Liquidación de Interbolsa

DERROCADOS DEL TRONO

Interbolsa se posicionaba hace unos años como la firma comisionista más grande de la nación. Tenía una participación de casi el 30% dentro del mercado de valores colombiano, debido a su clasificación como Holding, lo que le significa tener inversiones en diversos sectores de la economía. Sin embargo, el panorama no se mantuvo favorecedor durante mucho tiempo, después de una serie de acontecimientos que indicaban fallas dentro de la empresa, la firma comisionista fue intervenida por la superintendencia financiera en noviembre de 2012 y a los pocos días se decidió realizar su liquidación. El analista Carlos Patricio Eastmasn (2013) indicó que su intervención se dio a raíz un tema de iliquidez al incumplir con transacciones de gran tamaño, fenómeno que tuvo su origen en las operaciones repo que realizó la compañía sobre acciones de Fabricato, Interbolsa (sus propias acciones listadas en la bolsa de valores) y la Bolsa Mercantil.

Para entender con mayor claridad la situación, es necesario saber que las tres empresas anteriormente mencionadas decidieron elevar ficticiamente el precio de sus acciones, acontecimiento que contrastó con fuerza la caída de las acciones que venía desde el 2011. Fabricato, por su parte, presentó un alza de aproximadamente el 200%, lo cual no tenía explicación alguna dentro del funcionamiento de su industria ni concordaba con la realidad del mercado de valores del país. En resumidas cuentas, estas circunstancias giraban alrededor de un conflicto de intereses entre miembros de la firma.

En este punto entran en juego varios conceptos éticos. Para comenzar debemos recordar que la ética es un tipo de saber práctico que pretende orientar la acción humana racionalmente dentro del conjunto de la vida, en pocas palabras busca enseñar a obrar bien; es así como abarca una infinidad de conceptos que son cruciales dentro del funcionamiento de una sociedad. De esta manera, la ética pretende instruirnos para “deliberar bien”, para tomar así decisiones correctas y forjar un carácter que funcione como base para cualquier elección que se deba realizar.

Partiendo de lo anterior, cada ser humano, al ser parte de un grupo social o comunidad, en este caso una empresa, debe tener claros los valores éticos y morales sobre los cuales se debe apoyar para generar las decisiones que determinaran el rumbo de la empresa. En este caso específico, se evidencia que los individuos se dejaron cegar por la ambición, con lo que su carácter dejó de ser su centro último de decisión y el interés personal se sobrepuso por encima de lo que le convenía a la colectividad, ya que al ser seres libres, deliberaron por sí mismos sin pensar las repercusiones de sus actos sobre el bienestar de la sociedad.

Establecer fines es una etapa fundamental de cualquier proceso humano, con lo cual, al conformar entidades empresariales es importante determinar con anterioridad cuales son los objetivos a los cuales se apunta y los medios que se van a emplear para alcanzar lo que se quiere, sin embargo esto no es una realidad de todas las compañías, en cuanto desconocen que dichos fines deben tener un ingrediente puramente social que actúe en pro de la comunidad y le proporcione una utilidad. Un claro ejemplo de cómo se puede desviar una empresa en lo que respecta a un fin específico y perder todo el sentido de su acción se da con otro aspecto de la situación de Interbolsa.

Con lo anterior se hace referencia a la problemática relacionada con Curaçao, región donde se detectó lo que el doctor Eastmasn denomina “puntos grises”, con los que la legislación colombiana pasaba por alto actividades cuya legalidad era superficial y en el trasfondo empleaban operaciones ilícitas. Para ahondar en el tema es pertinente aclarar que Curaçao era conocida como paraíso fiscal y que el Fondo Premium, ubicado en dicho territorio, no pertenecía técnicamente a Interbolsa, ya que procedía según la legislación de la isla y era gestado desde allá a través de empresas extranjeras cuyos propietarios eran dos accionistas que si hacían parte de Interbolsa: Tomás Jaramillo y Juan Carlos Ortiz. La firma comisionista estableció como uno de sus fines específicos vender el fondo para que desde Colombia se realizaran inversiones en dólares en el mismo, sin saber que dichos personajes llevaban de vuelta al país los dineros recolectados en el fondo para utilizarlos dentro de sus propias sociedades, era todo un círculo de corrupción que beneficiaba a unos pocos y perjudicaba a otros cuantos.

Siguiendo el hilo conductor del asunto, las implicaciones de esta coyuntura se dividieron en dos vertientes. Por un lado, estaban todos aquellos inversionistas que se vieron afectados debido a que desconocían las operaciones ilegales realizadas y se mantenían dentro de la comisionista. Por el otro lado se encontraba el mercado de valores colombiano, que a pesar de haber logrado su democratización o apertura al público, perdió credibilidad a raíz de las operaciones ilegales que se efectuaban dentro de la entidad.

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