dinero para hacer inversiones o que quisieran hacerlo, porque los constantes conflictos políticos no generaban un ambiente favorable para hacer negocios, a nuestro país llegaron empresarios extranjeros, sobre todo ingleses, franceses y estadunidenses, que hicieron inversiones en el comercio y la minería.
Como se producían menos mercancías, disminuyeron las relaciones comerciales entre las distintas regiones del país. Igualmente, había muchos obstáculos para el comercio nacional: se cobraban impuestos por llevar mercancías de un estado a otro y los caminos estaban en malas condiciones.
Además de perjudicar a la población en general, la disminución de la actividad económica afectó seriamente los ingresos del gobierno. Debido a la desorganización del país no existía una eficiente recaudación de impuestos, y para pagar sus gastos el gobierno se endeudó con prestamistas particulares y bancos extranjeros, lo cual generó graves problemas financieros y políticos. La economía mexicana comenzó a recuperarse hasta finales del siglo xix.
Producción minera
A finales de la época colonial, la producción de plata equivalía a 25 millones de pesos al año; para 1819 bajó a 6.5 millones de pesos. Y, entre 1820 y 1850, se mantuvo en un promedio anual de 11 millones de pesos.
Ingreso promedio por persona
Lo que la gente ganaba en promedio eran 116 pesos mensuales a finales del periodo colonial y 56 pesos en 1845.
En la actualidad, México cuenta con el respeto y la amistad de numerosos países. Pero esto no fue así en los inicios de su vida independiente. Por el contrario, nuestro país tuvo que hacer grandes esfuerzos para que otras naciones del mundo reconocieran su existencia como país soberano y respetaran sus derechos.
Tras la consumación de la independencia, España adoptó una actitud hostil hacia México. En el fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, existía un grupo de españoles que se negaban a reconocer nuestra independencia. Ante esta situación la Marina de Guerra Nacional, al mando del capitán de fragata Pedro Sainz de Baranda, consiguió que los españoles capitularan en noviembre de 1825, con lo que se logró consolidar la independencia de México. Sin embargo, en 1829 una expedición española desembarcó en las costas de Tamaulipas, pero fue derrotada por el ejército nacional. Después de este fracaso, el gobierno español quedó convencido de que no iba a reconquistar México y en 1836 reconoció, por fin, la independencia.
Debido a sus compromisos políticos con España, el gobierno de Francia tampoco reconoció oficialmente la independencia de México. No obstante, mantuvo relaciones comerciales con nuestro país, pues le interesaba comprar nuestros productos y, sobre todo, vender sus propias mercancías. Empresarios y comerciantes franceses se instalaron en distintas ciudades, como Puebla, Veracruz, Guadalajara y México. Al igual que a muchos otros extranjeros, el gobierno les brindó facilidades para abrir sus negocios. En el aspecto económico su presencia fue positiva; pero en el terreno diplomático dio lugar a graves problemas, tal fue el caso de la “Guerra de los pasteles”.
Durante la primera mitad del siglo xix, las ciudades de México eran pequeñas y poco pobladas; la mayor parte de la población
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