Neoliberalismo
dbc199123 de Marzo de 2015
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NEOLIBERALISMO EN MÉXICO
“THE MEXICAN DREAM”
"¡Pobre México! Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos".
Porfirio Díaz
Enero del año 2008, muere en la Habana, Cuba, Philip B. Agee, ex agente de la Central Intelligence Agency, por sus siglas CIA. ¿Quién es Agee, y por qué es un personaje relevante en la historia de México? Nos remontaremos al año de 1975, cuando se publicó por primera vez un libro titulado “Inside The Company: CIA Diary” (Dentro de la Compañía: Un diario de la CIA), en el que se revelaba la identidad secreta de los Presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez como agentes informantes en México al servicio de dicha compañía.
Díaz Ordaz y Echeverría eran clasificados como agentes “Litempo-2” y “Litempo-8” respectivamente. “El código Litempo era compuesto por el prefijo Li que identificaba las operaciones de la CIA en México y Tempo, que identificaba al programa de relación entre la CIA y altos funcionarios selectos de México”, (El Universal, 2008). Diversos medios han revelado documentos en donde ambos personajes figuran durante varios años en la nómina de la compañía. Este hecho representa la gran e inevitable influencia norteamericana en la vida política nacional, dominando desde la oscuridad a su vecino del sur.
La magnitud de estos acontecimientos nos remite a una historia de literatura de ciencia ficción. En México, no es nada más que la representación de la realidad política desde comienzo de nuestra historia, desde que somos “La Nación Independiente”.
PREPARANDO EL TERRENO PARA EL MODELO NEOLIBERAL
La década de los setenta estuvo marcada por un hecho muy importante: la crisis internacional. Esto impacto de manera muy negativa en el desarrollo económico del país. Con ella se acaba el Modelo de Desarrollo Estabilizador” también conocido como el “Milagro Mexicano”.
Dicho modelo consistía en una serie de políticas económicas y sociales aplicadas durante los años de 1940 a 1970, las cuales se basaban en el proteccionismo para fomentar el mercado interno, se exhortaba a la exportación y se controlaban las importaciones a través de altos aranceles y subsidios a la producción industrial nacional frente a la importación de mercancías, destinaba inversión pública en infraestructura, apoyo a la producción agrícola y a su exportación. El gobierno mantuvo estable el tipo de cambio a $12.50 por dólar durante mucho tiempo con el fin de que los empresarios pudieran adquirir bienes de capital a bajo costo.
Cuando Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) llega a la presidencia de México se empiezan a ver los estragos que la crisis internacional y si sumamos a ello una política estatal deficiente, caracterizada por proyectos de crecimiento insostenibles con un marcado rechazo hacia la inversión privada, tenemos como resultado un desmesurado endeudamiento externo.
Al comienzo de su gobierno la deuda externa pública era de unos $4, 262 millones de dólares pero al finalizar el mismo la deuda alcanza la exorbitante cantidad de $19, 600 millones de dólares. Lo cual impactó en el tipo de cambio que pasó de $12.50 pesos por dólar a un monto de $22.00 pesos por dólar, es decir una devaluación del 76%.
Esto solamente era el comienzo.
El sucesor de Luis Echeverría fue José López Portillo (1976-1982), cuya prioridad desde el comienzo de su mandato fue la recuperación económica del país, poniendo como base de su plan el auge en las exportaciones de petróleo hacia los EE. UU. Se confió aún más por el descubrimiento de importantes yacimientos petroleros en los estados de Chiapas, Tabasco y en la sonda de Campeche.
También creó el famoso I.V.A (Impuesto al Valor Agregado) que encareció todos los productos al 10%, golpeando directamente a la economía de la población menos favorecida. Otra de las medidas que aplicó fue la estimulación a la inversión de capital privado.
Lamentablemente a pesar de la bonanza petrolera, todo se fue al traste debido a que la administración en el periodo de López Portillo era ineficaz, incompetente, corrupta, nepotista, etc...
Fomentó una clase empresarial mediocre, la cual estaba sustentada por subsidios paraestales, lo que dio como resultado en empresas totalmente improductivas, cero competitivas ante el mercado internacional. La gente era prácticamente obligada a consumir esos productos, porque no había más opciones.
La cereza en el pastel fue la caída de los precios internacionales del petróleo en los años de 1981 a 1982.
La falta de previsión del gobierno, que encontró en los recursos generados por la venta de crudo una puerta falsa para eludir las reformas económicas y sociales indispensables para el desarrollo, desembocaron en la grave crisis que el último año de gobierno de López Portillo llevó al país a suspender los pagos de la deuda externa, provocó una nueva devaluación de la moneda y estancó a la economía.
Al finalizar su mandato la deuda externa paso de $19, 600 millones de dólares a $58, 874 millones de dólares en 1982 y el peso pasó de $22.00 pesos por dólar a $150.00 pesos por dólar (581% de incremento).
Debido a estas alarmantes cifras, se dio una fuga masiva de capitales hacia el extranjero. Sumiendo aún más al país en la crisis económica.
Este periodo al que los historiadores llamarían la Década Perdida, daría pauta a lo que sería el modelo neoliberal. Estábamos en bandeja de plata para que las políticas económicas aprendidas en universidades extranjeras por la naciente clase política mexicana fueran aplicadas, debido a lo obsoleto del modelo económico.
Antes de pasar directamente a hablar de este episodio en la historia mexicana es necesario entender lo siguiente:
NEOLIBERALISMO, ¿QUÉ ES?
Hablar de Neoliberalismo es hablar de una ideología económica que se centra en el capitalismo corporativo, en la apertura de fronteras comerciales, en el intercambio libre de capitales, en la evolución del hombre, en la globalización ideológica, cultural y económica, en aras del progreso común. Tiene sus bases en las teorías exógenas de Milton Friedman, quien decía que el Estado debía supervisar las acciones del mercado para dirigir la economía pero no debía tener el poder de controlarlo ni mucho menos alterarlo.
La globalización es por sí misma un fenómeno producido por la apertura de las fronteras y por ende producto la homogenización de los procesos de producción, los sistemas políticos, los sistemas educativos, las políticas sociales, las ideologías, las costumbres, los hábitos, el consumo, el desarrollo tecnológico, las comunicaciones y hasta los códigos morales de comportamiento.
En sentido estricto, el Nuevo Liberalismo representa progreso, representa evolución y como su nombre lo indica, libertad. No obstante, resulta soberbio e indignante pensar que todos los países son iguales, que tienen las mismas necesidades, y sobre todo, que todo el desarrollo posible de una civilización organizada puede construirse a costa de las personas.
Según la Real Academia Española el concepto de neoliberalismo se reduce a una “Teoría política que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado.” Resulta una noción muy simple, sin embargo en pocas palabras encontramos muchas entrelíneas que interpretar.
¿Por qué reducir al máximo la intervención del estado si los gobiernos son erigidos fundamentalmente para eso, para intervenir, es decir, para regular, para representar a una mayoría, para dirigir a una nación al bienestar, para administrar y distribuir los recursos más vastos de un territorio geográfico convirtiéndolos en activos monetarios, en riqueza y así mismo en capital para soportar las necesidades de una población?
La respuesta es simple, desde que el papel moneda se inventó, nació con él una concepción básica que es la de “el que tiene más, puede más” y viceversa; esta acepción tiene su auge a partir de la industrialización, de tal modo que como el dinero se fabrica a través de la conversión de recursos naturales en productos de consumo que tienen un valor monetario, el gobierno efectivo, es aquel que logra explotar y producir con más destreza, por ende cobrar más por su producción y finalmente tener más poder.
México supo desde 1859 que su recurso más valioso se llama petróleo, y a partir de la erección del estado libre y soberano producto del derrocamiento de la dictadura Porfirista en 1911, los gobiernos se dedicaron a explotar dicho producto nacional, sin embargo, no fue sino hasta 1934 año en que llegó al poder el Presidente Cárdenas, que el Petróleo se empezó a reclamar como propio y como tal, las ganancias que su explotación genera deben ser destinadas al crecimiento del Estado Mexicano.
Seis administraciones posteriores centraron su Proyecto Nacional de Desarrollo en la explotación del oro negro (además del desarrollo de la agricultura), pero la idea del beneficio nacional en cambio duró menos de 10 años, diversos factores políticos hicieron que el enfoque proteccionista fallara, lo único que sabemos con seguridad es que el gobierno fue incapaz de generar bienestar, falló en ser el más diestro y en cambio dejó a un país rico en recursos naturales, pobre de capital.
El Neoliberalismo entonces ofrece la visión de cambiar la situación económica. Resulta lógico que si el gobierno no sabe administrar recursos y no genera capital, entonces no debe “meter la mano” en asuntos económicos, su deber es simplemente el de vigilar que se cumplan las normas sociales a la par de establecer las
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