Plan de negocio Fruto del Marañon

Bailando en la Fiesta Funebre

Una noche como esta, el se fue, nunca dijo que se quedaría hasta el final, me dejo gritándome desde lo más profundo de su alma, no pienso volver nunca más, olvídame, Fueron sus últimas palabras mientras me conducía al abandono, mientras fallecía, me corte los brazos entonces, dejándome arrastrar entre las tinieblas. Me dejo con las fotografías, fotos de engaños, manchas en la alfombra; y manchas en el paisaje, canciones que hablan de felicidad murmuradas en sueños, cuando ambos sabíamos cómo sería el final.

La atmosfera se pudre con el tiempo, un día sin sustancia. Criaturas besándose bajo la lluvia se forman en la oscuridad.

A penas puedo ver los rayos del sol de mi corazón, la habitación es cada vez más pequeña y oscura, no puedo salir adelante, demasiados secretos, demasiadas mentiras, demasiadas lágrimas, demasiadas veces. No encuentro algo a lo que engancharme y sentirme bien. Un chico en la ventana me miro durante una hora, luego todo se acaba, como siempre, una vez más.

Cada madrugada oía la vos de un chico llamándome, el sonido es profundo en la oscuridad. Siempre perseguía aquella vos en la madrugada, pero siempre me encontraba sola, perdida entre la nada.

Fue entonces que me dirigí al mar mientras todos dormían, decidí suicidarme entre las olas y ahogarme, Fue en ese instante, que una chico apareció de la nada.

Él dijo, ya no estés triste. Te llevare al mundo olvidado, te llevare donde las miradas hirientes se pierden entre sí en la  muchedumbre feliz, te llevare muy lejos de aquí, donde puedas descansar.

Soy la soledad me dijo,  Sentí que su sonrisa me alentaba. Fue entonces que en aquella madrugada descendimos bajo un cielo sin estrellas, la muerte no es algo definitivo, si tan solo pudiera comprender eso. Me encontré caminando de pronto en un cementerio, mis ojos eran como corazones que estallaban  en un cielo teñido de sangre.

Él dijo que las almas eran selladas en este lugar, aquellas personas que se suicidaron por amor, forman a llegar ser parte de aquí, que el mismo amor, nos puede arrastrar hacia la misma muerte, miles de preguntas giraban a mi alrededor, pero me sentí abrumado.

Cruzamos por un rio cubierto de sangre bajo un cielo oscurecido, vi a una mujer sentada bajo un árbol encadenada, le dije a la soledad que representaba esta pobre mujer desdichada, la soledad me miro dulcemente, dirijamos a ella me respondió, sujétate de mí, y no temas al verla.  Aquella mujer entonces, levanto lentamente la cabeza, mi cuerpo temblaba constantemente,  me miró fijamente a los ojos, su dolor penetro mi corazón, pero, era en vano tener miedo.

Me dijo, hace 13 millones de años, que espero a mi ser amado, el aún no ha vuelto, pero vivo con la fe, de que regresara algún día. Su tristeza me dejo helado el corazón.

La soledad me susurro, diciéndome, que ella cuando se suicidio, quedo con ese pensamiento en la memoria, y ahora esta mujer, ha quedado eternamente sufriendo en estos lares fúnebres, fue entonces que seguí mi camino, guiado por la soledad.

El cielo más oscuro presencie, pintado de sangre en mi interior.

Ahora donde nos dirigimos, le pregunte a la soledad, y el respondió así, estamos ahora yendo a tu triste entierro. Pude ver mi nombre escrito en la lápida, le dije que significaba esto, la soledad me dijo, te detuve cuando estabas al borde del suicidio, me dijo que todavía no era mi destino fallecer.

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