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Posicionamiento


Enviado por   •  13 de Febrero de 2013  •  5.265 Palabras (22 Páginas)  •  331 Visitas

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Hoy la comunicación sí es un problema. Nuestra sociedad está supercomunicada. Cada año enviamos más mensajes y recibimos menos.

“Posicionamiento” es un enfoque nuevo de la comunicación.

Para muchos hacer publicidad significa vender el alma a los grandes consorcios norteamericanos; algo que no merece un estudio serio.

El posicionamiento es un concepto que ha alterado la naturaleza de la publicidad.

El posicionamiento comienza con un producto, que puede ser un artículo, un servicio, una compañía, una institución o incluso una persona. Pero el posicionamiento no se refiere al producto sino a lo que se hace con la mente de los probables clientes, cómo se ubica en ésta.

El posicionamiento se ha convertido en el elemento más importante para la gente dedicada a la publicidad y al mercadeo.

1.- ¿En qué consiste el posicionamiento?

El enfoque fundamental del posicionamiento no es crear algo nuevo y diferente, sino manipular lo que ya está en la mente; revincular las conexiones que ya existen.

La mente, que es una defensa contra el volumen de las comunicaciones de hoy, tamiza y rechaza mucha de la información que le llega. En general, solo acepta aquello que embona con los conocimientos y experiencias anteriores.

Son millones los dólares que se han gastado procurando cambiar mentalidades a base de publicidad. Una vez que alguien se ha formado una opinión resulta casi imposible cambiarla.

La única defensa que la persona tiene en nuestra sociedad supercomunicada es una mente supersimplificada.

El medio quizá no sea el mensaje, pero influye fuertemente en el mensaje. En vez de ser un sistema de transmisión, el medio actúa como un filtro. Solo una diminuta fracción del material original alcanza la mente del receptor.

La mejor manera de conquistar a nuestra supercomunicada sociedad es el mensaje supersimplificado. En comunicación, lo menos es más; como en arquitectura. Para penetrar en la mente, hay que afilar el mensaje, hay que echar por la borda las ambigüedades , simplificar el mensaje… y luego simplificarlo aún más para tener una impresión duradera.

Hay que buscar la solución del problema dentro de la mente del cliente, no dentro del producto, ni siquiera dentro de la propia mente.

Se debe concentrar en la manera de percibir que tiene la otra persona, no en la realidad del producto.

2.- El asalto a la mente

La publicidad, desde luego, es un pequeño canal en el gran río de la comunicación. Una razón por la que nuestros mensajes se pierden se debe a la cantidad de medios que hemos inventado para satisfacer nuestra necesidad de comunicación. Por ejemplo: existe la televisión, la radio, la calle (anuncios y tableros), periódicos, revistas, autobuses, hasta el cuerpo humano.

Cada día miles de mensajes publicitarios compiten por lograr un lugar en la mente del cliente. Y no hay que desconocerlo: la mente es el campo de batalla. Dicha guerra publicitaria tiene lugar dentro de unos 15 cms. de materia gris. La publicidad es un negocio brutal, donde los errores pueden resultar caros. Pero de la misma guerra publicitaria han surgido principios que nos ayudan a abrirnos paso en nuestra supercomunicada sociedad.

Otra razón de que los mensajes se pierdan es la cantidad de productos que hemos inventado para atender a nuestras necesidades físicas y mentales. Por ejemplo, la comida o la industria.

En el caso de los cigarrillos, actualmente aparecen en el mercado más de 175 marcas, en cuanto a medicamentos, en Estados Unidos existen unos 100000 medicamentos que se venden únicamente con receta.

Aunque parezca irónico, a medida que la efectividad de la publicidad disminuye, su uso aumenta. Y no sólo en volumen, también en número de usuarios.

Para hacer publicidad efectiva, actualmente hay que descender del pedestal y pegar el oído al suelo y entrar en sintonía con la frecuencia del probable cliente. En publicidad, la dignidad y el orgullo conducen a la destrucción, y el espíritu altivo es pregonero de la caída.

3.- Penetración en la mente

La mejor manera de penetrar en la mente de otro es ser el primero en llegar. Lo primero que se necesita para “fijar el mensaje en la mente de un modo indeleble”, no es un mensaje sino una mente. Una mente en blanco, que no haya sido marcada con el fierro de otra ganadería. Y lo que es cierto en los negocios lo es también en la vida.

Si no ha entrado en la mente del cliente en primer lugar, entonces tiene un problema con posicionamiento.

En publicidad el primer producto que gana la posición tiene una ventaja enorme, lo óptimo es que el propio producto sea el mejor.

Últimamente no hay empresas nacionales exitosas, y no es porque no lo hayan intentado. Por esto, los ejecutivos se muestran escépticos en el tema de la publicidad, en vez de buscar nuevas maneras de explotar la potencia de la sociedad, los gerentes inventan planes para reducir el costo de las que tienen en el momento.

Los años 50 marcaron la era de los productos, era una época en la que los publicistas fijaban su atención en las características del producto y en los beneficios que obtenía el cliente. Pero a finales de los 50, la tecnología empezó a mostrar la cara fea. La competencia era dura y no siempre honesta.

La fase siguiente fue la era de la imagen, las compañías bien constituidas se dieron cuenta de que la reputación era más importante para la venta de un producto que las características intrínsecas de éste.

Hoy es indiscutible que la publicidad está entrando en una nueva etapa en que la creatividad ya no es clave para el éxito. Para triunfar en nuestra sociedad toda compañía debe crearse una posición en la mente del cliente. Una posición que ha de tomar en cuenta no sólo los éxitos y fracasos de la misma, sino también los de sus competidores. La clave es la estrategia, no basta con inventar o descubrir algo, quizá ni va a ser necesario, basta con entrar en la mente del cliente.

4.- Las escalas mentales

Se saborea lo que se espera saborear, de no ser así la publicidad carecería de sentido. Si el consumidor en general fuera racional en vez de emocional, no habría publicidad; al menos tal como existe actualmente. Objetivo general de toda publicidad es elevar las expectativas;

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