Ética Y Gerencia. Una Reflexión De Fondo

Universidad de Oriente

Programa de Gerencia de Recursos Humanos

Profesora: Ana Villagrasa.

Presentado por: José F. Salazar A.

Ética y Gerencia Una Reflexión de Fondo

“Hay una sed de ética en América latina”. Es con esta frase como el Dr. y Prof. Bernardo Kliksberg, conductor de la iniciativa interamericana de capital social, ética y desarrollo del BID, comienza su articulo titulado “Ética y Gerencia de Organizaciones”, escrito en el año 2003. Si ciertamente esa frase se adecuaba muy bien al contexto de la época, y aun hoy se adecua a nuestro contexto actual, es de agregar que no solo encaja para nuestra América latina, sino que muy lamentablemente es posible parafrasear al citado autor diciendo que hoy: “hay una gran sed de ética en el mundo entero”.

Así como en aquel año (2003) la opinión pública de América latina reclamaba, mediante diversas vías, que el comportamiento de los líderes de todas las áreas del que hacer humano se viera orientado por criterios éticos. Hoy día, es la opinión publica mundial quien a través de los medios de comunicación tradicionales (periódicos, revistas, etc.), modernos (redes sociales, chat, video foros, etc.) y alternativos, denuncia abierta y constantemente el conglomerado de situaciones anti-éticas e inmorales en las que se ve envuelta nuestra sociedad en general. Siendo particularmente el eje central de estas denuncias el ámbito organizacional, tanto a nivel local y regional como nacional e internacional, con independencia total entre si son organizaciones públicas o privadas.

Aunque parezca increíble esta situación, es posible evidenciarla a diario sin necesidad de buscar mas allá que dentro de nuestro propio país. Esto, porque nuestra sociedad se ha transformado de hecho, debido a los efectos de la globalización y la transculturización, en una sociedad muy parecida a las demás a nivel mundial. En Venezuela, constantemente somos testigos directos de los innumerables casos de corrupción en los que la alta gerencia de las instituciones y empresas incurren sin el mayor remordimiento de conciencia; y a pesar de la existencia de numerosas leyes que pretenden poner fin a dicha realidad aun hace falta un factor común que lo pueda solventar; el cual mas adelante se piensa resaltar.

Pero primero, es de acotar que esta alarmante situación nos invita a preguntarnos: ¿Qué esta pasando hoy día con la ética en el entorno gerencial de las organizaciones? ¿Qué motiva tantos actos fraudulentos entre los altos directivos de las empresas privadas e instituciones públicas? Para dar respuesta a estas interrogantes es posible decir que una las causas fundamentales de lo que bien podría denominarse “vacío ético de la sociedad”, es la creciente desvinculación entre los valores éticos y las prácticas económicas actuales.

Es decir, los sectores económicos más influyentes en el mundo han promovido la idea de que existe un antagonismo irreconciliable entre la ética y la forma de llevar a cabo los negocios de una organización, si es que esta aspira conseguir prestigio y numerosos ingresos económicos constantemente. Esto ha su vez ha fomentado la competencia “no sana” entre las mismas; lo que en ultima instancia lleva a gerentes y administradores a poner en practica “cualquier estrategia” sin importar lo anti-ética que esta sea para satisfacer sus mal llamadas “necesidades” que generalmente no pasan de ser mas que vanidades y codicias que al mismo tiempo hacen gran daño tanto a otros como al ambiente.

Siguiendo el mismo orden ideas, cabe ahora preguntarnos: ¿en realidad es natural desvincular la ética de las prácticas económicas? Pues para responder a esto es necesario que ahondemos un poco en los efectos que esta desvinculación ha traído consigo. En primer lugar es de recordar que existen en el mundo miles de familias que viven en pobreza extrema, mueren al año cientos de niños por hambre, la discriminación es el pan de cada día para muchas mujeres y personas discapacitadas que buscan trabajo, los adultos mayores son cada vez más marginados; y mientras tanto un grupo mucho minoritario en comparación con el anterior goza de grandes fortunas, mas comida de la que pudiesen necesitar y mas dinero del que pudieran gastar. ¿Pero esto ha que se debe? Pues esto obedece al hecho de que como vemos en la cotidianidad, este último grupo que menciono generalmente ocupa altos cargos gerenciales en exitosas compañías que bajo una mascara de publicidad ofrecen al mundo productos o servicios que de una u otra forma terminan siendo fraudulentos.

En este punto se preguntaran: ¿viene al caso esta acotación? Sin duda alguna afirmo que si, puesto que los comportamientos anti-éticos en las organizaciones ha pesar de estar cien por ciento vinculados a actos de corrupción y malversación de fondos, no solo se quedan ahí sino que van mas allá. Las empresas en su afán de ocupar los principales puestos de poder han hecho caso omiso del daño que generan a otros con sus prácticas económicas depredadoras del medioambiente y generadoras de desigualdad. Y es precisamente la falta de ética del individuo lo que ha venido a ocasionar todo esto que anteriormente menciono; dejando claro así, que no tiene nada de natural desvincular la ética de las practicas económicas sino muy por el contrario, debe ser la primera (la ética) quien siente las bases y normas para la ejecución de las segundas (las practicas económicas) si es que de verdad se quiere frenar este proceso de descomposición social en el que se encuentra inmerso el mundo actual.

A sabiendas de esto, cabe ahora preguntarnos: ¿Cuáles han sido las causas que han motivado esta desvinculación? ¿Se ha preocupado la sociedad actual por proponer aportes para la solución de este problema? La respuesta ha dichas cuestiones podemos encontrarlas haciendo un análisis de fondo al artículo al que se hacia mención en el primer párrafo de este escrito. En él, mencionaba su autor, que un pensador americano, Amitai Etzioni (haciendo referencia al caso de corrupción de la empresa americana Eron y otros similares) señalaba (a groso modo) que la causa fundamental de este problema social se encontraba en la educación que estaban recibiendo los altos gerentes en las universidades. Este pensador, planteaba que era imperante incluir en la formación de los altos gerentes por lo menos una cátedra

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