Negocias Perduran

Para que una compañía perdure en el tiempo y sea productiva es necesario que esté cambiando constantemente, que permanezca a la vanguardia, siempre y cuando no modifique su ideología central o razón de ser.

El impulso para el progreso lleva al cambio y al avance de una organización. Este impulso lleva a las empresas a experimentar, emprender, innovar y mejorar. Las empresas visionarias no esperan a que el mundo les diga que es hora de cambiar, ya que no necesitan de una justificación externa para hacerlo.

Las compañías visionarias tienen la capacidad de confiar en sí mismas y de autocrítica. Con la confianza toman decisiones que no están dentro de lo convencional, toman medidas atrevidas y se fijan metas audaces. Y con la autocrítica tienen la capacidad de ver sus debilidades y mejorar antes de que su alrededor les dicte que tienen que hacerlo.

Una compañía visionaria busca ser altamente ideológica y progresista, ya que la ideología central y el impulso para el progreso se complementan, capacitan y refuerzan el uno al otro.

La ideología le proporciona al progreso un patrón de continuidad sobre el cual puede ir cambiando, evolucionando y mejorando.

El impulso para el progreso ayuda a que haya un cambio continuo y un avance en la compañía para que ésta se mantenga en un mundo cambiante.

Es así como Walt Disney nunca dejó su ideología central de lado. Creó una universidad a la que exigía fueran todos sus empleados para que conocieran la ideología de la empresa.

Para formar una compañía visionaria se necesita construir empresas con una buena misión y valores y tener en equilibrio entre la ideología central y el impulso para el progreso.

Empresas como Google son ejemplos de compañías visionarias que llevan a cabo un proceso de automejora continua, con el único fin de hacer las cosas cada vez mejor, sin conformarse con lo que una vez les resultó bien, sino seguir innovando.

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