Liderazgo
ivan123021 de Junio de 2013
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Universidad Interamericana de Panamá
Maestría en Administración de Empresas con énfasis en Gerencia Estratégica
Seminario de Habilidades Directivas
Manejo del estrés
Liderazgo
Liderazgo centrado en la misión
Comunicación
Toma de
Decisiones
Panamá, 2012
Solución
de
Problemas
Motivación
Delegación
Autoconocimiento
Formar
equipo
s
A lo largo de la historia, han existido casos de directivos que pueden considerarse un
ejemplo de liderazgo. Muchos de ellos, han sido objeto de estudio y admiración, y han
pasado a la historia como un modelo que se debe seguir. En muchas ocasiones, se trata
de personas con unas cualidades excepcionales, fuera de lo común. Son líderes con unos
principios y valores personales fuertemente arraigados que les permitieron lograr lo que
hoy tantas empresas persiguen: el compromiso de sus empleados con una misión rica en
contenido, credibilidad y urgencia.
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En general, se trata de eso: casos excepcionales, personas excepcionales y resultados
excepcionales. Sin embargo, ¿qué hay de aquellos directivos o mandos medios que no
hemos sido bendecidos con unas cualidades fuera de lo común? ¿Es posible promover el
liderazgo en organizaciones comunes? ¿Es realmente el liderazgo algo reservado a unos
pocos? En los años que llevamos dedicados al desarrollo e implementación de la dirección
por misiones (DpM) –un modelo de gestión que introduce la misión en la gestión diaria de
la empresa– hemos comprobado que el liderazgo es alcanzable por personas comunes y
en todos los niveles de la organización, si se dispone de un contexto adecuado. Ahora
bien, para conseguir este contexto es necesario abandonar el enfoque personalista del
líder que durante décadas ha imperado en las organizaciones.
Tipos de liderazgo
El significado de la palabra liderazgo ha sufrido importantes modificaciones durante el
siglo XX. Con el paso del tiempo, ésta ha dejado de ser una característica exclusiva de los
altos directivos y ha pasado a ser una competencia crítica buscada en todos los niveles de
la organización. En muchas organizaciones, el liderazgo está incluido en los perfiles de
competencias esperados de los directivos y mandos medios y, en algunos casos, incluso,
los profesionales de primera línea también son evaluados sobre la base de esta
competencia. No es de extrañar que, en un estudio realizado por profesores del IESE
sobre las competencias críticas más valoradas en 148 grandes empresas, el liderazgo
ocupara el segundo lugar en orden de importancia, después de la orientación al cliente.
Sin embargo, la realidad es muy diferente a lo que en teoría se persigue. Muchas
empresas, a pesar de que presentan el liderazgo como uno de sus valores fundamentales
dentro de sus principios corporativos, en la práctica, siguen reteniéndolo en la cúpula de
la organización. Esto se debe a que la inercia de la cultura les lleva a seguir practicando
un liderazgo de vértice. Como dato que avala esta realidad, en un estudio que hemos
realizado recientemente en el que han participado más de 6.000 directivos y mandos
medios de 106 grandes empresas, el liderazgo resultó ser una de las competencias
menos desarrolladas en las organizaciones.
Para explicar cómo superar estas limitaciones y conseguir desarrollar el liderazgo de
manera efectiva, conviene empezar distinguiendo tres tipos de liderazgo, dependiendo de
la relación de influencia que existe entre líder y colaborador: liderazgo transaccional,
liderazgo transformador y liderazgo trascendente.
Liderazgo transaccional
Es el liderazgo definido por una relación de influencia económica. El líder transaccional se
apoya en los premios y castigos para motivar a sus subordinados. De hecho, su capacidad
de influencia coincide con su capacidad de ofrecer o retirar incentivos. Para ello, establece
reglas de juego claras y objetivos bien diseñados. Su estilo directivo tiende a ser de
ordeno y mando, con énfasis en el control y fuerte uso del poder formal. Es un líder que
mira con detalle el corto plazo, y que maneja los procesos y los recursos de manera
eficiente. El líder transaccional es, por tanto, un buen gestor, que tiende a la mejora
continua a base de una mayor estandarización, orden y repetición de los procesos ya
conocidos y bien experimentados. Los buenos líderes transaccionales suelen ser buenos
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Los autores Pablo Cardona, es Profesor de IESE y Carlos Rey es Socio de Dpm Consulting, escribieron
este artículo en junio del 2009, para Harvard Deusto Business Review.
negociadores, autoritarios e incluso agresivos, de modo que obtienen el máximo fruto de
la relación de influencia económica que han creado. Este fruto, sin embargo, es
subóptimo en comparación con otras relaciones de mayor valor añadido, puesto que
abarca –en el mejor de los casos– únicamente aquellos comportamientos exigidos
formalmente.
Liderazgo transformador
Es el liderazgo definido por una relación de influencia profesional. En una relación
profesional, el colaborador no sólo está interesado en la retribución económica que
percibirá a cambio de su trabajo, sino también en el trabajo en sí: el reto que supone, el
aprendizaje que conlleva y el atractivo que presenta. La influencia del líder transformador
es más profunda que la del transaccional, puesto que ésta no se basa sólo en premios y
castigos, sino también en el ofrecimiento de un trabajo atractivo en el que los
colaboradores aprendan y se comprometan El líder transformador es típicamente
inconformista, visionario y carismático, y replantea de forma continua tanto el modo de
hacer las cosas en la empresa como las propias aspiraciones e ideales de los seguidores.
Es un líder con gran capacidad de comunicación: que arrastra, convence, y tiene una gran
confianza en sí mismo y en su visión. Dispone de un alto grado de determinación y
energía para llevar a cabo los cambios que se propone.
El líder transformador no se opone necesariamente al líder transaccional: es un líder
transaccional enriquecido.
Según Bass y Abolió, “el liderazgo transformador es una expansión del liderazgo
transaccional”. Éste es el liderazgo que proponen varios autores, como, por ejemplo,
W.G. Bennis: “[Los líderes] saben lo que quieren, por qué lo quieren y cómo han de
comunicarlo a otros para ganar su cooperación y apoyo”. Este liderazgo crea una
distinción clara entre el líder y el resto de los profesionales: el líder es uno y los demás
son seguidores.
Podríamos decir que el líder transformador retiene el liderazgo en el vértice: es el garante
de la visión y el generador del cambio en su organización. Sin embargo, aunque en
determinados contextos este liderazgo pueda ser efectivo, dificulta enormemente el
desarrollo de nuevos líderes a lo largo de la organización y, además, es un freno para la
captación, desarrollo y retención del talento de liderazgo. Esto se debe a que, si los
colaboradores que presentan un alto potencial no consiguen subir a la cúspide en un
plazo relativamente corto de tiempo, suelen verse forzados a buscar alternativas para
poder desarrollar su liderazgo en otros ámbitos u organizaciones.
Además, este tipo de liderazgo puede ser especialmente problemático cuando la visión
personal del líder se convierte en un fin en sí mismo o, aún peor, en un ejercicio de autoengrandecimiento.
La literatura está llena de ejemplos de líderes que arrastran a la
gente para conseguir una gloria personal. Este tipo de liderazgo transformador se suele
llamar “narcisista”. El peligro del líder narcisista es que tiende a ser manipulador, si con
ello consigue persuadir a los colaboradores para que hagan lo que él quiere. Este lado
oscuro del líder transformador ha llevado a Bass a distinguir entre el liderazgo
verdaderamente transformador y el pseudotransformador.
El primer tipo lo formarían los líderes transformadores que, además de carismáticos,
tienen un fondo ético, y, el segundo, los que se dejan llevar por la tentación narcisista.
Sin embargo, esta distinción es un poco forzada y muestra que, en el fondo, hace falta
una categoría nueva para distinguir unos líderes transformadores de otros.
Liderazgo trascendente
Es el liderazgo definido por una relación de influencia personal. En una relación personal
el colaborador, además de buscar la retribución y el atractivo del trabajo, busca,
mediante una labor bien hecha, satisfacer necesidades reales de personas, colectivos o de
la sociedad, en general. Este liderazgo no excluye a las personas inconformistas,
visionarias o con un especial carisma. Al contrario, estas
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