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Librarse De Los Grilletes


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  2.883 Palabras (12 Páginas)  •  930 Visitas

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CAPITULO SIETE

LIBRARSE DE LOS GRILLETES

UN momento estará usted diciendo. “No estoy comenzando en limpio y no soy el director ejecutivo de mi empresa, la cual viene operando desde hace un tiempo y ya tiene su base establecida de practicas gerenciales. No se tengo la oportunidad de construir un sistema novedoso desde cero. Tampoco hay muchos herejes por aquí. ¿Cómo echar a rodar la pelota cundo mi compañía es y ha sido durante muchos años profundamente convencional?

Lo que necesita es una metodología para generar un avance significativo en su filosofía de la administración. Aunque es imposible crear un libreto completo par la innovación, así es posible aumentar las posibilidades de llegar a un momento de “¡Eureka” si se combinan los ingredientes apropiado. En el caso de la administración propiamente los ingredientes son los siguientes:

• Un proceso disciplinado para desenterrar y cuestionar las ortodoxias afincadas de tiempo atrás y que impiden pensar creativamente.

• Unos principios gerenciales diferentes capaces de iluminar nuevos caminos.

• Un conocimiento derivado de la practica de las “rebeldes positivas” organizaciones cuyas practicas gerenciales son excéntricas pero al mismo tiempo eficaces.

Un pensamiento coherente, unos principios nuevos y la sabiduría de quienes operan en la periferia son los fundamentos de un enfoque sistemático para reinventar la administración.

Para comenzar se tendrá que cruzar el acero con el enemigo mortal de la innovación: el conjunto de creencias muchas veces tacitas y en su mayoría jamás cuestionadas que los atan, ya que toda persona es coherente de sus ideas axiomáticas. Se convierten en prisioneros reincidentes encarcelados dentro de la fortaleza y los precedentes y no obstante se desconoce en gran medida el hecho de estar cautivos. En medicina se creyó que en mucho tiempo que la ulcera era causada por los alimentos picantes, el estrés y el licor. Tan fuerte era esa creencia que cuando los médicos australianos propusieron otra explicación que la causante de la ulcera era una bacteria, la comunidad medica reacciono con arrogante indignación. Todo el mundo sabia que nada podía sobrevivir en el medio acido y estéril del estomago. Barry Marshall y Robín Warren los dos médicos se dedicaron a reunir mas evidencia hasta que encontraron la prueba reina. Esas extrañas bacterias estaban presentes prácticamente en todos los pacientes de Marshall que sufrían de ulcera, pero no así en las muestras de los pacientes afectados por otras enfermedades durante los meses que siguieron. Durante un asueto de Semana Santa, Marshall dejo las bacterias en cultivo durante seis días en vez de dos, como había hecho hasta ese momento. Cuando regreso a su trabajo, descubrió que la caja de Petri estaba inundada de gérmenes. Cuando no logro inducir la formación de ulcera administrando las bacterias cultivadas a los animales de laboratorio, el intrépido investigador ingirió una dosis que llevaba tres días en cultivo. Entonces setenta y dos horas después, despertó con todo los síntomas tremendamente desagradables de una gastritis severa.

Con su hipótesis prácticamente confirmada, Marshall se decidió a desarrollar un plan de tratamiento a base de antibióticos y bismuto. Al cabo de unas cuantas semanas había logrado erradicar las ulceras de la mayoría de sus pacientes, emocionado acudió presuroso a una conferencia de microbiología done presento entusiasmado sus resultados , mas de las mitad de las personas presentes declararon que estaba loco. Pasarían años antes de que el trabajo pionero de Marshall y Warren sirviera para cambiar los protocolos de tratamiento para la ulcera en el mundo entero. Finalmente en el 2005 más de veinte años después de su primer experimento, los dos incansables investigadores obtuvieron el reconocimiento que se merecían al recibir el premio Novel de medicina. La pregunta es porque este insólito dúo logro el éxito donde tantos veteranos habían fracasado. Marshall cree conocer la respuesta “las personas que tienen algún interés en la vieja tecnología jamás se acogerían a la nueva. Se necesita de alguien que este en la periferia y no tenga nada que ganar con el estado de cosas y tenga interés en cambio. La mayoría de las personas somos incapaces de imaginar unas prácticas administrativas que no concuerden con las normas de nuestra propia experiencia. Hasta nuestro lenguaje es rehén de nuestras nociones paradigmáticas de las personas, he ahí el problema, es difícil imaginar algo para lo cual carecemos de un lenguaje. Las sesiones de coaching con sus mentores y las conversaciones con sus colegas. El hecho es que usted ha heredado de otros la mayoría de sus ideas sobre la administración. Son ideas que le han llegado de segundas manos de directores ejecutivos celebres, maestros de la administración y profesores de pelo cano, la mayoría de ellos muertos o jubilados hace tiempo, o que han perdurado en sus cargos. Ahora con tantos cambios en el horizonte, es hora de examinar con nuevos ojos esa heredad de reliquias.

La historia nos recuerda que el tiempo suele contradecir el saber convencional: el sol no gira alrededor de la tierra, los malos humanos no son los causantes de las infecciones, y el mundo no se creó en seis días. El futuro tiene su forma de dejar en ridículo a los obcecados que se aferran a las viejas certezas durante demasiado tiempo. Si tiene eso presente, le será más fácil adoptar una posición de escepticismo frente a sus ideas sobre la administración. Cuando equivocado estaban los gerentes de principio del siglo XX con respecto al tema de la motivación y la remuneración. La mayoría de los ejecutivos suponían que si los empleados ganaban lo suficiente para comer, vestir, y cobijarse, dejarían de luchar por tener más. Según este punto de vista si se incrementaban los salarios por encima de lo necesario para cubrir las necesidades básicas, los empleados sencillamente trabajarían menos y se convertirían en derrochadores. Por lo contrario los trabajadores bien remunerados podrían gozar de los productos de la floreciente economía industrial de los Estados Unidos y trabajarían duro para satisfacer su creciente apetito de consumo. Podemos estar seguros de que nuestras creencias sobre la administración no parecerán igualmente arcaicas dentro de diez o veinte años. La mayoría de quienes trabajaban en las curtiembres, las panaderías, y las herrerías soñaban con poner su propio negocio algún día. Tras escapar del feudalismo económico de Europa, los artesanos y trabajadores estadounidenses del siglo XIX se habrían aterrado de haber sabido que millones de sus descendientes llegarían a ser unos permanentes

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