Medición de objetivos

Uno de los aspectos más riesgosos en una organización es que las personas estén trabajando en pro de objetivos distintos. Cuando dentro de una empresa, todos funcionan como barcos con rumbos independientes, sin un norte claro, se corre el riesgo de no cumplir los objetivos.

Y esto aplica hasta en lo personal. Si usted no mide / supervisa sus procesos, ¿cómo va a saber si lo que usted hace está dando el resultado que usted espera? Peor aún, si usted no conoce los resultados que está buscando, ¿Cómo va a actuar para alcanzarlos? ¿Cómo va a crear proyectos, acciones, alterar procesos, sin saber por qué cambiar, sin saber su objetivo? Es como comenzar un viaje sin saber su lugar de destino.

Dentro de su empresa, hay muchísima información circulando todo el tiempo. Desde informaciones más simples, como la cantidad de paquetes de café que la empresa consume hasta informaciones más complejas, como el retorno sobre la inversión que su empresa hizo en la línea de producción, entre otros. El problema es que no todas estas informaciones son fundamentales a la hora de su toma de decisiones. La cantidad de té que toman, por ejemplo, no mostrará si sus procesos han mejorado. Por lo tanto, es necesario definir lo que usted necesita saber para entender si los resultados del SGC son satisfactorios.

Realizar seguimiento y medición es importante, porque usted sabe en que punto está, lejos o cerca de cumplir los objetivos que planteo. Eso le permite tomar decisiones a tiempo y plantear las acciones que sean necesarias para acercarse (al ritmo que considere prudente) de sus objetivos.

Por otro lado, la evaluación tiene que ver con comparar los resultados, ser un punto de partida para comprender la evolución de un proceso. En términos más sencillos, es agarrar el resultado de un proceso y compararlo con la meta determinada. La evaluación por su parte, es más superficial; indica solo si un proceso ha alcanzado o no el objetivo propuesto.

Si revisamos a profundidad, encontraremos que, dentro de este proceso de evaluación podemos analizar todos los factores y llegar a las causas del mal rendimiento (cuando los hay), creando acciones (que pueden convertirse en un  plan de acciones) para revertir/ cambiar ese resultado negativo (o incrementar resultados positivos) en el corto plazo.

En ese orden, mientras el término evaluar está asociado con  determinar si un proceso ha alcanzado o no los resultados proyectados; analizar tiene que ver con determinar (por un mecanismo) las causas que llevaron a los resultados obtenidos. Contar con estos dos procesos, definir responsables del análisis, es sumamente importante para que cualquier proyecto tenga éxito. Permiten estar constantemente enterados de la evolución del proceso.

Siempre he pensado que los procesos de mejora, son vitales y aplicables a cualquier cosa en nuestra vida, desde nuestro desempeño profesional hasta lo que somos como personas. Y esto quizá me mantenga en un constante circulo de síndrome del explorador, pero también hace que como persona me sienta orgullosa de no ser la misma de ayer, de haber corregido todo lo que considere que no estaba en línea con lo que quería. De la misma forma funciona con los procesos, productos, servicios. Y es en este punto donde entra un factor importante: la innovación. Con la competencia tan agresiva, todas las empresas se ven obligadas a tener un  ingrediente diferenciador, esto en buena parte se consigue a través de procesos de mejora, que mantienen en constante evolución y cambio. Que normalmente está asociado a los positivo, pero puede que en algunos casos implique reprocesos.  La mejora como proceso, es un reto para toda empresa de estructura tradicional y para sistemas jerárquicos convencionales.

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